En las últimas semanas la Anmat prohibió varios productos rotulados como aptos para celíacos que carecían de la certificación correspondiente.
RÍO GRANDE.- En las últimas semanas la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) retiró del mercado en seguidilla varios alimentos por el mismo motivo: se presentaban como libres de gluten, pero no cumplían los requisitos para ser considerados en esa categoría.
Desde una cerveza “sin TACC” (sin trigo, avena, cebada ni centeno) hasta el popular producto venezolano Harina PAN, con el que se hacen las arepas, fueron prohibidos por el organismo. Y otros más están a punto de ser retirados de las dietéticas y de las góndolas de los supermercados.
Más allá de las disposiciones oficiales y los “casos en investigación” —que aumentaron exponencialmente desde 2016 cuando la Anmat realizó la última encuesta nacional sobre celiaquía—, crecieron 300% las denuncias de los consumidores.
Ante la recurrencia de retiros del mercado de productos caratulados como sin TACC, la comunidad celíaca en el país encendió el alerta desde las redes sociales. Pero esta “psicosis”, como la describen desde la Asociación Celíaca Argentina, puede ser peligrosa, porque puede terminar generando desinformación.
El último caso resonante, publica Clarín, fue el retiro de la venta al público en todos los comercios del país de varios productos de la conocida línea de harinas precocidas de maíz PAN. Muy utilizadas en los hogares de los venezolanos que viven en la Argentina para preparar las arepas y las cachapas.
Desde la Anmat informaron que en los envases de esos productos importados figuraba la leyenda “libre de gluten”, pese a que eso no había sido autorizado por ese organismo.
“La harina PAN puede ser considerada libre de gluten en Venezuela, pero si no tiene la etiqueta que la certifique por la Anmat no se puede vender en Argentina como libre de gluten”, detalla a este diario Mariana Holgado, de la Asociación Celíaca Argentina.
El rotulado de ese producto, su etiqueta “de origen” —no la blanca que se pega sobre ella— infringe la normativa vigente en cuanto a la denominación de venta, la lista de ingredientes, la tabla de información nutricional, el origen y las leyendas sobre alérgenos.
Pero no es “solo un problema de papeles”, explica Holgado. Y amplía: “En las redes sociales o en los grupos de WhatsApp que hablan del tema dicen que ‘es solo porque falta la etiqueta’ y no es así. Como no fueron autorizados acá con la condición de libre de gluten, no se puede garantizar la seguridad [de ese producto] para la población celíaca”.
La “Ley Celíaca” es de 2009 y su reglamentación data de diciembre de 2011. A partir de esa norma, es el Ministerio de Salud, a través de la Anmat, la autoridad que articula la normativa con las áreas de Bromatología de cada provincia para la confección de un reglamento para la fabricación y/o venta de productos libres de gluten.
“En marzo de 2012 había 1.400 productos libres de gluten en el listado. Hoy tenemos casi 16.000”, dice Roberta Sammartino, directora de Prevención, Vigilancia y Coordinación Jurisdiccional del Instituto Nacional de Alimentos (INAL), que depende de la Anmat.
“Ha habido un aumento marcado de la disponibilidad de estos alimentos. Diez veces más que antes. Por eso nosotros tenemos un control profundo sobre el listado actual. Y ese listado ‘cumple’. Es libre de gluten y así se mantiene. Pero la gente en lo que más confía es en el logo. El Estado viene después”, sostiene Sanmartino.
Se refiere a que solo algunos celíacos revisan el listado luego de ver el logo en los envases. Uno de cada diez de ellos usa el listado, mientras que los otros nueve de cada diez confía en el logo. “Por eso —apunta Sammartino— nos estamos fijando específicamente en esos productos”.
Para que un producto figure en el listado oficial, una autoridad sanitaria debe haber evaluado todo su proceso de producción hasta llegar a las góndolas. Lo que implica controles en las instalaciones del establecimiento productor —para constatar que allí están dadas las condiciones necesarias— y a la capacitación de su personal. También los proveedores de las materias primas deben cumplir ciertos requisitos. Ese es el único modo de mantener en el tiempo la condición de “libre de gluten”. No alcanza con que el análisis a una muestra indique que el alimento no contiene trigo, avena, cebada o centeno (los cereales que afectan a la población celíaca).
Para obtener de modo legítimo el logo de “Sin TACC” también se exige a la empresa productora que se responsabilice en mantener esa condición del producto al momento de la comercialización.
“Esto no es sólo administrativo y burocrático. Es una cuestión sanitaria. Por ejemplo, si el proveedor que traía el queso no puede mantener la demanda y la elaboradora tiene que salir a buscar otro, no lo puede hacer nada más por precio, tiene que encontrar otro igual de apto”, detalla Sammartino.
“En esa encuesta (la de 2016), los seis mil celíacos entrevistados en todo el país nos decían ‘vemos productos con el logo pero que no están en el listado’. Entonces decidimos monitorearlas. Ahí detectamos que había algunos que la norma llama ‘falsificados’. Es decir, que llaman a un producto como algo que no es. En este caso: libre de gluten”, explica la funcionaria del INAL.
La mayoría de los retiros preventivos o prohibiciones de la Anmat son a productos que tienen el logo “sin TACC”, pero que no están registrados como alimentos de esa condición. Pero el retiro no implica necesariamente que contengan gluten.
Desde enero a fines de noviembre de este año, la Anmat realizó 109 retiros del mercado. De ese número, trece (casi el 12%) correspondieron a alimentos para celíacos.