En lo que va del año en Tierra del Fuego se produjeron más de 350 casos registrados en los centros de salud, un 30% menos que en 2018. La mayoría de los casos se maneja en forma ambulatoria, pero algunos requieren internación.
RÍO GRANDE.- Arranca el invierno y el concierto de toses y estornudos que musicaliza jornadas de trabajo y viajes en transporte público es síntoma colectivo del aumento estacional de la circulación de virus respiratorios, predominantemente el sincicial respiratorio (VSR) e influenza (gripe). Los bebés integran el grupo más vulnerable a causa principalmente de la bronquiolitis, que este año en Tierra del Fuego presenta menos casos que en 2018.
La enfermedad originada por el virus sincicial respiratorio es la responsable de más del 30% de los casos de internación pediátrica en época invernal. Ambientes libres de humo y lactancia materna, las claves para prevenirla.
Según datos del Boletín Integrado de Vigilancia, del Ministerio de Salud de la Nación, los casos disminuyeron un 30% este año, a la semana epidimiológica 22, con 350 casos; cuando para esta misma época el año pasado eran 498 casos.
La bronquiolitis afecta a gran parte de la población infantil menor a los 2 años y es mucho más frecuente en jardines maternales y guarderías, sobre todo en otoño e invierno. Es la primera causa de internación infantil, con más del 30% de incidencia. En la actualidad no existe vacuna para prevenirla.
«Es una enfermedad viral que produce inflamación en los bronquiolos -las áreas más pequeñas y distales de los bronquios- encargados de llevar el aire a los pulmones. Inicialmente los síntomas son leves e inespecíficos: fiebre, tos, decaimiento, congestión nasal, falta de apetito y complicaciones para conciliar el sueño. Puede confundirse fácilmente con un cuadro de resfrío o gripe común», afirmó el médico Carlos Velasco.
«Lo importante es que los padres tengan claros los síntomas y no se demore la consulta, ya que una vez que la enfermedad progresa se vuelve más difícil el control”
Si bien menos del 10% de los pacientes con bronquiolitis requieren internación, esta enfermedad es la responsable de más del 30% de los casos de internación pediátrica en época invernal. En situaciones graves se requiere administración de oxígeno y en casos puntuales internación en sala de terapia intensiva.
La bronquiolitis produce inflamación en los bronquiolos, que son los encargados de llevar aire a los pulmones. El cuadro se inicia de 1 a 3 días antes con congestión nasal, tos y eventualmente fiebre, precisan desde la Sociedad Argentina de Pediatría. Luego los síntomas progresan y evidencian la obstrucción bronquial con un aumento de la tos, fatiga, agitación, retracción a la altura de las costillas (el pecho se hunde) y silbidos al respirar que pueden durar 5 o 6 días. Si bien la mayoría lo cursa sin complicaciones, se estima que un 3% requiere internación para la administración de oxígeno.
No hay tratamiento específico para la enfermedad, por lo que los especialistas subrayan la importancia de cumplir con las medidas de prevención: mantener la lactancia, vacunación completa, no exponerlos al humo del tabaco, evitar el contacto con personas resfriadas, lavado frecuente de manos (sobre todo antes y después de tocar al bebé), cubrirse la boca y la nariz al toser y estornudar, no automedicar y consultar al médico ante síntomas o dudas, entre otros.
“Es común en niños menores de 2 años y ocasiona frecuentes visitas al médico y servicios de emergencias y se ha convertido en una de las razones más comunes para la hospitalización en este grupo etario durante los meses de otoño e invierno”, afirmó Silvina Smith, neumonóloga pediatra, prosecretaria del Comité de Neumonología de la SAP en un comunicado.
“La mayor cantidad de casos que internamos son menores de dos años. Junto con estos casos pueden aparecer neumonías o las complicaciones de las neumonías, como los derrames, que son enfermedades más serias que requieren mayor tiempo de internación, antibióticos endovenosos y a veces procedimientos quirúrgicos”, apuntó López. Es que, según explicó, uno de los riesgos de la infección por virus respiratorios (como los que provocan bronquiolitis o gripe) es que “facilitan el terreno para la sobreinfección con bacterias”, que pueden agravar los cuadros.
En ese sentido, destacó la importancia de cumplir con el calendario de inmunización obligatorio, que incluye vacunas contra la gripe y el neumococo. Los bebés de 6 meses a dos años deben recibir dos dosis de la vacuna antigripal (separadas por un mes) para garantizar la protección la primera vez que se vacunan y luego sólo una. “Las coberturas no son óptimas”, advirtió López. Los bebés son los que registran las peores coberturas desde que se inició la estrategia de vacunación antigripal en 2011. También deben recibir tres dosis (a los 2, 4 y 12 meses) de la vacuna contra el neumococo. Se administran en forma gratuita y sin prescripción médica.
En la actualidad, no existe una vacuna específica para prevenir la bronquiolitis. Argentina, a través de la Fundación Infant, participa en la investigación y evaluación de una que se encuentra en “una etapa muy avanzada”, según Fernando Polack, director de la institución.
Dentro de las medidas preventivas de máxima eficacia figura la lactancia materna, fundamental para mejorar el sistema inmunitario del niño. Asimismo, numerosos estudios han demostrado que los niños expuestos al humo de cigarrillo en sus hogares tienen de cuatro a seis veces más riesgo de contraer la enfermedad o de requerir hospitalización por dicha causa.
«Lo importante es que los padres tengan claros los síntomas y no se demore la consulta, ya que una vez que la enfermedad progresa se vuelve más difícil el control. Además el chico pasa por cuadros respiratorios que incluso llegan a imposibilitar ingerir alimentos o dormir por las noches», concluye Velasco.
En adultos, si bien todavía la circulación es baja, el virus predominante es el de la influenza (mayoritariamente los subtipos A: H3N2 y H1N1), por lo que los especialistas insisten en la importancia de vacunar especialmente a la población objetivo: además de los bebés, mayores de 65 años, personal de salud, embarazadas en cualquier trimestre de la gestación, puérperas hasta 10 días después de parto. También está dirigida a personas de 2 a 64 años con factores de riesgo como obesidad, enfermedades cardíacas, respiratorias, renales y diabetes quienes sí deben presentar prescripción médica que acredite la condición por la cual deben vacunarse (excepto en caso de obesidad).