Casi 9 mil nidos de hornero

Mediante la aplicación Hornero App, Nicolás Adreani y Lucía Mentesana se proponen conseguir información sobre la forma en la que el Furnarius rufus realiza su característica construcción de barro.

La iniciativa de Adreani y Mentesana cuenta con el apoyo de entidades como Aves Argentinas, Aves Uruguay y Aves Bolivianas.

BUENOS AIRES (NA Por Pablo Tallón).- A más siete meses del comienzo de su proyecto de ciencia ciudadana para estudiar el nido del hornero, dos biólogos llevan registrados casi 9 mil de las típicas construcciones de barro que realiza el ave nacional, con Buenos Aires y Entre Ríos como las provincia con mayor cantidad de avistajes y La Rioja, en el otro extremo, sin aportes de la comunidad local hasta el momento.
A partir de una aplicación (Hornero App), el neuquino Nicolás Adreani y la bonaerense Lucía Mentesana se proponen conseguir información sobre la forma en la que el Furnarius rufus realiza su característica construcción de barro, raíces, pajitas, estiércol o crin de caballo, utilizando su pico como única herramienta.
En diálogo con NA, los biólogos hicieron un análisis de los resultados obtenidos del registro que concluirá en octubre próximo para el proyecto de ciencia ciudadana que llevan adelante en Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia.
Un total de 8.787 nidos fueron registrados en esos cinco países, que son los que habita el hornero: en la Argentina llevan contabilizados 6.636; en Uruguay, 1.339; en Brasil, 406; en Paraguay, 208; y en Bolivia, 198.
Al hacer el análisis del aporte argentino al proyecto, la mayor cantidad de registros se hizo en la provincia de Buenos Aires, con 1.998 aportes de la gente; seguida por Entre Ríos, con 1.853 avistamientos; y Santa Fe, bastante más atrás con 610.
«El récord de nidos observados por persona es de 1.500 y fue alguien de Entre Ríos», cuentan Adreani y Mentesana, sin ocultar su sorpresa: un promedio de 166 registros por mes.
En contraposición al entusiasmo de ese litoraleño, los científicos esperan que desde La Rioja comiencen a llegar registros, ya que hasta el momento no han recibido aportes de ciudadanos de esa provincia: también instan a los catamarqueños, sanjuaninos, chaqueños, formoseños y santiagueños a sumarse a la iniciativa.
En ese sentido, los biólogos agradecen el aporte de las más de 800 personas que colaboran con la observación y el registro de los nidos de hornero: «Desde que comenzamos el proyecto, la respuesta de la gente ha sido siempre muy positiva. Este proyecto tiene la particularidad de llegar a los ciudadanos a partir de diferentes experiencias, y así nos lo transmiten. La gente nos cuenta anécdotas de la infancia o actuales relacionadas con el hornero, y curiosidades que observan a partir de buscar nidos».
«También nos hacen preguntas generales sobre la biología del hornero u otras aves, y preguntas más particulares sobre el proyecto en sí. Nos han contactado maestras contándonos que han incluido el proyecto como actividad escolar entre los alumnos, y familias diciéndonos que grandes y chicos salen a buscar nidos todos juntos», destacaron los científicos a Noticias Argentinas.
Los biólogos subrayaron que «son muchos los ciudadanos que han dicho que a partir de este proyecto pasan más tiempo atentos a la naturaleza que los rodea y que se han sorprendido de ver la diversidad de aves que hay, incluso en las grandes ciudades».
Y concluyeron: «Es por todo esto que el intercambio con la gente ha sido, sin duda alguna, lo más lindo y gratificante que ha tenido y tiene este proyecto».
Con sus 20 centímetros de longitud y sus 54 gramos, el hornero fue designado como ave nacional en 1928: habita tanto ambientes urbanos como campestres, en donde construye su característico nido de barro.
Entre seis y quince días son necesarios para que estas aves realicen la construcción que pesa entre cuatro y cinco kilos, puede soportar hasta 100 kilos y mantenerse firme a pesar del sol o las tormentas: pese a su resistencia, todos los años confeccionan uno nuevo y abandonan el viejo, que suele ser ocupado por otras especies que aprovechan el recinto.