Todos nosotros, en algún momento, hemos sufrido una desilusión. Hay personas que tienen la idea mágica que dice: “Si yo soy una buena persona, si ayudo a todo el mundo, si colaboro cuando puedo, todo el mundo me va a amar”. Pero, tarde o temprano, descubren (con mucho dolor) que tal pensamiento no es siempre verdad.
Cuando esto sucede, algunos incluso caen en una tristeza o melancolía profunda y expresan: “Mirá lo que me hizo, me falló, yo no esperaba esto de él o ella”. El error consiste en asumir un rol pasivo que significa que el otro es el que tiene que hacer algo: “Vos tenés que pedirme perdón, yo no”. Este rol pasivo nos ubica en el lugar de víctimas, lo cual es una actitud tóxica que nos mantiene dependiendo de los demás.
Lo cierto es que siempre nosotros podemos hacer algo, pues la vida nos ofrece múltiples posibilidades. Pero para que esto ocurra, necesitamos pararnos en la acción y preguntarnos. “¿Qué puedo hacer?”. Un pequeño cambio es como una bola de nieve que, una vez soltada desde la cima de la montaña, es capaz de crecer y producir grandes cambios.
La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario es el prefijo EXTRA. Son solo cinco letras, pero “lo mínimo suele ser lo máximo”. Esa pequeña modificación en tu vida, que parece insignificante, te puede sacar de lo ordinario y llevarte a lo extraordinario. En cada situación, en especial en las negativas, preguntate: “¿Qué puedo hacer? Por ejemplo: “Está lloviendo, ¿qué puedo hacer? Ciertamente no puedo parar la lluvia, pero puedo elegir si me quedo en casa o si salgo con paraguas”.
Recordá: siempre hay algo que podemos hacer, sean las circunstancias que sean.
Por eso, te comparto este principio que les ha resultado útil a muchas personas: hacer un poquito más de aquello que me hace bien. ¿Qué cosas te hacen bien? Tal vez hablar con un amigo o una amiga. Si solés hablar por 10 minutos, hacelo por 15 minutos. O tal vez escuchar música. Si escuchás 20 minutos por día, extendelo a 25 minutos diarios.
Un poquito más de lo que nos trae bienestar y, por supuesto, un poquito menos de lo que nos hace sentir mal. ¿Qué cosas tiene un efecto negativo en vos? Quizás hablar con tu jefe o tu jefa. Entonces reducí el tiempo de charla con esa persona. O quizás mirar el noticiero. Si mirás una hora por día, mirá solo media hora (o mejor aún: ¡no mires las noticias!).
Esta simple actitud puede marcar una diferencia a la hora de dejar de ser víctimas de los demás. Y, sobre todo, recordemos movernos del lugar pasivo para asumir un rol activo que nos empodere y nos haga obtener resultados extraordinarios.
Acerca de Bernardo Stamateas
Nacido en el barrio porteño de Floresta y de ascendencia griega, Bernardo Stamateas tiene habilidad para el ajedrez, el clarinete y el saxofón. Luego de cursar la secundaria en los colegios Larroque y Mariano Moreno, estudió Licenciatura en Psicología en la Universidad Kennedy. Es Sexólogo Clínico. Hace dos años que es Doctor en Psicología, recibido en la Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Es Pastor de la Iglesia Bautista Ministerio Presencia de Dios, en el barrio de Caballito, Ciudad de Buenos Aires. Destacado escritor y conferencista a nivel nacional e internacional, recorrió seis veces el territorio argentino gracias a sus conferencias. Sus libros hoy son leídos por todos los sectores de la sociedad. Varias de sus obras se convirtieron rápidamente en best sellers del mercado argentino. Visitó todo el territorio argentino brindando asesoramiento y capacitación, como cientos de charlas abiertas al público en general en las ciudades más importantes de nuestro país. Su nombre es referencia obligada a la hora de hablar de liderazgo y superación personal.