Laura Sosa transitó un largo camino de lucha y esfuerzo para cumplir su deseo de ser madre. Luego de someterse a 5 tratamientos de fertilidad asistida finalmente en septiembre del 2019 logró el tan anhelado sueño; con la particularidad que su tan ansiado bebé nació en plena cuarentena.
RIO GRANDE.- Laura Sosa es profesora de educación física, oriunda de Tucumán, vive en Río Grande hace 15 años; como tantas mujeres y parejas, transitó un largo camino de lucha y esfuerzo para cumplir su deseo de ser madre. Luego de someterse a 5 tratamientos de fertilidad asistida finalmente en septiembre del 2019 logró el tan anhelado sueño.
Como todos, no esperaba una pandemia ni mucho menos tener que pasar por la experiencia de estar la mitad de su embarazo “aislada”. Lógicamente, esta situación hizo que tuviera que cambiar muchos de sus planes y adaptarse a medida que pasaban los meses.
Laura tuvo la gentileza de charlar con la redacción de El Sureño y compartió su proceso de lucha; contó cómo vivió el aislamiento y el nacimiento de su bebé “Nico”.
-¿Cuánto hace que buscabas el embarazo?
Tenía 32 años cuando comenzó nuestra búsqueda y ya tengo 40. Realmente hoy admiro la fortaleza que tuve para no caer y desistir ya que no fue fácil recibir cada año un resultado negativo, tuvimos un positivo en el año 2016 pero los valores eran bajísimos y a las 48 horas nos dio otro negativo, lo que alentó la esperanza a mi lucha.
-¿Como ha sido la lucha en estos más de 7 años?
En el camino me crucé con gente que, sin conocerme, pedía por mí, por nuestro gran milagro; tuvimos la ayuda y la compañía de compañeros de trabajo, amigos, alumnos, padres, madres, nuestra familia; todos siempre pendientes, porque yo nunca lo oculté al contrario siempre trataba de contar y alentar a que no se debe dejar de soñar nunca, soy profesora y entrenadora y qué mejor que transmitirle a mis alumnos que uno debe luchar por lo que realmente quiere.
En el 2017 decidí realizar el tratamiento a través de la obra social ya que era algo que nos correspondía por ley; aunque al principio no quería hacer uso por toda la burocracia, decidimos hacerlo.
Yo tenía un diagnóstico y era de alta complejidad, nos derivaron a Buenos Aires al hospital Italiano. Luego de algunas idas y vueltas el médico auditor autorizó todo y nos preparamos otra vez a someternos al tratamiento, pero nuevamente no resultó; era como un puñal al corazón, pero le dije a mi marido no vamos a caer debemos continuar probando ya que Dios nos dio la oportunidad de poder hacerlo con la obra social.
-La experiencia del tratamiento favorable, ¿cómo la vivieron?
En el año 2019 me comuniqué como todos los años al hospital para ver si podíamos comenzar nuevamente con el tratamiento; la ley te cubre tres por año pero nosotros, por un tema económico y laboral, realizábamos uno por año siempre entre enero y marzo; pero éste año fue todo diferente, la derivación salió recién para agosto, yo estaba con mi cabeza más en mi trabajo ya que se venían las competencias y el compromiso de estar al lado de mis alumnas.
Viajamos en agosto, y entre la preparación previa y la intervención había una semana libre, así que decidimos volver a Río Grande, participé de las actividades deportivas y el 1 de septiembre viajamos nuevamente a Buenos Aires para el tratamiento.
Cuando ingresé al quirófano y vi a la doctora Pecce, la que me atiende en Buenos Aires, ella me dijo: “Esta vez se va a dar, encomendate mucho a Dios y quedate tranquila”.
Debíamos esperar 15 días para hacerse los análisis, el 19 de septiembre al buscar los resultados en el papel leímos un POSITIVO pero a pesar de la gran alegría y emoción decidimos esperar hasta tener más seguridad. Comunicamos a la doctora y a las 48 horas repetimos los estudios. Y finalmente el resultado fue positivo, estaba embarazada!
Y ahí fue cuando me di cuenta que no se trataba de poner la cabeza en el tratamiento ni en la búsqueda sino en hacer y disfrutar de la vida en el día a día, porque yo hice todo lo que otros quizás no hubieran realizado; es decir, no me pedí una licencia para meditar sobre esa búsqueda sino que me enfoqué en todo lo que me hacía feliz.
–Por la situación sanitaria, ¿qué tuviste que cambiar y adaptarte?
Esperaba poder compartir este proceso mas acompañada, sacarme muchas fotos con todas las personas que pidieron por nosotros, para dejar registrado ese momento como un gran recuerdo; y también me entristeció un poco porque justo cuando comenzó todo no pude comprar nada para el bebé, todo por internet y muchos regalos. El no poder ver a la familia y no poder compartir éste momento fue un poquito duro.
