Brasil respira tres escenarios electorales en simultáneo. El de las encuestas que dan como posible la victoria de Lula en primera vuelta, gana terreno. La visión a contramano de ellas, que propala el presidente Bolsonaro, se ampara en una mayoría ficticia del 60 por ciento que según él lo acompaña. Por último, la cauta y cuidadosa visión de la gente de a pie, que no se anima a vaticinar un resultado en las elecciones del domingo y supone que todo se definirá en el segundo turno.
BUENOS AIRES (PAGINA12).- Al menos eso se percibe en esta ciudad, capital del estado más poblado y centro neurálgico del país.
Las encuestas que ganaron más peso específico y penetración en las audiencias son las de Ipec -ex Ibope- que contrató el grupo Globo. En los cinco estados más importantes de Brasil ofrecen un espacio de buenas expectativas para el triunfo de Lula por más del 50 por ciento el domingo 2 de octubre. Sobre el total país, la suma de votos válidos arroja 52 por ciento contra el 34 de Bolsonaro. Los datos corresponden a una muestra del 25 al 26 de este mes.
San Pablo, el principal colegio electoral brasileño, le da a Lula entre el 43 y 44 por ciento y a su principal rival el 33 por ciento, un porcentaje del que no consigue despegarse si se considera la encuesta anterior de Ipec. También lidera en el distrito Fernando Haddad, el excandidato a presidente del PT en 2018. Aunque ahora irá por la gobernación. Supera al candidato de Bolsonaro y militar retirado del área de Ingeniería, Tarcisio Gomes de Freitas, por diez puntos porcentuales en los sondeos electorales.