Con la pandemia, la mayoría de los estudiantes argentinos no quiere volver a la presencialidad plena

Mientras se debate el uso del lenguaje inclusivo, después del aislamiento por coronavirus, ¿los estudiantes realmente quieren ir a la escuela?

Cambio de Paradigma Escolar
El 20 de marzo del año 2020, comenzaba en Argentina el confinamiento requerido por la aparición de una pandemia que amenazaba al mundo entero.
Uno de los sectores que se vio afectado en gran medida fue la escolaridad y su paradigma.
En el mundo, la escolaridad tanto de nivel inicial, primario y medio se mantienen dentro de un formato ligado a la presencialidad, a la transmisión de conocimiento por parte de un docente quien tiene el conocimiento a niños y adolescentes que no lo poseen.
Se vio como hace algunos años atrás, en el nivel universitario esto fue cambiando. Ya que se utilizan los medios tecnológicos para la realización de carreras a distancia, donde las instancias presenciales son las menos.
En las escuelas esto es más complejo, si bien se han incorporado en algunas instituciones el uso de medios tecnológicos para algunas tareas, procedimientos, espacios curriculares, en la gran mayoría se continúa con este formato de presencia en la enseñanza que abarca gran parte de la misma.
Fue a lo largo del 2020 que la educación tuvo que dictarse en todos sus niveles de manera virtual en su totalidad.
Aún antes de la pandemia ya había una crisis de aprendizaje a nivel mundial que la misma agravó. Su forma precipitada de aparición conllevó una rápida adaptación tanto en alumnos con en docentes. De acuerdo a un estudio realizado por Unicef y Google; sólo al 33% de los estudiantes argentinos le costó adaptarse a la educación a distancia; aunque quienes pudieron incorporar la nueva rutina en sus vidas no lo hicieron en los mismos tiempos.
Lo que los jóvenes más destacan de la educación virtual es su flexibilidad para tomar horas de clase, la utilización de plataformas educativas, los espacios de clases online y pretenden que ello se mantenga en el tiempo.

Solo 1 de cada 4 alumnos pudo incorporar la educación a distancia de manera inmediata

El 55% de chicos y chicas manifestó tener “muchas ganas” de regresar, el 17% asume tener “ganas” y el 13% “algo de ganas”, en cambio sólo un 15% manifestó “no tener ganas”.
Aunque con el mayor consenso en regresar a las clases presenciales, los estudiantes imaginan la posibilidad de incorporar a la tecnología en las escuelas, un 65% piensa que debería estar la promoción del uso de nuevas tecnologías. Se comenta que el 25% de los estudiantes, respondió que antes de la pandemia ningún docente usaba la tecnología. Situación que no fue ajena al gobierno, que en ese sentido lanzaron una línea de créditos para docentes llamado “Programa PC Docentes” para que los educadores que perciben el FONID puedan acceder a computadoras con una tasa muy inferior a la de mercado.

Un 10% de los estudiantes de todo el país han mantenido nulo o muy bajo contacto con su institución escolar en lo que respecta al 2020, lo cual significa un millón de estudiantes que no vieron los conceptos que se trabajan y que no socializaron con sus pares a través de las clases.
En relación al nivel universitario, en cierta forma, fueron quienes de manera más rápida y eficaz se adaptaron a las clases en la virtualidad. Aun así, es de suma importancia que el alumnado universitario regrese a la presencialidad, ya que el ambiente áulico, de reunión tanto con sus compañeros como con docentes, estimula y brinda otro tipo de aprendizaje, socialización, dinámicas de interacción social, que dentro de los hogares y en soledad no es posible replicar.
Hay una pérdida de los debates enriquecedores, que favorecen el pensamiento crítico, así como el cambio en la capacidad de aprendizaje en algunos estudiantes y la pérdida de algunas instancias prácticas que son de gran valor en esta etapa.
Muchas realidades de diferentes estudiantes, implican ambientes poco favorables para el aprendizaje virtual, como lo es el acceso a internet, a una computadora, micrófono, cámara, etc., es decir, implementos que a la hora de los exámenes las universidades los exigen para poder realizar ese corte evaluativo lo más eficazmente posible. De igual manera con docentes, que tal vez no contaban con recursos materiales o intelectuales a la hora del manejo de la tecnología.
Este cambio de 180 grados, hizo que, al transcurrir el tiempo, fueran aflorando algunas consecuencias negativas, como el bienestar psicológico de los estudiantes universitarios, ya que se han visto en aumento síntomas como ansiedad, depresión y estrés.
Aun así, el regreso a la presencialidad en este nivel educativo, ha quedado relegado al paso del tiempo, sin una toma concreta y unificada de decisiones.
Es entonces, que se puede establecer la gran importancia del área social para cada nivel de estudiantes a lo largo del país, cada uno con sus características, en relación a su estado evolutivo y edad.
Ahora bien, luego del primer impacto que surge a raíz de esta pandemia que afectó y afecta al mundo, en el transcurso de estos dos años, se ha vivenciado de manera diferente la necesidad del regreso a lo presencial en el aprendizaje, entonces, ¿qué pasa hoy, en 2022?


