La historia de Camila y Lisboa, el encuentro de un binomio que fue posible gracias a la Escuela de Perros Guía Argentinos.
BUENOS AIRES.- Todos los años, cada 26 de abril se celebra el Día del Perro Guía para homenajear a aquellos animales que se convierten en los ojos de las personas ciegas.
En Argentina, la Escuela de Perros Guías Argentinos (EPGA) es la única organización en el país que entrena perros para personas invidentes y en lo que va de su labor ya fueron entregados más de 30 guías para contribuir a mejorar la calidad de vida de sus usuarios.
Cada año la Escuela se encarga de entrenar perros que son labradores o Golden Retriever (dos razas que tienen cualidades excepcionales para esta labor), para brindarle a las personas no videntes, no solo un guía que los ayudará en mejorar su autonomía e independencia en la vida diaria, sino también para convertirse en compañeros de vida, con todas las virtudes que tiene cualquier otra mascota.
Los canes son entrenados por la Escuela para ayudar a sus usuarios en cuestiones de la vida cotidiana, desde salir a caminar marcando los obstáculos de la vía pública, rampas, sillas, escaleras hasta usar un transporte público o realizar una actividad física.
El pasado año el turno de tener este gran cambio en su calidad de vida fue de Camila, una joven porteña de 25 años que vive en Floresta, chef, estudiante de la carrera de Psicología quien además juega al fútbol en el preseleccionado femenino. Al enterarse de la posibilidad de poder adquirir un perro guía investigó en redes sociales, a través de la web y consultó a otros usuarios, hasta que se contactó con la EPGA, la única certificada por la Federación Internacional de Perros Guía en el país.
Según el director de Relaciones Institucionales de la Escuela, Carlos Botindari, el entrenamiento dura dos años, desde que nace el cachorro, a partir de la tercera semana de nacimiento, comienzan con la estimulación temprana, en donde ven qué cachorros (dentro de una camada de 6 o 7 perros) son los que cuentan con las aptitudes y temperamento para continuar con su entrenamiento.
El periodo de adaptación y de conocimiento entre el perro y el usuario dura 25 días. Durante este tiempo las personas ciegas aprenden la manera correcta en que deben usar al animal, distintos movimientos, órdenes y gestos para comunicarse con ellos y cómo marcar elementos.
Camila, jugadora de la Preselección de Fútbol Femenino, cuenta que todavía no tuvo la oportunidad de llevar a Lisboa a competencias pero que está evaluando la posibilidad de llevarla consigo a todos los viajes, como la mascota del equipo, y hasta que entre sus compañeras tienen pensado hacerle una camiseta especial para ella. “Lisboa cumple un rol muy importante en mi vida, su rol básicamente es acompañarme y guiarme, ella es mis ojos. El impacto fue súper positivo y conectamos desde el primer día”, comenta la joven.