Ayer, mientras disputaba un partido oficial de futsal, murió Alejandro Navarro, conocido popularmente como “Guata”. Tenía tan sólo 55 años. Fue una estrella que brilló en el deporte. Trascendió desde su Río Grande natal hacia todo el país y el mundo. La Confederación Argentina de Futbol de Salón lo reconoció como uno de los cinco mejores jugadores de todos los tiempos. Su repentina desaparición conmovió a la población. Se determinó duelo por 48 horas. Sus restos serán velados en el Centro Deportivo Municipal, en cuya cancha supo demostrar toda su habilidad en el juego de pelota.
RIO GRANDE.- De forma sorprendente, dejó de existir ayer Alejandro “Guata” Navarro, para muchos el mejor jugador de futsal riograndense de todas las épocas, y se fue en uno de los lugares donde más supo ser feliz, en un rectángulo de juego compartiendo cancha con amigos.
Conmoción causó la noticia del fallecimiento del ídolo fueguino; minutos después de las 18:30 y jugando un cotejo oficial por la Copa Ciudad de Río Grande de Futsal CAFS defendiendo los colores de Luz y Fuerza Legends ante el actual campeón de la máxima divisional, el otro conjunto de Luz y Fuerza, Navarro se aprestaba a salir de la cancha y en ese preciso instante se desvaneció cayendo el piso y comenzaron los trabajos de reanimación a la espera de la llegada de las fuerzas vivas de la ciudad.
La ambulancia lo trasladó de urgencia al nosocomio local, pero ya no había nada que hacer, su corazón no resistió el paro cardiorrespiratorio sufrido en el gimnasio Malvinas Argentinas de Chacra XIII.
La vida de un campeón
Desde chico comenzó la leyenda; antes de los 10 años ya era conocido como Guata y su nombre hacía ruido junto con el de Cachi Oyarzún, su compadre futbolístico de toda la vida, brillando en aquel Torino campeón en el Torneo Día del Niño en 1977 e integrando por primera vez una selección de Río Grande.
A partir de allí fue creciendo y creciendo hasta llegar al club que más títulos alcanzó, Tolhuin, el que llegó para opacar a los grandes clubes de la época y vivir clásicos apasionantes con San Martín. En el Imprentero, ganó 9 certámenes locales, tres Provinciales, y lo llevaron a ser el primer conjunto de Río Grande en representar a Tierra del Fuego en un Nacional de Clubes, fue en San Juan 1989, mientras que en Las Heras 1992, fueron Subcampeones Nacionales al caer frente a Universidad Nacional de Rosario por 6 a 3.
A nivel Selección, fue el Gran Capitán de los seleccionados que marcaron una época e hicieron historia; en 1991 se coronaron campeones argentinos jugando de local, alcanzando el segundo título para Tierra del Fuego después del conseguido en marzo de 1979 pero correspondiente a 1978.
La proeza más grande la alcanzaron en Rosario ‘93, le ganaron a los locales 2 a 1 y se alzaron por tercera vez con un título. Ya era respetado en todo el país.
En Semana Santa del ‘95 juega su último partido con la Selección de Río Grande; jugando ante Santa Cruz por un Patagónico, se corta el tendón de Aquiles y no vuelve a jugar más por su ciudad; su primera gran ausencia fue en Ushuaia ‘97 cuando Río Grande vuelve a coronarse como el mejor del país.
Integró muchos seleccionado argentinos, y fue mundialista en tres oportunidades; Australia 1988, Italia 1991 y Argentina 1994 donde se corona campeón del Mundo junto a otros dos fueguinos Pache Barrientos y Gustavo Ferreiro.
Antes de que finalice la década del ‘90, la Confederación Argentina de Fútbol de Salón lo condecora como uno de los mejores cinco jugadores argentinos de todos los tiempos, engrandeciendo aún más su enorme figura.
Fue nuestro embajador, fue nuestro Gran Capitán, fue ídolo de muchas generaciones que crecieron viéndolo jugar en el Centro Deportivo Municipal, donde alcanzó hitos que jamás se borrarán, como aquella final Provincial ante Ushuaia en 1989 cuando perdían 0-4 y lo ganan 5-4 con un golazo del capitán, o ese 12 a 3 en la Final Provincial de Clubes ante San Martín. Esa noche estuvo presente en el Centro Deportivo Municipal Antonio Alberca, presidente de FIFUSA, el entre rector en todo el mundo de futsal, y se maravilló con su actuación, anotó ocho de los doce goles del Imprentero.
Si era una leyenda viviente, ayer pasó a ser un mito, un súper héroe, el mejor de su especie, justo en la provincia que mama el futsal como pocas en el Mundo. Adiós a nuestro 10.