Pasado el 2021, que trajo en su gran variedad de cambios, sobre todo en la escolaridad de nivel inicial, primario y secundario (siendo el nivel universitario quien mantuvo la misma dinámica a distancia por mucho más tiempo). Se han realizado diferentes movimientos en las escuelas, donde se dictaron clases presenciales por burbujas, dividiendo cada curso que compone la institución escolar en grupos más reducidos asistiendo de esa manera semana de por medio a las escuelas y la otra semana realizando la escolaridad de manera virtual. Hubo momentos en los cuales se dictó virtual de forma total, e incluso a la finalización del año 2021 se inició el regreso de la presencialidad plena en las escuelas.
Un año atravesado por cambios, idas y regresos, nos encuentra luego de su finalización en el comienzo de un nuevo ciclo lectivo, en este 2022, en el cual, se prioriza la presencialidad plena con cuidados requeridos por el Ministerio de Salud y además el reforzamiento de contenidos prioritarios.
Es en este ciclo, que se regresa desde un comienzo con una presencialidad plena en las aulas, donde se va a propiciar la utilización de la tecnología en mayor medida y donde se sostendrá el protocolo sanitario.
En este año que comienza, según los datos del Ministerio de Educación, son 12,8 millones de estudiantes que comienzan la escolaridad, concurriendo a más de 75 mil escuelas, de las cuales un 76,6% son de gestión estatal. Además, se incorporan más de 950 mil docentes. De la totalidad de alumnos, 1.807.986 son de nivel inicial, 4.859.105 de nivel primario y 3.904.519 son de nivel secundario, el resto son los estudiantes del sistema no universitario.


Se va a priorizar ir recuperando la conexión con el ámbito escolar de aquellos chicos que se fueron desvinculando en la pandemia de sus escuelas. La Unipe, registra las estadísticas del rendimiento desvalorizado que han tenido en los distintos niveles, como lo fue en el secundario, donde se obtuvo un 18,6%, en el primario 7,1% en los cuales se detectan desempeños por debajo de lo esperable. Se aumentan los porcentajes en matemática, con un 42,8% en el secundario y en primaria 19,6%.
Según el último informe de la Secretaría de Políticas Universitarias, unos 2.343.587 estudiantes universitarios que estudian en alguna de las 131 universidades públicas y privadas del país regresan en marzo del 2022 a las clases presenciales, luego de dos años de virtualidad plena.
En respuesta a este regreso a las aulas, se vieron diferentes posiciones y opiniones al respecto. En la gran mayoría hay un consenso, de pedir la implementación de un esquema híbrido que incluya ambas modalidades. Algunos estudiantes se encuentran con entusiasmo para el regreso a las aulas, mientras que en otros casos no se sienten contentos de regresar a la dinámica de enseñanza anterior.
Lo que respaldan del regreso a la modalidad presencial los expertos, es la posibilidad de acortar un poco la brecha de desigualdad que se evidencio en gran forma en la pandemia. Para que los jóvenes que no tienen el equipo necesario para continuar sus estudios, puedan seguir con ellos.
Investigadores del Conicet, aseguran que la réplica del modelo tradicional en la virtualidad, no fue una buena manera de implementarla. Se espera que, en este nuevo ciclo, se pueda re pensar la posibilidad de un cambio más contundente en el paradigma, que ponga el foco en el estudiante y su aprendizaje y que las plataformas no se conviertan en un reservorio de información.
Además, se puede utilizar la información de los resultados de los años plenamente virtuales para ver la ejecución de una manera más eficaz y productiva de la educación en el país.

Fuente: www.elmejortrato.com.ar

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