El investigador y divulgador científico Diego Golombek estudia cómo duermen los argentinos y, en particular, el insomnio, una de las patologías más importantes de la actualidad. Asegura que los medios digitales y las nuevas tecnologías son los responsables de alterar nuestro reloj biológico.
BUENOS AIRES (Nicolás Bruno, especial para Agencia CtyS-UNLaM).- Lejos de los tubos de ensayos, los guardapolvos blancos y los catalizadores, muy propios de los laboratorios, Diego Golombek se encuentra con sus hijos para disfrutar de una tarde de sol en el Parque de las Ciencias.
Este espacio, construido en los laterales del Centro Cultural de la Ciencia en la Ciudad de Buenos Aires, busca poner en contacto a los más chicos con el mundo científico mediante propuestas lúdicas. Y es que divulgar la ciencia es un trabajo de tiempo completo, que lo lleva en la sangre.
Luego de finalizar sus estudios en Ciencia Biológicas, y ya trabajando en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el interés de Golombek se centró en la cronobiología, una disciplina que estudia la regulación de los ritmos biológicos en torno al sueño.
Para el investigador, los tiempos de descanso son sumamente importantes, pero suele ser algo “que se pasa por alto”. “Pensamos que es una comodidad a la que accedemos cuando tenemos tiempo o tenemos la suerte de hacerlo, pero en realidad no es un lujo, es una necesidad”, aclara.
Fue a partir de considerar el sueño como una herramienta de bienestar imprescindible para el ser humano, que comenzó a indagar sobre las investigaciones y encuestas que había en Latinoamérica.
“Era un objetivo muy ambicioso, porque si bien había estudios previos, como en Brasil, donde se han realizado encuestas masivas, a nivel nacional no tenemos datos concluyentes sobre la población total”, plantea Golombek.
Fue así como nació este proyecto de investigación que busca comprender cómo duermen los argentinos. A través de una breve encuesta, de carácter anónimo, personas mayores de 13 años, que residan en el país, pueden brindar su experiencia, y a la vez, conocer sus hábitos en relación al sueño.
“El encuestado recibe una devolución por lo que creo que estamos haciendo una especie de servicio para que la gente se haga sus propias preguntas. Se podría enmarcar dentro de la ciencia ciudadana, o sea, cómo los científicos son ayudados por el resto de la sociedad para responder preguntas específicas y, a su vez, nosotros les brindamos resultados”, explica el investigador de CONICET.
Existe la construcción de que Argentina es un país más bien noctámbulo, pero para Golombek, esto es un planteo más bien “anecdótico” que, de todos modos, podría tener una explicación racional, vinculada a los ciclos del sueño y el clima…
“En el caso de Brasil, por ejemplo, hay un clima muy tropical, como sucede en el norte argentino y esto hace que las sociedades tiendan a empezar sus actividades más temprano, tal vez parar en algún momento de la tarde, y después retomar cuando el calor cesa”, precisa el divulgador científico.
El insomnio es una de las patologías más preocupantes en el mundo actual. ¿El mayor responsable? Una posible respuesta es la luz eléctrica. Cuando Thomas Edison creó la primera lámpara incandescente, no era consciente del impacto que este invento tendría en el sueño del mundo.
“Estamos inundados de pantallas, lo cual no es grave si uno las usa adecuadamente. Lo serio es que emiten una luz azulada que estimula al reloj biológico de nuestro cerebro;, este ‘dispositivo’ está encargado de avisarle al cuerpo que es de día. Si te vas a la cama de noche y tenés prendida la tele o el celular, estás engañándolo, y no te podés dormir”, cuenta Golombek.
La deuda con el sueño sigue creciendo y, cuando se pone el sol, los humanos modernos prenden la luz para redoblar la apuesta a favor del insomnio. “Estamos preparados para un mundo que ya no existe. Un mundo en el cual hay claramente días y noches y, cuando se va el sol, te volvés a la cueva”, es el interrogante que deja flotando el investigador. Fuente: Agencia CtyS.