Ariela del Carmen Saldivia es una de las antiguas pobladoras quien es protagonista de una de las historias más interesantes de la ciudad. Su relación con la crónica de Río Grande comienza desde el mismo momento en que arribó a la Argentina proveniente de Chile. Junto a su marido realizó una labor muy importante para cruzar, desde el casco viejo hasta el barrio CAP, o viceversa, a la población de la época, cuando aún no estaba vigente el puente “General Mosconi”. Reconocida como “Ariela La Botera”, es una de las mujeres ícono en la historia de la ciudad norte.
RIO GRANDE.- En el marco del 101° aniversario de la ciudad de Río Grande, diario El Sureño mantuvo contacto con Ariela del Carmen Saldivia, quien es muy conocida como “Ariela La Botera”.
En la previa del cumpleaños 101 de Río Grande, Ariela recordó algunos detalles de su vida.
“Llegué a la isla el 20 de octubre de 1960 con 28 años, junto con mi marido y uno de mis hijos. Venía a estar sólo dos años y ya llevo sesenta. Cuando llegamos, yo vivía en el centro de la ciudad en la calle Fagnano”.
La “Botera” rememoró que salió de Castro en barco. “De ahí nos fuimos hasta Punta Arenas y luego a Porvenir, en la barcaza. Una vez en Porvenir, emprendimos el viaje hacia Río Grande en un jeep de seis personas”.
Ariela dijo que una vez que logró descansar 5 días se puso a trabajar. “Mi primer trabajo fue como empleada en la casa del Dr. Pacheco donde pasé dos años y medio apenas llegada a la isla”.
Por otra parte, agregó que “al dejar de trabajar ahí, mi marido compró un bote que el Doctor no iba a utilizar más y Prefectura nos dio el permiso para hacer nuestra casa por la línea del río y ahí nos quedamos. Cruzábamos todo el tiempo, íbamos y veníamos”.
Ariela es parte importante de la comunidad, ya que hace años atrás, cuando solo existía el viejo puente colgante para llegar de un lado a otro del pueblo, era ella quien con su bote cruzaba a la gente.
En su relato recordó que cuando llegó a la ciudad, antes de la construcción del Puente General Mosconi, trabajó durante dos años y medio como ama de casa para la familia del Dr. Pacheco. “Ahí fue cuando mi marido se compró el bote. Del otro lado del CAP había un hotel y ahí llegaban los barcos de Buenos Aires. No hacía falta nada, había sobra de todo; se quedaban una semana porque traían las cosas, descargaban todo ahí y volvían a cargar. Desde que empezó el frigorífico había botes para no dar toda la vuelta, había pocos autos y salía muy caro. El CAP puso un almacén y ahí comprábamos todo, incluso la gente del centro, porque vendía más barato”.
Ariela recordó que trabajó mucho antes de que se construyera el Puente Mosconi. “Luego de que se hizo el Puente se trasladaron todas las casillas que estaban cerca del AGP y las llevaron al Austral”.
Aniversario número 101
“Yo nunca imaginé que iba a poder vivir el cumpleaños número 100 de Río Grande y menos aún que cumpla 101 años”.
Nunca imaginé que ese pequeño pueblo que yo conocí, que tenía una única comisaría que estaba en calle Elcano cerca de lo que es hoy la estación de servicio donde estaban las casitas verdes, se convirtiera en una ciudad tan grande como lo es hoy”.
En su relato recordó a esa ciudad pequeña. “Estaba el hospital que era la décima parte de lo que es ahora y la iglesia Don Bosco era apenas una capillita. Lo único que era grande era el BIM N°5”. Dijo que, además, había un gran caserío y nada más”.
La esperanza
Ariela La Botera saludó a todo el pueblo de Río Grande y se alegró por ser partícipe de estos festejos. “Yo sólo quiero que a la gente de Río Grande le vaya bien porque todos los que vinimos a vivir acá lo hicimos para estar mejor y creo que todos compartimos ese sueño. Ese fue mi sueño cuando me vine desde Chiloé así que ese es mi deseo para todo el pueblo de Río Grande en este cumpleaños número 101”.