Cambio climático ¿Repitiendo el pasado?

Científicas y científicos del CONICET analizaron cómo cambió la flora de la Patagonia durante un episodio de calentamiento global ocurrido hace 40 millones de años.

RIO GRANDE.- Se trata de una investigación enfocada en el Eoceno Medio, hace aproximadamente 40 millones de años. Los especialistas explicaron que este fenómeno provocó un importante cambio climático.

“Este proceso, se conoce como MECO (por sus siglas en inglés para Óptimo Climático del Eoceno Medio), duró entre 500 mil y 600 mil años y, en ese lapso cálido, la temperatura de la superficie del mar habría aumentado hasta 6ºC”, describe Damián Fernández, becario posdoctoral del CONICET en el Centro Austral de Investigaciones (CADIC-CONICET).

Actualmente se está dando un escenario de calentamiento global similar al MECO, aunque de una intensidad menor. Por lo cual, conocer y comprender lo que ocurrió en el pasado puede servir para prever qué puede suceder en un futuro.

“La respuesta de las biotas de Patagonia al MECO está bien documentada en el ámbito marino, pero escasamente explorada en masas terrestres cercanas. Nuestro trabajo -que tomó 11 años y culminó en plena pandemia- intenta reconstruir cómo afectó a la flora de las latitudes más australes de América. Sobre la base del análisis de más de 20 mil microfósiles de plantas y algas, pudimos determinar que la diversidad de especies aumentó un 40%, probablemente, debido a la combinación de plantas autóctonas con otras migrantes de los trópicos, favorecida por el alto nivel de dióxido de carbono y el aumento de la temperatura. Esta reconstrucción puede ayudarnos a predecir futuros escenarios, gracias al testimonio de pequeños fósiles atrapados en la roca”, detalló Damián Fernández, becario posdoctoral de CONICET en el CADIC; primer autor de la investigación publicada en la revista Communications Biology.

La investigación también describió las condiciones en esa época: la temperatura era mayor, y el paisaje del sur de la Patagonia era diferente del típico paisaje agreste contemporáneo. “La fauna también era muy distinta; las aves con canto melódico, las ballenas, los primates y los roedores modernos recién aparecían en los ecosistemas. En su lugar, abundaban grupos ya extintos como fororracos -grandes aves prehistóricas-, notoungulados -mamíferos con pezuñas endémicos de sudamérica-, liptopternos -similares a caballos- y astrapotéridos -similares a los jabalíes-, lo cual mostraría un pico de diversidad entre los mamíferos durante el MECO”, describió Fernández.

El estudio fue realizado a partir del análisis de más de 11500 granos de polen y esporas y 9000 quistes de algas de la Patagonia austral: “En general, lo que estudiamos de los granos de polen y las esporas -tanto fósiles como actuales-, son sus paredes, que están compuestas de sustancias muy resistentes. El polen y las esporas están cayendo constantemente, se depositan en el sedimento y con el paso de mucho tiempo pasan a formar parte de cierto tipo de rocas. En el laboratorio disolvemos las rocas con ácidos muy fuertes y lo único que sobrevive a ese proceso son los granos de polen y esporas, así como otras estructuras orgánicas de composición similar. A este tipo de fósiles, que sufre muy poco cambio en su composición química durante el proceso de fosilización, lo denominamos momificaciones; así de bien se pueden preservar”, explicó el investigador.

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