Desde el viernes 14 de febrero, asumieron las nuevas autoridades militares del BIM 5 y el Destacamento Naval Río Grande. Es la primera vez que un riograndense asume la conducción de la histórica Unidad.
RIO GRANDE.- El viernes 14 de febrero, cerca del medio día se realizó el acto de cambio de mando del Batallón de Infantería de Marina Nº5, de la ciudad de Río Grande. Además, también se realizó el cambio de mando del Destacamento Naval Río Grande.
La ceremonia estuvo encabezada por el Comandante de la Fuerza de Infantería de Marina Austral, Capitán de Navío de I.M. Gabriel Terza y se llevó a cabo en la plaza de armas del histórico batallón.
El Capitán de Fragata IM, Juan Manuel Espíndola asumió la comandancia del BIM 5 y el Capitán de Corbeta de IM, Sebastián Andrés Peña quedó al mando del Destacamento Naval Río Grande.
“Una ves más la unidad que me recibió y me formó hace más de veinte años, se engalana para recibir a un nuevo comandante. Una unidad con una historia y una herencia muy valiosa para la historia de Tierra del Fuego. Primero en un Ushuaia, y posteriormente en esta ciudad. La ciudad, que creció alrededor de este cuartel, con el apoyo ininterrumpido de de quienes destinados en esta unidad contribuían con las más diversas necesidades de una comunidad en pleno desarrollo. Comunidad que en 1982 vio partir a su batallón, de estos cuarteles en la defensa de las Islas Malvinas”, recordó en sus palabras de despedida el Capital de Corbeta IM Guillermo Leandro Salinas Sánchez.
Como parte del protocolo, se realizaron los cambios de estandarte, y se repitió el lema de la Armada “Subordinación y Valor” en la Plaza de Armas. Finalmente, tras la ceremonia se realizó el tradicional brindis auspiciando buenos augurios para los oficiales entrantes.
“La verdad que me siento muy honrado y emocionado de haber sido designado para ser el conductor del personal del Batallón 5. Esta una histórica, que tiene una enorme vinculación con la ciudad de Río Grande, como lo han expresado diferentes comandantes que pasaron por la plaza de armas. Es una unidad que permitió en muchas maneras que Río Grande se desarrolle.
Habiendo nacido en Río Grande, y habiendo pasado en otras oportunidades por los distintos puestos de este cuartel, es un honor estar nuevamente formando parte de este gran equipo de trabajo que representa a la Armada”, indicó el Capitán de Fragata IM, Juan Manuel Espíndola, nuevo Comandante del BIM5.
En cuanto a la parte protocolar de la ceremonia, Epíndola explicó: “Esa parte del mástil, tiene un desprendimiento de tradiciones marineras, y simbolizaba justamente el arriado de un pabellón, el pabellón del comandante que estuvo en funciones, y el izado del estandarte del nuevo comandante. Es una parte simbólica íntimamente relacionada con tradiciones navales”.
El padre de Espíndola también fue militar, y su primer destino fue el Batallón 5 en Tierra del Fuego. Al poco tiempo nacía en el Hospital Regional quien en estos días asumió la conducción de la unidad : “Después nos fuimos -circunstancias de la vida-, y distintos destinos de mi padre. En el año 97, volví en una actividad operativa, cuando me estaba formando como oficial en la Escuela Naval. Y verdaderamente volví a pisar suelo fueguino cuando vine para desempeñarme como jefe de compañía acá en el Batallón 5”, relató el Capitán.
De ahí en más, hubo varias ocasiones en las Espíndola volvió a Río Grande, con diferentes asignaciones. Formó su propia familia, con la cual finalmente vino para quedarse en la comandancia de la unidad de su ciudad natal: “Esta será mi tercera vez en la Isla, ya como oficial recibido”, comentó.
Normalmente la designación en un puesto de comando es por el periodo de dos años, aunque puede haber circunstancias especiales: “Lo que se estila es que la persona que ha sida designada comandante tenga cierta continuidad para transmitir experiencias al oficial que viene a tomar el mismo cargo y para servir en otros puestos para asistir en un conjunto al resto de las unidades”, indicó el comandante.
En cuanto a su familia, Espíndola reconoció: “Toda mudanza es un proceso de estrés, y nosotros tuvimos unas seis mudanzas en los últimos dos años mas o menos”. Y agregó: “Pero independientemente de eso la familia se lo toma muy bien. Además, han sido siempre muy bien recibidos por la comunidad de Río Grande. Tengo dos hijos de 8 y 10 años, y ellos de hecho, están con muchísimas ganas de reencontrarse con sus amigos, lo toman como una aventura. Mi esposa y mis hijos, están siempre conmigo, me han acompañado en todos mis traslados, y están con muchas ganas de volver a la ciudad”.