-Tu embarazo fue de riesgo, ¿cómo se hicieron los controles médicos?
Tuve miedo de ir a los controles pero después se me pasó un poco ya que solo lo realizaba cuando tenía control o cuando me sentía muy mal.
Tuve que adaptarme a ellos porque hubo momentos en los que no podía verme mi doctora y tenía que ver a otro médico, ya que ellos también debían cumplir con la cuarentena y con todos los protocolos; mi embarazo hasta el último día fue a puros vómitos, nada de que a los 3 meses se te van, así que me controlaron mucho para que no me deshidratara, quizás uno cree que por ser un embarazo por fertilidad es de riesgo pero mi doctora dijo que yo soy sana y mi bebé, gracias a Dios también, al menos creció día a día y se movía muchísimo; me cuidé pero no por tanta recomendación del médico sino porque tener un ser dentro de tu vientre es lo más maravilloso que puede existir en la vida.
«Quien esté luchando por esto quiero decirle que no baje los brazos nunca»
-¿Cómo cambiaron tus planes?
Gracias a Dios pude viajar a Tucumán en mis vacaciones de verano para que mi papá, familiares y amigos puedan verme con un poquito de panza aunque sea, con los únicos que no pude disfrutarlo fue con mis hermanos más chicos pero por una cuestión personal que sé que algún día lo podremos hacer.
Tenía muchas ganas de disfrutarlo junto a todos ellos, pero también siento que este encierro nos enseñó muchísimo sobre valores y generó mucho amor en las personas al estar tan distantes el uno del otro. Recibí y recibo muchos llamados de afecto que quizás no me lo esperaba. Y con respecto al Baby Shower nunca estuvo en mis planes, porque no le encontraba sentido festejar sin mi bebé en brazos yo siempre quise festejar su nacimiento y se me dio como quería. Aunque finalmente sí tuve un festejo virtual sorpresa, y muy emocionante.
-¿Cómo te acompañaron, de qué manera, tus familiares y amigos en éste aislamiento?
Y no es fácil más que nada para ellos… como ser mi mamá llora porque no puede estar conmigo y le cuesta mucho; los papás de mi marido estaban varados en Córdoba todo este tiempo y gracias a Dios regresaron estos últimos días, pasamos el embarazo a través de mensajes, llamados; nos comunicábamos por videollamada y así todo el tiempo pidiéndome que me cuide mucho para que Nico pueda nacer sanito.
-¿Qué le dirías a quienes están en la lucha por ser padres?
Cada uno tiene su propia creencia, yo me encomendé en Dios y en el Universo y respeté a cada persona que pidió por “nuestro milagro”, sin importar raza ni cultura, porque sé que lo hicieron de corazón; entonces a quien esté luchando por esto decirle que no baje los brazos nunca, porque estamos en este mundo para algo y quizás sientas que no vas a poder ser madre nunca pero mira a tu alrededor primero y valora cada cosa buena que te puso la vida en el camino y lo que te hizo sentir mal, quizás, sólo fue una enseñanza.
Recuerdo mi primer tratamiento que el doctor me dijo “tus posibilidades son una en un millón si querés seguimos adelante pero es un riesgo que vas a tener que elegir” y yo me sentí afortunada aunque no lo crean porque tenía una posibilidad. Y aquí estoy con mi hijo, tardó un poquito pero hoy somos afortunados porque mi hijo fue concebido por el amor de todas las personas que nos llenaron de energía positiva y de muchísimo amor.
Agradezco por dejarme compartir un poquito de mi historia, agradezco al Club de las Soñadoras, un grupo de Facebook que es donde también recibí mucha contención.
NACIMIENTO: Nico nació el 27 de mayo a la 4:03 de la madrugada en el Cemep, pesó 3,180kg, midió 49cm.
Podemos decir que Nico es un bebé especial no solamente por todo el proceso de búsqueda y el amor con el que sus padres lo esperaron y recibieron, sino también porque cuando crezca tendrá para contar una historia poco común de su nacimiento, puesto que en medio de la conmoción que está pasando el mundo a causa de la pandemia por el coronavirus, él llegó a su familia para dar alegría, para traer paz en medio del caos, es felicidad y el deseo de años de sus papás hecho realidad.
La vida es un milagro desde su comienzo, dicen que la esperanza es lo último que debemos perder y, seguramente es así, pero la esperanza sin acción pocas veces obtiene resultados.
En estos días en donde los pensamientos están puestos en la problemática sanitaria actual, Nico es una historia de vida y esperanza.
“Los sueños, sueños son, pero si lo deseas desde lo más profundo de tu ser y vas en busca de ellos te lo puedo asegurar que se cumplen” expresó Laura.