Al menos 20 menores de edad fueron presentados como nuevos integrantes de la policía comunitaria en un pequeño pueblo indígena del sur de México, luego del resurgimiento de la violencia de grupos del crimen organizado.
CIUDAD DE MEXICO (Reuters-NA) Por Javier Verdin.- Armados con rifles y palos y con la cara cubierta por pañuelos, 15 niños y cinco niñas de entre 12 y 17 años desfilaron el miércoles en la cancha deportiva del pueblo antes de integrarse a las labores de patrullaje de Ayahualtempa, una zona enclavada en la sierra del estado Guerrero, que se disputan diversos grupos criminales.
“Por la inseguridad no podemos estudiar”, dijo un adolescente reclutado al canal de televisión Milenio. El joven agregó que, tras unas breves lecciones, aprendió a disparar en diferentes posiciones.
El hecho ocurre luego de que el viernes cuatro integrantes de una familia fueron secuestrados en la zona, sin que hasta el momento se tenga noticias sobre su estado de salud o paradero.
Una de las autoridades locales, Antonio Toribio, explicó que los menores de edad resguardarán el pueblo, de unos 700 habitantes, mientras los mayores salen a buscar a los desaparecidos la semana pasada.
“Ya no vamos a permitir más que nos sigan secuestrando gente, (que) nos sigan desapareciendo gente”, dijo Toribio.
Recientemente, la violencia ha recrudecido en Guerrero, uno de los estados más pobres de México. A principios de enero, un ataque con drones supuestamente perpetrado por la organización criminal La Familia Michoacana habría dejado unos 30 civiles muertos, según organismos de derechos humanos.
La Fiscalía de Guerrero dijo el jueves que continúa buscando a los cuatro desaparecidos en un operativo junto a elementos del Ejército y la Guardia Nacional.
Esta no es la primera vez que niños y adolescentes son armados en Guerrero. Los constantes ataques y las condiciones de asedio que enfrentan los pobladores enfatizan el poder del crimen organizado y el fracaso de las autoridades mexicanas.