A un año de zarpar de Mar del Plata, la querella dice que a los submarinistas «los mandaron a la muerte»

Los abogados Fernando Burlando y Valeria Carreras, apoderados de 11 de las 44 familias que piden justicia por los héroes desaparecidos, participaron junto a la jueza Marta Yáñez de una inspección ocular dentro de una nave similar, el ARA Santa Cruz, que arrojó conclusiones valiosas para la causa.

El ARA San Juan, el día que zarpó desde la Base Naval de Mar del Plata.

BUENOS AIRES.- Marta Yáñez, la jueza federal de Caleta Olivia que lleva adelante la causa por la desaparición del ARA San Juan y los abogados de la querella participaron esta semana de una inspección ocular a un submarino similar (el ARA Santa Cruz), para «visualizar in situ los sistemas y mecanismos más importantes del arma submarina, con el objetivo de elaborar posibles y eventuales puntos de pericia». Se llevó a cabo en el Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR), ubicado en Puerto Madero, y arrojó conclusiones valiosas para el devenir de la causa.

El estudio de Burlando representa a los familiares de los tripulantes Vargas, Santilli, Espinosa, Enríquez, Castillo, Valdez, Silva, Ortiz, Herrera, Leiva y García. «Para nosotros, en esta causa hay dos partes fundamentales. Primero, determinar por qué el submarino salió a navegar en las pésimas condiciones en que lo hizo. Y segundo, ¿qué pasó a partir de que se perdió contacto con la nave? Creo que hubo un gran desconcierto inicial, y eso jugó en contra de nuestros representados. Si esto se hubiera encarado de una manera directa y rápida…», sugiere Burlando.

En una entrevista con la revista Gente, el letrado acusó “vedettismos dentro de la fuerza” que hicieron que el comienzo de la búsqueda se demorara más de 30 horas y admitió que la situación los superó a todos. “Nadie estaba preparado para esto. La Armada tejió una gran cadena de ocultamiento, en la cual el Gobierno estaba presente, siendo ellos víctimas del ocultamiento. El mensaje que le llegaba al Presidente era un mensaje distorsionado, y tomó decisiones en función de lo que le decían”. Para el abogado, el ocultamiento “no fue una estrategia. Fue tratar de ir tapando agujeros sin responsabilidad, pensando que la situación podía revertirse”.

Los abogados señalaron que en la «lista de novedades» del 1º de septiembre de 2017, antes de que el ARA San Juan partiera a su misión, hay varios que certifican la precariedad con la que navegaron. Por ejemplo: el timón tenía un desfasaje de tres grados y medio hacia la banda de estribor. ”Hay una presunción de que navegaron con una válvula fundamental, llamada ECO-19, defectuosa. Si esa válvula no funciona, el submarino se llena de agua”.

La doctora Carreras, indicó que “en una misión anterior, que duró del 1º al 19 de julio de 2017, apenas unos meses antes de la tragedia, se cree que ya había fallado. Lo contó en testimonio, bajo juramento, un miembro de la tripulación que después de esa misión decidió dejar el submarinismo”.

Ese testimonio es el del teniente de Fragata Carlos Christian Schutz, tucumano de 33 años, quien aseguró que en aquella misión «…nos percatamos de que algo no estaba bien. Ante esa contingencia se anuló la maniobra y fueron a ver que había entrado agua en cantidad al pozo de snorquel; querían ver si había entrado por el sistema de ventilación. No pudimos saber en el momento por qué había entrado. Después hubo una discusión entre los maquinistas y pensaban que uno de los cabos había hecho mal una maniobra: pensaban que había fallado la ECO-19 (válvula de emergencia).

Durante el sistema de ventilación se comprobó que había entrado agua hasta el ventilador de buque. Después de ese ventilador el aire que se chupa por snorquel barre el aire que ingresa a baterías. Si entraba agua allí podría haber ocurrido un cortocircuito provocando un arco voltaico y una descarga eléctrica brusca en los elementos de batería, que por electrólisis emanaría gases de hidrógeno… Además el agua salada mezclada con el ácido de las baterías puede generar gas cloro, que es venenoso para el ser humano». Después de ese episodio –que compartió codo a codo con Jorge Mealla y Alejandro Tagliapietra, dos de los 44 tripulantes desaparecidos–, Schutz abandonó el submarinismo. «Tengo esposa y un hijo de dos años… Por eso me lo replanteé», aseguró a Gente.

Entre otros puntos que figuran en la lista de novedades del ARA San Juan figuran: Eyector de señales: eyector de popa, fuera de servicio. Sistema de apertura de porta externo, trabado. Timón vertical presenta un desfasaje de 3 grados a la banda de estribor. Se presume que el origen de la falla es mecánico. Sistema de rescate externo: ambas escotillas de rescate no se encuentran certificadas.

Además, el repaso incluye equipos de escape faltantes y vencidos, tuberías «con avanzado estado de corrosión» porque no son de acero inoxidable, y demás deficiencias que la pericia y vocación de servicio de los submarinistas suplían con esfuerzo.

El abogado Burlando indica que “las escotillas deben estar certificadas, para que todas tengan la misma medida universal, aptas para un rescate. El ARA San Juan no las tenía… Por eso digo que hay una responsabilidad que pasa los límites de la negligencia. Por todo esto, representarme el resultado «muerte», efectivamente, no es una hipótesis, sino una seguridad. Es como salir a la ruta sin freno, con gomas lisas y a 200 kilómetros por hora”.

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