Muchas veces dejamos de hacer las cosas que funcionan en nuestra vida. Esto sucede porque, como explico en mi reciente libro Soluciones Prácticas, nos acomodamos demasiado al estado de equilibrio o estabilidad que se genera y decidimos detenernos.
Si estamos haciendo algo que arroja resultados positivos, deberíamos continuar haciéndolo sin detenerlo, cambiarlo o intentar arreglarlo.
Pero, ¿qué sucede si algo de todo lo que hacemos no nos funciona? En ese caso, sí es tiempo de movernos para lograr que las cosas empiecen a resultar a nuestro favor. Para ello, es fundamental dejar de hacer aquello que no sirve. ¿Cómo? Identificando la situación que nos condujo a ser pasivos y saliendo de ella. Todos podemos transformarnos en seres humanos activos a quienes todo les sale bien.
Hoy en día somos testigos de muchas parejas que se separan. ¿La razón? En la mayoría de los casos, porque se llevan mal. ¿Por qué se llevan mal? Porque continúan haciendo lo que han estado haciendo durante algún tiempo (a veces por años) para no llevarse bien. Si deseamos que una determinada situación cambie, tenemos que salir de la inactividad, de lo que no resulta y repetimos incluso sin ser conscientes de ello, para enfocarnos en lo que sí funciona.
Hay gente que vive en una especie de letargo donde nunca ocurre nada nuevo y distinto. Para evitar llegar a esto uno tiene que motivarse, ponerse en movimiento, perseguir sueños, soltar su creatividad (todos somos creativos) e ir hacia adelante sin detenerse. El aburrimiento suele ser el factor decisivo para que las cosas no funcionen y, lo que es peor, nunca cambien. ¿Te has sentido alguna vez presa del aburrimiento, del desgano, de la apatía, del cansancio extremo?
El aburrimiento es una emoción universal difícil de superar. Un conferencista que habla mucho aburre. Una persona que repite lo mismo vez tras vez aburre. Y alguien aburrido, por lo general, se distrae y se equivoca más que el resto en cualquier ámbito que sea. Quien está aburrido incluso podría llegar a recurrir a algún tipo de adicción. Sobre todo, cuando se trata de un aburrimiento existencial. Va en busca de algo nuevo y emocionante con el objetivo de despertar y salir del tedio cotidiano.
¿Cómo salir del aburrimiento?
En primer lugar, teniendo presente que nunca es tarde para comenzar a hacer algo novedoso y que las cosas resulten como esperamos. El mejor remedio contra el aburrimiento es… la curiosidad. Alguien curioso difícilmente se aburrirá. Los niños son frescos y espontáneos porque son naturalmente curiosos y siempre están interesados en lo nuevo y en el mundo que los rodea y están conociendo.
En este tiempo especial de revisiones y replanteos, te invito a activar conscientemente en tu vida las ganas de aprender, de investigar, de saber. Tal vez tus circunstancias no sean las ideales pero la curiosidad es el ingrediente que hace que lo que hoy no es comience a ser y, tarde o temprano, a funcionar en tu vida. ¡No te des por vencido! Siempre hay algo más para todos nosotros.