Piensa en la última vez que fallaste o cometiste un error importante. ¿Todavía te sonrojas y te regañas por haber sido tan tonto o egoísta?
Por David Robson.- ¿Tiendes a sentirte solo en ese fracaso, como si fueras la única persona que se ha equivocado? ¿O aceptas que el error es parte del ser humano y tratas de hablarte a tí mismo con cuidado y ternura?
Para muchas personas, el ser crítico con uno mismo es lo más natural.
De hecho, incluso podemos enorgullecernos de ser duros con nosotros mismos como señal de nuestra ambición por mejorar.
Además de aumentar nuestros niveles de infelicidad y estrés, puede aumentar la procrastinación y nos hace aún menos capaces de lograr nuestras metas en el futuro.
En lugar de castigarnos a nosotros mismos, debemos practicar la autocompasión: un mayor perdón de nuestros errores y un esfuerzo deliberado por cuidarnos a nosotros mismos en momentos de decepción o vergüenza.
“La mayoría de nosotros tenemos un buen amigo en nuestras vidas, que nos apoya incondicionalmente”, dice Kristin Neff, profesora asociada de psicología educativa en la Universidad de Texas en Austin, quien ha sido pionera en esta investigación.
“La autocompasión es aprender a ser un amigo cálido y comprensivo contigo mismo”.
Si eres un cínico, puede que inicialmente te opongas a esta idea.
Como escribió la comediante británica Ruby Wax en su libro sobre la atención plena: “Cuando escucho que las personas son amables consigo mismas, me imagino a los tipos que encienden velas aromáticas en sus baños y se hunden en una tina de leche de feto de yak del Himalaya”.
Sin embargo, la evidencia científica sugiere que tratarnos bien puede aumentar nuestra resiliencia emocional y mejorar nuestra salud, bienestar y productividad.
Es importante destacar que también nos ayuda a aprender de los errores que causaron nuestro malestar en primer lugar.
La autocompasión asociada con la salud
Un estudio reciente muestra que las personas con alta autocompasión tienen menos probabilidades de reportar una variedad de dolencias, como dolor de espalda, dolor de cabeza, náuseas y problemas respiratorios.
Una explicación podría ser una respuesta silenciosa al estrés, con estudios previos que revelaron que la autocompasión reduce la inflamación que normalmente acompaña a la angustia y que puede dañar nuestros tejidos a largo plazo.
Pero los beneficios para la salud también pueden deberse a diferencias de comportamiento, ya que la evidencia muestra que las personas con mayor autocompasión cuidan mejor su cuerpo con la dieta y el ejercicio.
“Las personas que tienen niveles más altos de autocompasión son generalmente más proactivas”, dice Sara Dunne, psicóloga que estudió el vínculo entre la autocompasión y los comportamientos saludables en la Universidad de Derby, Reino Unido.
La autocompasión, al parecer, puede crear una sensación de seguridad que nos permite enfrentar nuestras debilidades y hacer cambios positivos en nuestras vidas, en lugar de ponernos a la defensiva o crearnos una sensación de desesperanza. Fuente: BBC WorkLife.