Paola regresaba, junto a su familia, a Ushuaia de sus vacaciones en el norte del país, cuando se encontró con el accidente en el que murió el joven Rodrigo Soria producto de un vuelco. “Estuvimos cincuenta minutos tratando de hablarle y murió agarrado de mi mano, fue horrible no poderlo ayudar”, dijo. Cuestionó el deficiente trabajo de socorro de de la Policía Chilena y de otras instituciones, además de la falta de ambulancias en la frontera argentina.
RIO GRANDE.- Rodrigo Soria (33) falleció el domingo tras un accidente registrado cerca de la frontera, en la localidad chilena de Onaisin. El auto en el que viajaba junto a dos amigos, luego de un fin de semana en Punta Arenas, dio varios vuelcos en un lugar donde termina el pavimento y comienza el ripio, una zona que -aseguran- no advierte a los viajeros sobre este cambio abrupto en el camino, y de hecho un día antes había ocurrido otro accidente por el mismo motivo.
El joven se llevó la peor parte ya que no viajaba con el cinturón de seguridad ajustado, y fue despedido del auto. Una de las primeras personas en llegar al lugar y tratar de socorrer a Rodrigo y sus acompañantes -que solo sufrieron lesiones leves- fue Paola González, quien regresaba rumbo a Ushuaia ese mismo día, junto a su familia de unas vacaciones en el norte del país.
En Fm Aire Libre Paola contó cómo fueron esos últimos momentos junto a Rodrigo, quien estuvo inconsciente pero con vida durante 50 minutos, y cuestionó las tareas de socorro de parte de la Policía Chilena y otras instituciones, además de la falta de ambulancia en la frontera argentina.
“A nosotros, el chico nos pasó en la ruta pero no a alta velocidad, venía normal, cuando lo alcanzamos fue porque había volcado el auto. Nos bajamos porque ubicamos el auto que habíamos visto que nos pasó en la ruta. Tratamos de ayudar porque había poca gente”, contó la joven.
La primera escena que vio al llegar al lugar fue a “Rodrigo tirado y tapado con una frazada. Divisamos a Jorge (Vázquez) que era quien iba manejando y Alberto (Paniagua) persona que nos pedía que lo ayudáramos con Rodrigo (Soria)”.
“Tratamos de que se calmaran un poco y les dimos agua –continuó- llegaron unas personas que eran de Defensa Civil de Argentina que andaban viajando, yo me quedé con Rodrigo tratando de hablarle para que no se durmiera”, relató Paola.
“Le empezamos a hacer calentamiento en brazos y manos para que volviera, pero en un momento dejó de tener pulso y el hombre de Defensa Civil me hizo señas de que ya estaba, que no podíamos hacer más”, contó.
Aseguró que “fue un momento muy horrible, de una impotencia muy grande porque la gente chilena no vino, llamaban de todos lados, y en ningún momento vino nadie de Gendarmería o una ayuda que hubiera podido salvarlo, no llegó nadie”.
En este sentido dijo que “yo estuve una hora y Rodrigo habrá estado vivo 50 minutos donde lo podrían haber salvado si llegaba una ambulancia, en un momento llegaron dos mujeres chilenas que dijeron no lo vamos a dejar morir hagámosle resucitación, pero no pudimos. Intentamos todo”.
“Él lo último que hizo, fue agarrar mi mano que yo lo tenía agarrado, y con la poca fuerza que tenía me apretó y ahí quedó. Fue horrible no poderlo ayudar. No lo conocía pero me parece muy injusto que no haya habido un cartel en el lugar que dijera que se terminaba el pavimento y seguía la calle ripiada”, dijo Paola emocionada al recordar el momento.
Sin poder hacer nada más, la mujer y su familia regresaron rumbo a la provincia, pero antes hicieron paso por San Sebastián chileno. “Cuando le cuestionamos esto a los carabineros nos contestaron que el viento voló el cartel que advertía el fin del pavimento. Me parece que no es justo contestar así, porque un muchacho murió a causa de esto y una persona un día antes sufrió un accidente”, dijo.
“El vuelco ocurrió no muy lejos de San Sebastián, no habré tardado diez minutos después en llegar a la aduana chilena, y recién iban pasando las dos ambulancias de Río Grande a asistir a los heridos. En el puesto de San Sebastián no había ambulancias, vinieron desde el hospital”, cuestionó además.
Y dijo que “deberían tener una ambulancia en la frontera chilena. Somos argentinos pero pasamos por sus rutas, pagamos un seguro para transitar, y ver a una persona morir de tu mano es lo peor que me pudo pasar en un viaje. Ese muchacho tenía 33 años, yo tengo hijos y pensaba en su madre. Fueron cincuenta minutos tratando de hablarle y tenerlo vivo esperando una ambulancia, Rodrigo no murió solo porque éramos varias personas, pero no lo podíamos ayudar, nadie lo ayudó”.
Finalmente expresó que “no puede ser que Carabineros no haya asistido al momento, estaban a pocos minutos, lo único que hicieron cuando llegaron fue sacar fotos, no preguntaron si las personas estaban vivas o muertas, fue una vergüenza lo que hizo la gente chilena que podría haber mandado una ambulancia y llevarlo, porque nosotros no teníamos nada, sacábamos los botiquines de los distintos autos pero no teníamos nada”.
Rodrigo Soria falleció el domingo tras un accidente registrado cerca de la frontera, en la localidad chilena de Onaisin.