Los saqueos se agudizaban el viernes en Acapulco luego de que la ciudad, uno de los destinos turísticos más importantes de México, fuera azotada por el potente huracán Otis, que dejó decenas de fallecidos y a los sobrevivientes lidiando con la escasez de agua, alimentos y combustible.
ACAPULCO, MÉXICO (REUTERS-NA).- Sorprendiendo a muchos, Otis pasó en pocas horas de ser una tormenta tropical a un huracán de la máxima categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson cuando tocó tierra durante la madrugada del miércoles como el ciclón más potente que haya golpeado la costa Pacífica de México desde que hay registro. Hasta el momento se cuentan 27 personas fallecidas, cuatro desaparecidas y daños estimados en hasta 15,000 millones de dólares.
“La gente estaba llevando a cabo en algunos lugares actos de saqueo”, dijo el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
“Es que había una situación de emergencia, de desorden, de caos, de mucha incertidumbre, miedo, todo esto que sucede cuando hay una tragedia de estas dimensiones”, agregó.
El viernes, personal del Gobierno y efectivos militares retiraban postes eléctricos, árboles y restos de edificios y mobiliario urbano de las calles de Acapulco que aún lucían devastadas. Pobladores luchaban con palas para remover el lodo.
“Venimos a sacar comida para comer porque no hay”, dijo una mujer, quien solicitó el anonimato, a las afueras de un supermercado en Acapulco.
Otras decenas de personas, con mochilas y bolsas a cuestas, revisaban anaqueles y cargaban todo lo que podían de un supermercado en Acapulco, mostraron imágenes de Reuters. El establecimiento lucía devastado por el ciclón y los saqueos.
Afuera, otras decenas abandonaban la tienda derruida con su botín en cajas y coches de supermercado. Otros, llenaban hasta los techos de sus carros con bolsas y cajas de comida y otros bienes, a veces, ante la vista gorda de la policía.
“La gente se robaba todo de los Oxxo, Coppel, Elektra”, dijo a Reuters Erik Lozoya, un mago de 26 años quien estuvo hospedado en un hotel de Acapulco cuando el huracán azotó la zona. “Te hablo desde pañales, leche, sopas hasta refrigeradores, pantallas, motos”, agregó.
Unos 10,000 integrantes de las Fuerzas Armadas, trabajadores sociales y empleados de la estatal eléctrica CFE fueron desplazados a la zona afectada, en el estado sureño Guerrero, uno de los más pobres del país.
La CFE informó la noche del jueves que había repuesto el 50% del servicio eléctrico en Guerrero al medio millón de usuarios que resultaron afectados por los cortes de electricidad. Las comunicaciones aún seguían intermitentes.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) dijo el viernes que los remanentes de la depresión tropical 21, que se formó en la costa Atlántica de Nicaragua a principios de la semana, habían atravesado el istmo centroamericano.
Se espera que la zona de baja presión se convierta en una depresión tropical el fin de semana frente a las costas de El Salvador y Guatemala para luego amenazar el suroeste de México.
“NO SABEMOS QUÉ HACER”
Muchas personas aún buscaban a sus seres queridos e ignoraban si estaban muertos o si habían perdido la señal de teléfono.
El suegro y cuñado de Sabrina viajaron a Acapulco días atrás para disfrutar de unas vacaciones sin saber de la existencia del huracán. Desde que el ciclón azotó a Acapulco, ella y su esposo perdieron todo contacto con su familia.
“Tratamos desesperadamente de encontrar a alguien que pueda ayudarnos”, dijo Sabrina a Reuters.
Recién el viernes, tras dos días completos de silencio, consiguieron un teléfono con señal y pudieron comunicarse con sus familiares en Estados Unidos para avisarles que estaban bien.
Ellos estuvieron hospedados en el departamento familiar frente a la bahía de Acapulco, apenas a unos metros de hoteles que quedaron destrozados.
Pero no todos corrieron con la misma suerte.
Letitia Murphy dijo que perdió contacto con su exesposo y padre de sus dos hijos, Neil Marshall, quien estaba en Acapulco cuando el huracán tocó tierra.
La mañana del viernes, ella dijo que su cuerpo fue hallado por pobladores cerca de la bahía, donde estaba hospedado, pero ninguna autoridad le daba información al respecto. Se enteró por una foto del cuerpo del hombre de 59 años en redes sociales.
“Ni siquiera podemos obtener información sobre él”, dijo, desde Reino Unido. “Es horrible que no sepamos qué hacer”, agregó.
Las tres principales aerolíneas mexicanas -Aeroméxico, Viva Aerobus y Volaris- iban a enviar un avión cada una hasta el aeropuerto de Acapulco en el transcurso de la mañana para sacar a residentes y turistas varados.
Acapulco, hogar de unos 850,000 habitantes, recibe cada año alrededor de 4,5 millones de turistas, la gran mayoría locales.
El huracán dejó afectaciones en el 95% de los hoteles de la ciudad, estimaron desde la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), quienes solicitaron un plan del gobierno federal para recuperar la zona lo más pronto posible.
El Gobierno ha dicho que cuenta con financiamiento y activará dos fondos por unos 700 millones de dólares para afrontar los daños que dejó Otis.
Para atender la demanda de gasolina, el Gobierno envío un barco con gasolina, aunque todavía resulta complicado asegurar el abastecimiento del combustible por la falta de electricidad en las estaciones de servicio.
Dos buques se dirigen a Acapulco con plantas purificadoras de agua y eléctricas.
Diversos Gobiernos y empresas empezaron a recolectar víveres no perecederos y dinero para ayudar a los afectados. MercadoPago, el brazo fintech de la argentina MercadoLibre, habilitó un botón de donación para los usuarios de su aplicación y dijo que duplicará lo recaudado “en apoyo y solidaridad con las personas afectadas por esta contingencia”.
Otis es el huracán más potente en tocar tierra en la costa del Pacífico mexicano, de acuerdo a meteorólogos.
Con sus vientos de 270 kilómetros por hora (km/h), el ciclón dejó atrás el registro de Patricia que, en octubre de 2015, alcanzó la costa occidental de México con vientos de 240 km/h luego de haber registrado 305 km/h en mar abierto, convirtiéndolo en el ciclón tropical más intenso jamás observado.
Otis se intensificó inusualmente rápido impulsado por la alta temperatura de la superficie marina de hasta 30 grados Celsius, producto del fenómeno de El Niño.
(Reporte de José Cortés, Alexandre Meneghini y Quetzalli Nicte- Ha en Acapulco, México; Reporte adicional de Diego Oré, Raúl Cortés y Dave Graham en Ciudad de México)