Obras de infraestructura, inversión en tecnología y capacitación de recursos humanos son algunas claves que el sector el industrial de Tierra del Fuego debe afianzar para sostener su crecimiento. El rol del Estado y las Universidades. La necesidad de ampliar la matriz económica.
RIO GRANDE.- Es indudable que el crecimiento de la industria de Tierra del Fuego en los últimos diez años, aún con los vaivenes propios de la economía nacional, tuvo un impacto notable en la calidad de vida de los fueguinos, incluso de aquellos que no están directamente vinculados a una fábrica, sea del rubro que sea.
Este derrame de los beneficios de la industria fue motivo de análisis para la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), que el pasado viernes organizó un seminario en el que se analizaron algunos aspectos fundamentales de la actualidad del sector, así como lo que se debe tener en cuenta en el mediano y largo plazo para alcanzar una verdadera sustentabilidad.
“Los desafíos de la Industria de Tierra del Fuego”, tal como se denominó el seminario, convocó a funcionarios del Ministerio de Industria e Innovación Productiva, así como a directivos de distintas empresas, quienes compartieron su visión de la industria y lo que se debe analizar para que el crecimiento, por momentos vertiginoso, no sea sólo el resultado pasajero de políticas adoptadas a nivel nacional.
Juan Ignacio García, secretario de Industria provincial, disertó sobre la “Evolución de la industria en la última década y su impacto en el territorio”, dando cuenta de estadísticas que demuestran claramente porqué hoy la industria se convirtió en el segundo sector privado que mayor empleo genera.
Sólo por mencionar algunos indicadores, en 2003 la industria empleaba a un promedio de 4 mil personas, mientras que diez años después esa cifra trepó a los 14 mil, con picos de 16 mil empleos en 2013.
Además, la participación del empleo industrial en el empleo privado registrado era de un 21,8 por ciento en 2003, para saltar al 34 por ciento en 2014.
Las estadísticas, en este caso, no hacen más que ratificar lo que se ve plasmado en la vida cotidiana de los fueguinos y cómo ese nivel de empleo repercute en otros sectores productivos.
Se estima que la industria vuelca al mercado interno fueguino alrededor de 10 mil millones de pesos al año, de los cuales 5 mil millones corresponden a salarios. En contraposición, la renta que la industria deja en concepto de impuestos es, para muchos especialistas, demasiado baja: 750 millones de pesos por el pago de tasas.
Pero más allá de estos números, que resultan impactantes para una Provincia con baja densidad poblacional, el “efecto derrame” de la industria se traslada a sectores de servicios; de transporte y construcción, entre otros.
El sector de servicios, en ese período de tiempo, también tuvo una tendencia de crecimiento similar a la industria, y esto guarda estrecha relación con que la mayoría de esos servicios se prestan al sector industrial.
En el caso del comercio, si bien el crecimiento es menor, también resulta significativo a partir del derrame del sector industrial y de servicios en la Provincia.
Esta evolución del empleo privado queda plasmado en que, hacia 2003, el promedio de trabajadores alcanzaba los 16 mil puestos registrados y entre 2013 y 2014 rondaban los 40 mil.
Ya en 2009, con la sanción de la ley de impuestos internos, Tierra del Fuego se despega y adquiere un perfil de Provincia netamente industrial.
“Está claro que el desarrollo de la industria generó muchos recursos, un estándar de vida realmente bueno para la Provincia, bajos niveles de desempleo y todo lo que significa el desarrollo de otros sectores, como lo es el de servicios”, remarcó el funcionario, reconociendo sin embargo que algunas lecturas hablan de un “impacto limitado” del régimen de promoción.
Oportunidades
El desarrollo de proveedores locales de insumos se presenta como una de las grandes apuestas para ampliar los beneficios que genera la industria, y en ese sentido, hasta el momento, los sectores productivos locales no podrían cubrir las necesidades del sector industrial, por lo que representa un desafío apostar, a través de políticas públicas, al desarrollo de estos sectores.
