En estos días atípicos para toda la sociedad, en donde se confrontan muchas emociones debido al aislamiento, la parte emocional juega un papel preponderante en la forma de afrontar el día a día.
RIO GRANDE.- Algo viene a cambiar abruptamente nuestros hábitos, costumbres y rutinas. De un momento a otro pasamos de tener varias actividades durante el día, de desplazarnos de un lado al otro de la ciudad unas cuantas veces, a quedarnos encerrados en un espacio limitado con las mismas personas durante las 24 horas, o solos, en algunos casos.
Cómo afecta al psiquismo el encierro
Es absolutamente normal que aparezca un conjunto de emociones diversas ante esta particular situación, que alteran nuestra conducta a nivel afectivo. Podemos listar, entonces, algunas de estas emociones: El miedo, la angustia, la tristeza, la frustración, el desánimo, el enojo, el aburrimiento, la desorganización, la sensación de vacío, la ansiedad, y la incertidumbre.
Quizás de esta última se deriven todas las demás ¿Por qué? Porque el sujeto necesita pensarse sobre bases previsibles y estables, ponerle un “velo” a la muerte y mantenerla alejada de sus pensamientos. Circunstancias como la actual corren, parcial o completamente, el velo y despiertan la angustia, es decir, el sujeto se enfrenta con mayor cercanía a aquello que mantenía a distancia.
¿Qué hacer en estas situaciones?
Ante el desconcierto es imprescindible mantener la calma, autoregularnos emocionalmente, no adentrarnos por el camino de la sobreinformación, y el desgaste emocional provocado por nuestros propios pensamientos.
Es normal tener estas emociones y hasta necesarias para activar nuestras defensas, pero una cosa es sentirlas y otra ahogarnos en ellas.
-Necesitamos informarnos, pero no sobreinformarnos.
-Contrarrestar la angustia con pensamientos positivos y realizar actividades que nos mantengan con buen ánimo.
-Necesitamos cuidarnos unos con otros, regalarnos amabilidad, solidaridad y palabras alentadoras.
-Necesitamos poner cada uno mucha predisposición para pasar esta cuarentena de la mejor manera posible, son momentos difíciles donde todos estamos más vulnerables.
-Necesitamos estar conscientes, para no descargar estas emociones sobre nuestros niños o pareja, pensemos que ellos también sienten el mismo malestar.
-Necesitamos tener actitud de aprendiz y sacarle el mejor provecho a esta enseñanza.
Lic. Julieta Fortete – (LPS 1874)
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