«La Argentina cree en la necesidad de un mayor compromiso por parte de los Estados poseedores de armas nucleares a fin de avanzar en medidas concretas hacia el desarme nuclear», dijo el canciller Santiago Cafiero en la reunión de las Naciones Unidas.
BUENOS AIRES (TÉLAM).- La Argentina renovó en el ámbito de la Organización de Naciones Unidas (ONU) su histórica postura en favor de avanzar hacia un desarme nuclear «completo, verificable, transparente e irreversible», objetivo para el que reclamó un «mayor compromiso» de parte de las potencias poseedoras de armas nucleares, y alertó sobre la posibilidad de «un nuevo ciclo de carrera armamentística», en un contexto mundial atravesado por la guerra en Ucrania y las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China.
«La Argentina cree en la necesidad de un mayor compromiso de los Estados poseedores de armas nucleares a fin de avanzar en medidas concretas hacia el desarme nuclear», dijo el canciller Santiago Cafiero, al hablar, la semana pasada en la apertura de la 10ª Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) que se desarrolla en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, y que se extenderá hasta el 26 de agosto.
Antes de la invasión de Rusia a Ucrania iniciada en febrero, la carrera armamentista ya era manifiesta: desde el 2015 experimenta un nivel de aceleración que fue advertida por el canciller argentino.
Este encuentro -que preside el embajador argentino Gustavo Zlauvinen y que debió realizarse en el 2020 pero se postergó por el covid- resulta un foro clave para volver a impulsar el desarme en un momento especialmente complicado: se cumplen 50 años de la puesta en vigencia del TNP y en la última cumbre (2015) no hubo acuerdo sobre las cuestiones de fondo.
La cuestión Malvinas
Tras rechazar «la prolongada e injustificada presencia militar del Reino Unido» en el archipiélago, el canciller argentino recordó la aparición pública de documentos desclasificados en los Archivos Nacionales de Londres que «prueban que, durante el conflicto del Atlántico Sur de 1982, el Reino Unido envió a la región buques equipados con 31 armas nucleares, lo que representaba en ese entonces el 65% de su stock de bombas nucleares de profundidad».
Y sostuvo que «además de tratarse de una significativa cantidad, la mera presencia de esas armas implicó, no sólo para la Argentina sino para toda la región, un grave riesgo nuclear tanto en términos de contaminación radioactiva en el Atlántico Sur como por las catastróficas consecuencias humanitarias asociadas al armamento nuclear».
Históricamente, la Argentina viene expresando un enfoque amplio sobre el desarrollo de acciones e iniciativas en el campo del desarme, la no proliferación y la regulación de armamentos.