Es un trabajo a voluntad impulsado por un grupo de profesionales preocupados por la situación de la niñez e integrado por referentes de Salud, Educación, Derechos Humanos y Justicia, lo que el comité de abuso comenzó a trabajar es el inicio, de cómo mejorar el acceso, la asistencia, proteger la identidad, defender los derechos del niño, y no revictimizar. Aseguran que hay un “gran bache” en lo que respecta al tratamiento de las víctimas. “No se están pudiendo asistir a las víctimas desde un punto de vista terapéutico de largo plazo”, sostiene la pediatra María Teresa Almandóz.
RIO GRANDE.- La articulación de acciones para prevenir, tratar y reparar los daños físicos y psicológicos que se derivan del abuso sexual en contra de niños, niñas y adolescentes en Río Grande, es un trabajo que comenzó a gestarse en los últimos meses en el Hospital Regional Río Grande alarmados por la creciente cantidad de casos.
Todos los jueves se reúnen profesionales del Hospital: pediatras, ginecóloga, trabajadoras sociales; y se sumaron convocadas especialistas de Gabinete Psicopedagógico de Educación, integrantes de la justicia y de Derechos Humanos de la Provincia.
En la mesa de trabajo, el jueves pasado recibieron a El Sureño las profesionales María Teresa Almandóz (Pediatra – Hospital), Mariana Quevedo (Psicóloga – Secretaría de Derechos Humanos), Amanda Nievas (Trabajadora Social – Derechos Humanos), Miriam Vargas (Trabajadora Social- Hospital), Marcela Montani (Psicóloga – Gabinete Psicopedagógico Escolar), Mariela Ramírez (Psicóloga – Gabinete Escolar), Vanesa Martínez (Trabajadora Social – Hospital) y Patricia Mollerach (Tocoginecóloga – Hospital). También conforman el grupo Soledad Acevedo (Pediatra –Hospital) e Inés Aparici (Patóloga y Forense – Hospital – Justicia).
“Nos pasó que empezamos a ver por guardia como pediatras los casos de violación y abuso sexual durante el año pasado y este año; y otros casos que son históricos que ocurrieron hace algunos años que comenzaron a consultar por algunos motivos al consultorio de adolescencia”, recordó la pediatra Almandóz.
Las dos médicas a las que les llegaron mayormente estas consultas, Teresa Almandóz y Soledad Acevedo, se sentaron a hablar sobre la situación, analizar lo que estaba ocurriendo y pensar qué hacer con eso. La propuesta fue: “Hagamos algo positivo con todo esto tan terrible que estamos recibiendo y asistiendo a las víctimas de abuso y violación”, relató María Teresa.
Junto a la doctora Patricia Mollerach, médica Tocoginecóloga, que además cursa la carrera de médico legista y es la persona que se encarga de realizar las revisaciones, consideraron que era necesario darle un trabajo y un accionar a algo que “es una carga muy dolorosa para las víctimas que han sufrido esto pero también que nos afecta a todos los profesionales que intervenimos en todos estos casos”.
De esta manera las profesionales decidieron involucrarse y ocuparse del tema más allá de recibir los casos en consultorio. “Recibir este tipo de denuncias nos produce como seres humanos sentimientos, sensaciones, y le quisimos dar el perfil más profesional que se pueda, además del perfil humano que está”.
“Esto es el inicio”
Lo que el comité de abuso comenzó a trabajar es el inicio, de cómo mejorar el acceso, la asistencia, proteger la identidad, defender los derechos del niño, cómo no revictimizar desde salud y educación; que son sus principales objetivos.
Almandóz no duda al asegurar que “hay un gran bache en lo que respecta a lo terapéutica y el tratamiento de las personas con abuso sexual y en este sentido es importante dejarlo claro para no generar falsas expectativas. No se están pudiendo asistir a las víctimas desde un punto de vista terapéutico de largo plazo, largas terapias y procesos a las familias y a las víctimas de abuso”.
En este sentido sostiene que “una cosa es el trabajo puntual de un médico o un psicólogo en el momento; pero necesitan sostén, contención y probablemente cuando ellos lo deseen y lo busquen”.
“La familia y la víctima no van a hacer terapia cuando yo lo desee, esta tiene que ser una opción y una posibilidad. Pero por el momento no estamos encontrando cómo, dónde y con quién porque la cantidad de profesionales que hay en Río Grande son pocos y no hay espacios claros donde puedan ir las familias y víctimas de abuso a realizar una terapia de familia”, suma.
En el mismo sentido Montani explica que “hay que darle el lugar a la familia para que busque el lugar porque es una decisión personal, a veces la justicia los manda a hacer un tratamiento y no es el tiempo de poder hacerlo. Si uno puede entender lo que le ocurre al sujeto víctima de abuso, hay un arrasamiento de la persona en el orden psíquico, social, familiar y vincular. Lo que queremos es preservar esto y darle un tiempo a la víctima”.
