En el inicio del juicio por balear a su expareja, Cristian Crespi accedió a declarar y aseguró que en la discusión sacó un arma pero que nunca apuntó contra la joven y que hubo un disparo único, que se produjo en el forcejeo. La víctima, que dio evidentes muestras de haber sido coaccionada para cambiar u “olvidar” puntos sustanciales de su declaración, habló en un mismo sentido.
RIO GRANDE.- El Tribunal de Juicio Oral comenzó el proceso contra Cristian “Chino” Crespi de 35 años, detenido por el hecho ocurrido el 26 de septiembre pasado cuando baleó a la joven Araceli Nahuel, dentro de su automóvil, cuando esta salía de su trabajo en la clínica de la UOM.
Crespi aseguró que la joven estaba embarazada y que estaba enojado porque Nahuel perdió el bebé y quería saber en qué circunstancias fue eso, lo que motivó la discusión.
Aseguró que sacó un arma de fuego “pero la puse en la caja de cambios”, señalando que “solo fue para asustarla”, asegurando que se trataba de un calibre 32 y que la joven tomó el arma produciéndose el forcejeo en el que se generó el “disparo accidental”.
En este sentido luego la joven Araceli Nahuel declaró como testigo, cambiando sustancialmente el tenor de su declaración al inicio de la causa en la que señaló que Crespi le gatilló varias veces al pecho, pero que el disparo no salió.
En esta oportunidad, y previo a reconocer que continuó manteniendo relación con el imputado detenido y que el padre de este le puso una casa para que viviera hasta hace un mes atrás, la testigo dio cuenta de una versión similar a la del imputado y habló de un solo disparo “accidental”.
Para ello Nahuel primero negó distintas amenazas de muerte que luego la fiscalía mostró mediante los listados de mensajes telefónicos, a los cuales luego minimizó ante una evidente realidad de violencia de género imposible de disimular. Incluso la víctima intentó minimizar la única golpiza que reconoció, de parte del imputado.
Evidencia
Más allá de esto la fiscalía buscará sostener la acusación a partir de elementos objetivos que existen en la causa, como son dos casquillos de balas calibre 22, halladas en el lavadero donde Crespi intentó borrar pruebas del interior del auto, además de dos marcas en la puerta del rodado que indican que hubo más de un disparo, y que por ende no fue una situación “accidental”.
Para esto serán importantes también las declaraciones testimoniales de allegados a la víctima, quienes irán declarando en los días sucesivos.