“Los indígenas no tenemos la varita mágica para que solucionemos los problemas ambientales”.
USHUAIA.- Así lo expresó la presidente de la Corporación Selk´nam Chile, Hemany Molina Vargas durante el II Coloquio Cambio Climático Binacional Chile – Argentina. El evento puso en valor la sabiduría ancestral de los pueblos fueguinos y quedó expresada la necesidad de trabajar en conjunto para detener el extractivismo y las prácticas reñidas con la naturaleza.
Representantes de pueblos originarios de Tierra del Fuego de Argentina y Chile, participaron del II Coloquio Cambio Climático Binacional, organizado por la asociación Ciudadanos y Clima de Chile. Los organizadores destacaron que fueron invitados con el propósito de relevar su sabiduría ancestral “porque ellos lograron crear comunidades sanas y felices que ocuparon este territorio durante miles de años sin contaminar”.
“El propósito principal para este año 2020, es continuar con el vínculo entre los diferentes actores de Chile y Argentina para que en conjunto desde la Isla de Tierra del Fuego, podamos aportar a la discusión de los efectos del Cambio Climático desde una mirada territorial y binacional, con el objetivo de nutrir a los agentes tomadores de decisiones para la mejora de políticas, planes, acciones y seguimientos”, describieron los organizadores.
El cambio climático es un efecto que no se puede analizar en profundidad si no se consideran sus causas y está sólidamente documentado que este fenómeno natural tiene que ver con la forma con que el hombre se relaciona con la naturaleza. Se trata de un lazo que se está perdiendo y que de seguir como vamos, se extinguirá, por lo cual tenemos que tomar conciencia y cambiar el rumbo que llevamos. La mirada hacia los pueblos originarios, responde además, a que “en ellos se dan las condiciones para generar ecosistemas donde se privilegian valores tan importantes como el bien común, la colaboración, la solidaridad y el respeto y la observación de los fenómenos naturales manteniendo un estrecho y permanente contacto con la madre tierra”.
“El consumismo es una enfermedad que considera a la naturaleza como materia prima, cuando en realidad el planeta no es un bien de consumo, no es ilimitado”, indicó Hemany Molina Vargas, de la Corporación Selk´nam Chile, Comunidad Covadonga Ona. “Ahora hay una moda de esperar que los pueblos originarios den las soluciones a los problemas ambientales, como si tuviéramos la varita mágica. Se pretende que de un momento a otro nosotros aparezcamos poniendo un remedio cuando en realidad hay que atacar las razones del porqué llegamos a esta situación y en conjunto encontrar un equilibrio”, opinó.
Por su parte, David Alday de la comunidad Yagan Bahía Mejillones, afirmó que el territorio de su pueblo, “estamos sintiendo esa entrada abrupta del extractivismo como quien entra sin pedir permiso”.
Cabe recordar que desde el año 2018, la industria salmonera intenta instalarse en e lcanal Beagle y las comunidades indígenas junto a la población civil, lograron impedir su instalación, aunque hay una insistencia que los obliga a no bajar la guardia.
“Para nosotros nuestra riqueza está en el mar, en lo que nos rodea, en las aves, el pasto, los ríos. La idea es parar un poco, detenernos, mirar lo que tenemos y conservarlo. Tenemos que recuperar el equilibrio que tenían nuestros ancestros con la naturaleza, y entender que cada ser vivo, por más pequeño que sea, tiene que ver con nosotros”, afirmó Alday.
Del mismo modo, Leticia Caro, de la Comunidad Kawésqar Grupos Familias Nómades del Mar, afirmó que “Nosotros recorremos constantemente el territorio, y vemos cómo se van transformando las especies que habitan allí. Vemos la reducción en algunas y la contaminación en otras, como el marisco, por ejemplo”.
La activista indígena, que recibe constantes amenazas de muerte por su defensa del territorio contra las salmoneras, se quejó diciendo que “Nos hacen preocupar del cambio climático que es un proceso natural que está exacerbado por algunas acciones humanas, pero la agenda para cambiar la forma de consumo y el extractivismo no existe, no se encuentra, lo busqué, pero no encuentro algo que nos permita aliviar nuestra carga en la defensa territorial”.
En tanto, Vanina Ojeda Maldonado, quien fue invitada a participar como miembro del pueblo selk´nam y también en su carácter de secretaria de Pueblos Originarios de la provincia, recordó la lucha que el pueblo yagan y el pueblo kawésqar están dando contra la industria salmonera en Chile y el apoyo que recibieron de la población de Ushuaia y de la comunidad científica y los ambientalistas, ante la amenaza de que la industria se estableciera sobre ambas márgenes del canal Beagle y señaló que “los Pueblos Originarios de Tierra del Fuego no tienen espacios de participación en las cuestiones ambientales. El pueblo selk’nam particularmente, tiene su propio territorio y varios de los ancianos siguen viviendo ahí, en contacto con la naturaleza. No hay dudas de que las comunidades indígenas son las más afectadas por el extractivismo y las consecuencias del cambio climático, por eso hay que trabajar en forma mancomunada para enfrentar este problema”.
Para Víctor Vargas de la Comunidad Yagan Paiakoala de Ushuaia, “todos los males vienen de la ambición humana: si hablamos de extractivismo, de salmoneras o lo que sea, tiene que ver con eso”, y aportó: “Enseñar desde la escuela otra relación con la naturaleza, tiene muchísimo valor. Este es un proceso largo, que no se termina con nuestra generación ni con la próxima. Hay que educar a las nuevas generaciones porque el ser humano de hoy tiene una ambición que no puede llenar con nada”.