El vestigio de arte rupestre que encontró junto a su equipo está en la Bahía Yendegaia al sur de la Isla Grande de Tierra del Fuego, a pasos de un nuevo camino que construye el gobierno de Chile para dar conectividad a Puerto Williams.
USHUAIA.- Este año el ministerio de Obras Públicas de Chile encargó un trabajo de levantamiento de información arqueológica en Yendegaia, al suroeste de Tierra del Fuego, al equipo liderado por Francisco Gallardo, profesor del naciente programa de Arqueología UC que abre sus puertas en 2018, e investigador del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR).
Tras inspeccionar los alrededores el académico se encontró con un inédito vestigio de arte rupestre que se enmarca en un “sistema visual” de cobertura regional. Diseños que también son semejantes a aquellos de pintura corporal indígena registrados por el sacerdote y etnólogo Martín Gusinde a inicios del siglo XX.
Hasta hace poco tiempo no existía registro de pinturas rupestres al sur del Estrecho de Magallanes y sólo recientemente se refutó esa premisa con hallazgo en Cabo de Hornos y otro en Isla Picton. Se suma a estos el descubrimiento del único sitio de arte indígena en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Está situado en la Bahía Yendegaia, donde Gallardo asegura existen múltiples zonas de asentamiento yagán (yámana), etnia canoera que sería la responsable de esta representación realizada en ocre rojo.
El equipo de Gallardo llegó al territorio austral con el fin de impulsar un proyecto de investigación que busca comparar a cazadores y recolectores marinos que viven en zonas extremas. “Habíamos hecho trabajos en la costa del desierto de Atacama que es un lugar donde no llueve, la temperatura es alta todo el año, donde no hay agua dulce. Queríamos ver si en el extremo sur las tecnologías de caza y habitación eran parecidas pese a las diferencias culturales y las condiciones del territorio”. En este contexto, hallaron esta pintura que si bien no ha sido datada con exactitud, se estima que podría corresponder a la época de contacto con los europeos en el siglo XVI o algunos siglos antes.
Etnias australes
Previo a la llegada de los arqueólogos a Yendegaia, explica Gallardo, se había efectuado un registro sitios habitacionales yaganes, pero durante su estudio se constató que eran muchos más de los originalmente señalados. “Sabemos que en el siglo XIX había comunidades yaganes viviendo aquí. (…) La pintura es un hallazgo fantástico porque si uno mira el arte rupestre de toda la región, incluyendo la Patagonia chilena austral, conforma un extenso sistema visual creado mediante líneas y puntos con muchas semejanzas”, explica.
Así, con líneas y puntos, continúa, construyeron figuras antropomorfas, animales y figuras geométricas simples y elaboradas. Esto, según el académico demuestra que la interacción entre etnias fueguinas de cazadores terrestres y marinos era recurrente. Una hipótesis relevante si se considera que en ese entonces, al igual que en la actualidad, las vías de acceso y comunicación entre los territorios de la zona son de muy difícil acceso.
Las etnias australes, señala el investigador, invertían mucho esfuerzo en relacionarse, lo que contribuía a “la disminución del riesgo de vivir en un ambiente hostil y permitía que sus interacciones con otras personas estuviera siempre abierta, operando como un mecanismo de supervivencia”.
Este hallazgo en Yendegaia se ubica en un afloramiento rocoso rodeado de pantanos y es el único registrado en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Si bien es una zona donde se producía un encuentro entre canoeros kawéskar de Isla Dawson y yaganes del Canal Beagle, “Probablemente existan otras pinturas en los antiguos caminos que hoy no han sido encontrados, pues es un terreno muy boscoso”, apunta.
El valor de esta pintura, manifiesta Gallardo, va más allá de lo patrimonial. “Pues ella muestra una asombrosa sincronía con el presente, debido a que su descubrimiento se enmarca en un gran esfuerzo contemporáneo por generar conectividad”. Actualmente, advierte, Puerto Williams es una de las zonas más desconectadas del territorio, pues se necesitan más de 30 horas de ida y vuelta en barco para llegar a Punta Arenas.
Respecto del trabajo encargado por el MOP, Gallardo explica que terminaron la primera etapa y que en este momento están en proceso de informar al Consejo de Monumentos Nacionales sobre los hallazgos. La segunda fase que comienza desde ahora, consiste en excavar en esta bahía habitada por el pueblo yagan, y donde antaño también ingresaban los kawéskar cruzando la cordillera Darwin al sur de Tierra del Fuego.
El nuevo camino en construcción, está cerca del bloque rocoso, de manera que recomendarán al Consejo de Monumentos Nacionales, generar medidas de protección de los antiguos asentamientos indígenas. La puesta en marcha de esta ruta permitirá que la gente de Puerto Williams transite desde la isla Navarino hasta Punta Arenas, en sus propios vehículos.
“En Chile hay un déficit enorme de arqueólogos dedicados a la investigación científica. Por ejemplo, mientras en la II Región trabajan una veintena de profesionales de esta disciplina, en la región de Magallanes hay mucho menos arqueólogos y es casi dos veces más grande que Antofagasta”, expresa. Gallardo añade que uno de los desafíos que tiene su país al respecto, es comprender que las regiones se vinculan corporativamente a la arqueología, mediante la conservación del patrimonio, los programas de desarrollo turístico y el conocimiento de las formas prehistóricas de ocupación territorial.