Cuatro series que comenzaron con fuerza, pero terminaron extendiéndose más allá de lo necesario, perdiendo lo que las hacía memorables.
Algunas series nacen con una idea tan poderosa que logran conquistar a millones desde su primer episodio. La combinación de una trama atrapante, grandes personajes y un ritmo bien trabajado las convierte en fenómenos que conectan con la audiencia de inmediato. Sin embargo, no todas las historias están hechas para durar eternamente, y el intento de prolongarlas puede terminar diluyendo aquello que las hizo especiales.
La presión por mantener audiencias o el deseo de maximizar ganancias puede llevar a decisiones creativas que sacrifican calidad por la cantidad. Lo que en un principio parecía fresco y original, con el tiempo se siente forzado, repetitivo e incluso innecesario. En lugar de un final digno, muchas series terminan con temporadas que sus fanáticos prefieren olvidar.
Aunque existen ejemplos de series que supieron cerrar en el momento justo, otras han quedado atrapadas en el ciclo de alargar lo inevitable. A continuación, analizamos cuatro casos emblemáticos de series que, según muchos, debieron haber terminado mucho antes.
Élite
Cuando Élite llegó a Netflix, su mezcla de misterio, drama adolescente y un elenco carismático logró un éxito inmediato. Sin embargo, a partir de su cuarta temporada, cuando la trama que envolvía la situación de Marina terminó, la fórmula comenzó a desgastarse. Las historias se tornaron repetitivas, los personajes originales fueron reemplazados por otros que tenían menos historia propia y personalidad y la trama perdió coherencia. Lo que alguna vez fue una serie innovadora sobre secretos y traiciones en un colegio de élite terminó siendo criticada por forzar conflictos poco creíbles y prolongar su vida más allá de lo necesario. Ya son incontables los muertos que dejó el instituto Las Encinas.
The Walking Dead
Lo que empezó como una serie innovadora sobre la supervivencia en un mundo postapocalíptico se convirtió en un interminable desfile de conflictos entre humanos y zombis. The Walking Dead mantuvo su fuerza en las primeras temporadas gracias a su enfoque en los dilemas morales y las relaciones entre los personajes. Sin embargo, después de casi una década al aire, el desgaste en la narrativa y el exceso de episodios comenzaron a alienar a su audiencia. Las últimas temporadas parecieron más un intento de mantener la marca que de contar una historia sólida. Hay muchos que sostienen que la historia tendría que haber terminado luego de la historia de Negan.
13 Reasons Why
La primera temporada de Por trece razones impactó al público al abordar temas como el suicidio y el bullying con una crudeza y sensibilidad que no estábamos acostumbrados. Aunque ya había dudas sobre la necesidad de continuar la historia, la serie decidió extenderse durante tres temporadas más. Con cada entrega, la trama se volvió menos relevante, y los intentos de justificar nuevos conflictos dejaron en claro que la serie había perdido su propósito original. Lo que comenzó como un poderoso mensaje terminó siendo una lección sobre cuándo dejar ir. La realidad es que esta serie debería haber sido una miniserie que respete el título y su primera idea: trece razones, trece capítulos y un gran conflicto.
Grey’s Anatomy
Grey’s Anatomy marcó un antes y un después en la televisión al mezclar el drama médico con relatos humanos cargados de emociones que enamoraron profundamente a la audiencia. Sin embargo, después de casi dos décadas al aire, la serie ha perdido gran parte de la magia que la hizo popular. La salida de personajes icónicos, el reciclaje de tramas y la falta de frescura en sus conflictos han hecho que muchos fans piensen que debió haber terminado hace varias temporadas. Aunque sigue siendo querida por algunos, para otros es el ejemplo perfecto de una serie que se niega a cerrar sus puertas.