Alberto Drajner, si bien no fue mi padre de sangre, lo fue de la vida. El emotivo recuerdo de Osvaldo Decaneo quien lo lleva siempre presente en su corazón.
RIO GRANDE (Por Osvaldo Decaneo).- Alberto Drajner, ese rumano soñador quien en los años 60 comenzó a recorrer la Patagonia y así llego a Río Grande; con su libros y enciclopedias a cuestas, vendiendo planes especiales a los agentes de YPF y al pueblo en general.
Revendía artículos de tienda en general, en Perito Moreno 583 (una casa de madera perteneciente al señor Tanarro). Allí estableció su negocio, extendiendo su venta a juegos de living.
Trabajador, apasionado y afiliado al PC. Por esa militancia, en dos oportunidades fue a parar al presidio. No obstante, mantuvo la fidelidad a sus principios.
Desde Perito Moreno traslada su negocio a un local en Piedra Buena 820, hasta llegar finalmente a Lasserre 567, creando así “Casa Magallanes”, un ícono en la ciudad.
No conforme con esto, expande su emprendimiento a la ciudad de Ushuaia (en la intersección de las calles Maipú y Belgrano), en donde se instala la sucursal de Casa Magallanes, en un edificio de dos pisos.
Mi querido viejo riograndense, Alberto Drajner, en el recuerdo de Osvaldo Decaneo.
Y así, con su empuje, su mirada visionaria, su responsabilidad, fue marcando presencia en esta bendita isla.
Hay anécdotas que lo pintan de cuerpo entero, por ejemplo, en una oportunidad una persona conocida de Río Grande estaba construyendo una pequeña residencia con varias habitaciones para alquilar. Vino a ver a Drajner para que le preste una determinada cantidad de dinero para cubrir el préstamo del Banco, a cambio le entregaba un Fiat 600.
Drajner sacó el dinero, se lo dio, pero no aceptó el Fiat, que era de mucho más valor que lo que él le prestaba y le dijo: ”pibe, andá, vendé el coche y cuando puedas me devolvés lo que te presté y te quedás con la diferencia”.
Hoy ya no está entre nosotros físicamente pero, donde estés, querido Alberto, te abrazo con el corazón. Mi querido viejo riograndense y cómo olvidar el ”compre y deba… Magallanes aguanta”.
Otra anécdota: “Pleno proceso militar. Un grupo de soldados bajó de un camión en la puerta del negocio de Perito Moreno. Lo revisaron completo, con fusiles en mano y de allí lo llevaron al Hotel Villa (era donde Drajner se hospedaba).
Le revisaron la habitación hasta el último rincón buscando propaganda comunista; no encontraron nada. Uno de los soldados que participaba en el allanamiento, en sus ratos libres, vendía libros para Drajner.
Entre la gente amiga de Alberto estaba el “Nene” Martínez y la familia de Antonio Fernández Lamas (dueño de la Tienda “El Encanto”), Nieva Otero y la familia de Bocha y Emilia Bonifetti (dueños de la librería Mickey), el contador Luis Grieco, el doctor Mario Feuillade, Enrique Astesano, “Calala” Alarcón y muchos más.
Y así, con esta manera de ser, tan especial, nos educó a todos. Básicamente con su ejemplo.
Hoy ya no está entre nosotros físicamente pero, donde estés, querido Alberto, te abrazo con el corazón. Mi querido viejo riograndense y cómo olvidar el ”compre y deba… Magallanes aguanta”.
Muy lindo el recordatorio a don Drajner…un personaje inolvidable,muy querido..te felicito Osvaldo por el recuerdo..un abrazo