RÍO GRANDE.- Las especies exóticas invasoras (EEI) son plantas, animales o microorganismos que habiendo sido trasladados más allá de sus límites naturales de distribución, consiguen establecerse y avanzar de manera espontánea en los nuevos ambientes donde son introducidos, causando impactos severos sobre la diversidad biológica, la cultura, la economía y la salud pública.
Es importante mencionar que no todas las especies introducidas se vuelven invasoras. Sin embargo, el impacto de las que consiguen invadir es con frecuencia muy significativo y varía en función de la especie y del hábitat. Las actuales tendencias de globalización del comercio internacional y las consecuencias del cambio climático permiten prever que el problema de las invasiones biológicas aumente en gravedad en el futuro cercano.
¿Por qué es necesario ocuparse de ellas?
Estas especies representan la segunda causa de la pérdida de biodiversidad en nuestro planeta y deben ser tratadas aplicando el principio de precaución establecido por el Convenio sobre Diversidad Biológica.
Argentina cuenta con una rica biodiversidad que se manifiesta en 18 variadas ecoregiones, incluyendo ambientes antárticos, selvas tropicales, ecosistemas áridos de estepa y de montaña, ambientes marino costeros y pastizales templados, entre otros.
La presencia de especies exóticas invasoras introducidas por la producción forestal y agropecuaria, la acuicultura, el transporte relacionado al comercio y turismo, la importación para la cría de mascotas y la importación como especies ornamentales, constituye una de las amenazas más significativas para la conservación de la diversidad, así como también para la preservación de los recursos naturales y los servicios ecosistémicos asociados.
Si bien no existe una estimación global de impacto de las EEI sobre la economía argentina, es bien sabido que muchas de ellas producen efectos significativos sobre la biodiversidad nativa y serios impactos socioeconómicos, los cuales pueden ser intensos y persistentes sobre sectores vulnerables de la sociedad. Así, muchas de las plagas y malezas que afectan la producción agrícola en Argentina son especies exóticas, en su mayoría introducidas de manera accidental. Lo mismo sucede con plantas invasoras que reducen el valor forrajero de las pasturas naturales y con las especies de fauna que consumen los depósitos de cereales y otros productos alimenticios.