Cancino González fue condenado a 18 años de cárcel por los abusos sexuales a su hijastra. El Tribunal de Juicio Oral dictó veredicto ayer en el proceso oral contra este ciudadano de nacionalidad chilena, por abusos cometidos entre el 2001 y 2010 contra su hijastra, cuando se radicó en Río Grande. Le dieron 14 años que se unificaron en 18 con una condena anterior que actualmente cumple.
RIO GRANDE.- Eduardo Cancino González ya había sido condenado a una pena leve de prisión en Chile por abusos contra esta misma menor, y cumplía actualmente una pena de prisión por abusos contra otra menor, condena esta que fue unificada con los 14 años que le impusieron ayer: en un total de 18 años de cárcel.
El acusado fue condenado a esta pena unificada a partir de este proceso en el que se lo encontró culpable de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante doblemente agravado, con acceso carnal doblemente agravado, y abuso con acceso carnal reiterado en un número indeterminado de veces”, en perjuicio de su hijastra actualmente ya mayor de edad.
Asimismo se dio notificación del fallo a la Dirección de Migraciones, a fin de que en un plazo determinado disponga medidas con este sujeto de nacionalidad chilena, para lo cual debería al menos cumplir la mitad de la condena, de la cual ya lleva 6 años tras las rejas.
La fiscal conforme con la pena
Tras la lectura del veredicto por el tribunal, la fiscal del caso la Dra. Verónica Marchisio, se mostró conforme con el fallo a partir de que “culmina una etapa para la víctima, difícil de cerrar por tantos años de abusos, y procesos entre diferentes países y trámites diplomáticos –tras la fuga y recaptura de Cancino a Chile- con una cantidad de veces por semana que no se pudo determinar, si un lapso de tiempo entre el 2001 en que vinieron a vivir a la ciudad y el 2009 en que se hizo la denuncia”, dijo.
“Manipuló a la víctima dentro del seno familiar, y en esta causa no solo los antecedentes y pericias psicológicas que determinaron las angustias y traumas que surgieron en el tratamiento de ella. Una personalidad psicopática y como fue a través de los años, desde muy pequeña, haciéndole creer y hacerle naturalizar una situación de abuso hasta hacerle pensar que era su mujer”, concluyó Marchisio sobre la gravedad del caso.