Un grupo de personas inició una campaña para promover la puesta en valor de la Estación Experimental Nave Tierra construida en 2014 por 86 voluntarios de todo el mundo y que hoy se encuentra prácticamente cerrada y sin uso.
USHUAIA.- Aunque muchos lo ignoren, uno de los símbolos globales de la economía circular y la autosuficiencia se encuentra emplazado en esta ciudad aunque, lamentablemente, en estado de abandono. Se trata de Tol Haru o Estación Nave Tierra del Fin del Mundo, una construcción autosustentable, ideada por Michael Reynolds y construida en 2014 por 86 voluntarios provenientes de diferentes partes del mundo que vinieron a aprender la técnica para aplicarla en los lugares más remotos de la tierra.
La estación fue levantada utilizando 333 neumáticos, 3000 latas de aluminio, 5000 botellas de plástico y 3000 botellas de vidrio. Consta de dos volúmenes cilíndricos de 50 metros cuadrados y un armazón de cristales que permite que el espacio mantenga una temperatura constante de entre 18 y 22 grados, ahorrando energía eléctrica.
Además, la sostenibilidad del proyecto se define en base a la refrigeración y calefacción mediante masa térmica, además de integrar la recolección, filtrado y limpieza del agua de la lluvia, el tratamiento de las aguas residuales, la producción sostenible de frutas y verduras, y el abastecimiento energético por medio de energía eólica y solar.
Este espacio fue construido sobre un terreno donado por la Municipalidad que luego quedó a cargo de ella a través de la Secretaría de Cultura y permaneció abierto como estación experimental durante dos años. Desde su construcción hasta que fue cerrada, recibió la visita de miles de turistas, ambientalistas, alumnos de las escuelas y visitantes de todo el país y del mundo que se acercaban, no solo para contemplar su belleza, sino también para apreciar cómo una casa puede tener vida propia, adecuándose a la temperatura exterior y aprovechando la energía y el agua que la naturaleza proveen sin gastar dinero.
Hoy Nave Tierra permanece cerrada y sin uso, lo que le impide mantenerse en condiciones. Sin plantas, sin que se utilice el agua ni se ventile, ni se usen las luces, todo el equipamiento sustentable se ha ido deteriorando, tapándose filtros que se autolimpian solos y arruinándose los sistemas de provisión de energía que almacena electricidad a través de baterías.
Por ello y con el único propósito de colaborar en la apertura de la estación tal como fue concebida, se creó un asociación denominada Amigos de Nave Tierra, integrada por representantes de diferentes organizaciones ambientalistas de la ciudad y colaboradores voluntarios dispuestos a ayudar al municipio sumando el trabajo y los recursos que sean necesarios para poner en valor el edificio.
Como primera medida, el sábado 16 de julio se proyectará en la sede Irigoyen de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF) el documental “Un nuevo mundo para el fin del mundo”, que relata la historia de cómo se construyó Nave Tierra y el significado del proyecto.
Los organizadores adelantaron que “el propósito es reunirnos todos los que creemos que ese espacio debe volver a ponerse en funcionamiento para que la gente lo conozca y descubra las posibilidades que tiene. Queremos poner en valor nuevamente ese espacio que es un símbolo internacional de la sustentabilidad”, destacaron.
Además, afirman que “una ciudad verde como Ushuaia, no puede darse el lujo de tener cerrado ese edificio y mucho menos cuando tenemos tanta necesidad de espacios para realizar talleres, capacitaciones y seminarios. Es un lugar fantástico para concientizar sobre la transformación de lo que ya no se usa”.
Los organizadores invitan a todas las personas, entidades e instituciones de Ushuaia y Río Grande interesadas en difundir el documental y participar de esta movida, a comunicarse a través de la página de Facebook Estación Experimental Nave Tierra Ushuaia, para coordinar y seguir sumando voluntades.