BUENOS AIRES.- “Generalmente, los niños que padecen una pérdida auditiva compensan la falta de audición prestándole más atención a otras señales de su entorno -como por ejemplo, los cambios en la luz y/o aire cuando se abre o cierra una puerta o la vibración del piso- por lo que sus respuestas parecen normales y resulta difícil detectar la pérdida auditiva”, explica Alicia Zubizarreta, fonoaudióloga y asesora audiológica de Widex Argentina.
Los padres saben aproximadamente a qué edad el menor aprende a sentarse y/o a caminar solo; pero, una gran parte de ellos no tienen información sobre el desarrollo del oído, cuya integridad va a influir contundentemente en la adquisición normal del habla.
Si bien cada niño se desarrolla de un modo distinto y con un ritmo propio, se pueden definir ciertas etapas de la evolución “normal” de la audición y así observar, si el niño hace progresos de un modo natural a través de las distintas fases, además de poner atención en si el niño puede pararse sin ayuda a una edad determinada.
Etapas importantes en el desarrollo de la audición:
El estímulo prenatal
El feto es capaz de oír a partir de la semana 20 de gestación. Esta audición es rudimentaria e irá desarrollándose y madurando en el transcurso del embarazo. Puede oír sonidos procedentes de fuera del cuerpo de la madre y oye mucho mejor los sonidos de baja frecuencia que los de alta frecuencia.
0-4 meses
Se sobresalta con los sonidos repentinos o fuertes. Empieza a poder localizar los sonidos con los ojos o moviendo la cabeza. Se calla o se sonríe cuando le hablan.
3-6 meses
Se interesa por distintos sonidos. Experimenta haciendo sonidos él mismo. Parece reconocer las voces de su familia. Responde a los cambios en el tono de voz.
6-12 meses
Balbucea. Empieza a entender palabras simples como «mamá» y «chau». Empieza a seguir instrucciones sencillas. Imita distintos sonidos del habla.
12-18 meses
Empieza a formar palabras con los balbuceos. Puede utilizar, aproximadamente, 20 palabras y entiende unas 50.
2 años
Puede decir frases sencillas con un vocabulario de aproximadamente 200-300 palabras. Disfruta cuando le leen historias y puede identificar y nombrar muchas de las imágenes que ve en un libro de cuentos.
3-4 años
Utiliza palabras y frases para expresar sus necesidades y sentimientos y hace preguntas. El vocabulario, la pronunciación y la habilidad de entender mejoran mucho durante estos años.
Prueba auditiva
A todos los recién nacidos, gracias a la implementación de la Ley 25.415, se les debe realizar una prueba de audición al momento de su nacimiento, pero puede pasar que la pérdida auditiva se manifieste en las etapas posteriores del crecimiento del niño. Por lo tanto, es importante que los padres o tutores tengan especial atención a la habilidad de oír del infante y conozcan cuáles son los signos que podrían indicar que tiene un problema auditivo.
Signos, destinados a los padres, para detectar problemas auditivos en el niño:
No se sobresalta con los sonidos bruscos o fuertes.
Tiene dificultades para localizar las fuentes de sonidos. Normalmente, los niños con audición normal lo hacen desde los 5-6 meses de edad.
Se toca los oídos con reiteración. Si es así, esto puede indicar una infección en el oído.
No responde a su nombre a la edad aproximada de 6 meses.
Pregunta con mucha frecuencia ¿qué? cuando alguien lo llama.
Los balbuceos no son sonidos del habla reconocibles y no emite palabras durante el segundo año de vida.
No responde a órdenes simples, como por ejemplo “tráele el libro a papá” a una edad de aprox. 1 año.
Necesita generalmente niveles de sonido más altos para escuchar la televisión.
Prevenir y tratar las dificultades derivadas de la salud auditiva de los más pequeños es tarea de las personas que están habitualmente con ellos. Padres y familiares, niñeras y también maestros deben estar muy atentos a su comportamiento para distinguir de forma precoz los problemas auditivos en la niñez.
Signos, destinadas a los maestros, para detectar problemas auditivos en el aula:
Tiene dificultades con la compresión de algunos sonidos (por ejemplo la s, f, z, ch).
Entiende mal las instrucciones orales o pide reiteradamente que se le repitan.
En tareas o ejercicios donde hay que escuchar parece estar distraído o se aísla.
No sigue órdenes sencillas sin apoyo visual o sigue a sus compañeros
Se comporta de un modo agresivo. Esto puede indicar frustración por parte del niño debido a todos los malentendidos causados por la pérdida auditiva.
Al finalizar la jornada escolar está exhausto.
El déficit auditivo
El pediatra es quien generalmente deriva al pequeño al fonoaudiólogo para investigar la naturaleza y grado de dificultad auditiva. Cuanto antes se evalúe al niño, se lo diagnostique de manera eficaz y se empiece a trabajar con él, con el tratamiento adecuado e individualizado que necesita, se conseguirán mayores garantías de que tenga un desarrollo normal.
Algunas pérdidas auditivas se pueden tratar con medicamentos o quirúrgicamente, mientras que el resto se pueden compensar con el uso de audífonos. “Si el niño tiene un déficit auditivo, usar un audífono en forma temprana lo ayudará a desarrollar una habilidad del habla y del lenguaje similar a la de los niños con una audición normal, evitando de este modo un trastorno auditivo que podría interferir en su desarrollo social, emocional y cognitivo”, afirma la fonoaudióloga Zubizarreta (MN 505).
Hoy en día, gracias a los avances de la tecnología, existen muchas alternativas de solución para ayudar a los niños con discapacidades auditivas, dependiendo del tipo y grado de ésta. Por este motivo, es fundamental que los padres tengan una actitud positiva y se informen sobre qué pueden hacer para proporcionarle al niño la mejor opción posible e incrementar al máximo su calidad de vida.