En materia de oportunidades, García consideró que los esfuerzos hacia el futuro deben considerar el desarrollo de los sectores metalmecánicos de servicios; de proveedores locales de componentes, así como impulsar a los sectores productores de alimentos en la Provincia y el turismo interno. “La mayoría de las cosas que consumimos vienen de afuera y esas son oportunidades no aprovechadas para la producción local”, señaló, entendiendo que parte de la renta que se derrama debería ser captada por estos sectores.
“La plata se la llevan los empresarios y el único que se beneficia es el empleado industrial, y siempre algo de eso hay”, sostuvo, planteando la necesidad de extender ese derrame a otros sectores productivos locales, como por ejemplo el metalmecánico y su trabajo con el sector petrolero, aunque “todavía lo hace de una manera muy eventual y esto tiene que ver con muchos factores, como los costos, el desarrollo de capacitaciones y de certificaciones que son necesarias para ser proveedores de una industria como la electrónica, y que en ocasiones nuestros sectores productivos locales no tienen un desarrollo que esté a la altura de las necesidades de las electrónicas”, señaló.
Dimensiones
García sostuvo que uno de los planos de análisis en relación a la industria tiene que ver, precisamente, con el impacto de ese desarrollo en el mercado interno.
“Básicamente, la promoción industrial y el desarrollo de la industria dio impulso a actividades económicas, al poblamiento, la generación de empleo y estas cuestiones que se apoyan en datos cuantitativos muy fáciles de comprobar”, señaló.
Sin embargo, una dimensión “mucho menos explorada en Tierra del Fuego, pero realmente muy interesante, tiene que ver con lo que el régimen industrial ha contribuido a complejizar el entramado productivo local”.
“La actividad industrial actual debería evolucionar hacia niveles de integración con otros eslabones de la cadena productiva”, sostuvo el funcionario, entendiendo que para esto debemos definir “qué tipo de industria existe en Tierra del Fuego y qué es posible exigirle”, agregó.
En ese sentido, García explicó que la industria fueguina tiene un ciclo de vida muy corto, con una rápida depreciación de plantas, maquinarias y equipo, que además se desarrolla bajo una lógica de producción global.
“Tierra del Fuego es una industria, al igual que Manaos y México, que presta servicios de manufactura, con mano de obra intensiva, diseminadas en distintos puntos del mundo por lo que están menos expuestas a las economías de escala, y cuyos países tienden a subsidiarlos para captar la generación de puestos de trabajo, y la industria fueguina es parte de eso”, indicó.
Entre los puntos críticos de esta industria, García mencionó la inversión en equipamiento para poder ser eficiente y cumplir con los requisitos de calidad que exigen las marcas; el desarrollo de placas; las prácticas de gestión y organización de la producción que definen la competitividad y la calificación del recurso humano.
A futuro, resulta importante los objetivos que persiga la instalación de un Centro de Desarrollo Tecnológico (CEN–TEC) aprobado recientemente por el Gobierno Nacional, así como la complementación que se alcance desde las Universidades (UNTDF y UTN) en la formación de recursos humanos y el destino de recursos para impulsar a otros sectores como el software y los recursos naturales “que sean generadores de alto valor agregado”.
“Todo el mundo supone que pueden generar algo muy bueno, pero la verdad es que hay pocos actores y mucho menos recursos para explotar las posibilidades que existen en estos sectores. Parte de la renta que cobra la Provincia se debe direccionar a estos sectores y esto debe suceder”, opinó.
Infraestructura
Por último, García consideró que un punto clave para lograr la sustentabilidad de la industria tiene que ver con obras de infraestructura “y propiciar inversiones que claramente deberían estar conducidas desde el Estado, con el aporte de las empresas”.
“El gran tema pendiente es el puerto de Río Grande y necesariamente debe trabajarse en esto, ya sea utilizando recursos provinciales como lo es la Tasa de Verificación de Procesos Productivos y su redireccionamiento a este tipo de obras de infraestructura, o a través de nuevos aportes que eventualmente se le soliciten a las empresas”, concluyó.