“Un buen trabajo de inicio, cuidadoso y respetuoso, amoroso y con conocimiento, es terapéutico -asegura Almandóz-. No va a sanar heridas, es el inicio de un bálsamo; nada puede ser peor que si la persona fue arrasada en su vida privada, sea después arrasada por la sociedad y sus instituciones”.
Por eso considera indispensable que las instituciones brinden las herramientas y la disposición.
El rol de la Escuela
A la mesa de trabajo la conforman también trabajadoras del Gabinete Escolar, ya que es la escuela donde muchas veces los chicos comienzan a manifestar síntomas o expresan que están siendo abusados. La psicóloga Marcela Montani sostiene que “esto siempre ocurrió” y asegura que el hecho de que los casos hoy sean más visibles tienen que ver con un cambio de paradigma respecto a la mirada sobre la infancia.
“A partir de la sanción de leyes de protección de los derechos del niño, cambia la mirada y se impone un lugar diferente de escucha para el niño. Esto hace que empecemos todos a mirar al niño como un sujeto no solo de derecho, sino que siente, le pasan cosas y puede decir y mostrar lo que le ocurre. Ahí comienzan a visibilizarse mucho más estas situaciones”, explica.
“El abuso siempre existió y para quienes ejercen la psicología clínica muchas veces se encuentran con pacientes que después de 20 o 30 años recién pueden hablar de esto que les sucedió en la infancia. Quizás porque en ese momento no les era posible hablar o si lo manifestaba esto no era escuchado, ni denunciado o develado”, agrega la psicóloga.
Pero para las especialistas que cada jueves se reúnen a pensar y actuar sobre el problema, la situación no es que estos hechos se develen, sino qué hacer con esto que se devela y cómo se previene. “Qué hacemos con la víctima y con ese grupo familiar que muchas veces es víctima de esta situación de abuso y quedan entrampados en una red interinstitucional que nos vamos pasando la situación como si fuera una papa caliente porque en realidad mucho no se sabe qué hacer”.
Desde Gabinete las profesionales de equipos técnicos en las instituciones educativas armaron un instructivo, como una suerte de guía para ver qué es lo que debe hacer la institución educativa para preservar y evitar la re victimización de ese sujeto menor de edad.
“Tratamos de ordenar todos los pasos a realizar para evitar la re victimización. Hoy se trabaja con el instructivo. Se implementa de a poco y difícilmente porque nos hemos encontrado con obstáculos y repeticiones de acciones que no son las correctas”, sostiene Mariela Ramírez.
“Al niño hay que creerle siempre”
Una de las cuestiones que remarcan las profesionales es que “siempre se le tiene que creer al niño”. Almandóz asegura que “lo que encontramos con alguna frecuencia en los casos de abuso es que a veces, el niño devela y el adulto no le cree por el motivo que fuere. Lo que sugerimos es que al niño se le crea siempre”.
En este orden remarca que “esto no significa un salir corriendo en desesperación, pero le creo, investigo, veo, lo protejo y preservo”. “Las denuncias hay que hacerlas en Fiscalía, y son sospechas de abuso. No son denuncias de abuso, son sospechas. Luego los equipos de trabajo verán de qué manera acompañan, preservan, protegen y curan”, remarca.
Otro de los espacios donde llegan las consultas es a la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia. Mariana Quevedo es psicóloga y señala que “a nosotros nos llegan consultas de padres que no saben muy bien a dónde ir, nos mandan los oficios desde el juzgado que normalmente es donde nos llegan las intervenciones, no tal vez en el tiempo que sería prudente”.
En las oficinas cuentan con Trabajadores Sociales, Abogados y Psicólogos que asesoran y acompañan a las víctimas, sea el niño o sus familiares.
El rol de los medios
No sólo la escuela es un lugar donde se debe trabajar para evitar la revictimización, para las profesionales que integran el Comité de Abuso los medios de comunicación ocupan un rol clave. “Estamos tratando de mejorar nuestra tarea dentro de cada una de las áreas, de no exponer y volver a victimizar, por eso para nosotros los medios de comunicación nos interesan mucho, porque cuando una persona es víctima de abuso es víctima de ese evento. Lo tiene que narrar una vez, en Fiscalía, no tiene se tiene que narrar este evento por todos lados porque hay que preservar la intimidad del caso en cuestión. Y cada vez que un evento se narra, se reactiva, es nocivo por donde se lo mire”, expresa la pediatra María Teresa Almandóz.
La exposición que se hace de la víctima de abuso sexual no es siempre dando el nombre de la víctima. “Cuando se da el nombre y apellido y nombre del abusador o se muestra la casa o imagen, ese dato lo vamos a terminar conociendo todos, porque este sigue siendo un lugar chico y esto nos preocupa”, sostiene.