Con 85 votos, el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA), más el apoyo de bloques afines, logró levantar un muro infranqueable para la oposición, que se quedó con las manos vacías.
BUENOS AIRES (NA).- La Cámara de Diputados dejó firme el veto presidencial a la ley de Financiamiento Universitario al no haber obtenido la oposición los dos tercios necesarios para mantener la iniciativa que había sido aprobada por el Congreso.
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Los bloques de Unión por la Patria (UxP), la UCR, Encuentro Federal, la Coalición Cívica, el Frente de Izquierda, Por Santa Cruz, Producción y Trabajo y algunos legisladores monobloquistas lograron reunir 159 votos para rechazar el veto, pero no fue suficiente.
Con 85 votos, el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA), más el apoyo de bloques afines, logró levantar un muro infranqueable para la oposición, que se quedó con las manos vacías.
El oficialismo recibió la ayuda del grueso del PRO; cuatro diputados de la UCR; el MID; el bloque tucumano Independencia y Paula Omodeo de CREO.
El resultado se completa con cinco abstenciones y ocho ausencias que fueron determinantes en la victoria oficialista.
Después de transpirar mucho la camiseta, de fatigar teléfonos de gobernadores y diputados, el Gobierno ganó otra batalla decisiva y mantiene el rumbo fijo con el norte puesto en el equilibrio fiscal.
En el bloque que preside Miguel Pichetto hubo movimientos sospechosos; horas antes de la sesión, la cordobesa Alejandra Torres avisó que no concurriría por transitar problemas de salud.
Más alevoso fue el cambio en el voto del chubutense Jorge «Loma» Ávila, quien estaba decidido a votar a favor de la universidad pública hasta que recibió el llamado de su gobernador, Ignacio Torres; la orden fue que se ausentara y así lo hizo.
En UxP llamó la atención la ausencia de la catamarqueña Fernanda Ávila, posiblemente inducida por su gobernador, Raúl Jalil, quien para sostener la buena sintonía con el Gobierno tenía que ofrendar algún favor político.
Como en la sesión en la que se trató el veto a la ley de movilidad jubilatoria, también en este caso fue determinante la división de la UCR para desnivelar la balanza a favor del Gobierno.
Los cinco «radicales con peluca», como fueron apodados maliciosamente por quienes no perdonan la traición, volvieron a jugar en contra de su propia bancada.
El «panquequeo» más explícito fue el del misionero Martín Arjol, que en la sesión del 15 de agosto había votado a favor del financiamiento universitario y, sin que hubiesen transcurrido siquiera dos meses, hizo un giro copernicano para respaldar el veto.
Los otros tres votos radicales que acompañaron al oficialismo vinieron de manos de Mariano Campero, Martín Picat y José Federico Tournier, en tanto que Pablo Cervi, que en la mencionada sesión había votado a favor de la ley, en esta ocasión optó por abstenerse.
Casi en la misma magnitud que la UCR, la fragmentación del voto de Innovación Federal fue clave; pocos días atrás, los ocho diputados del interbloque iban a votar con el resto de la oposición, pero algo sucedió en el medio para que, de un momento a otro, los cuatro misioneros se dieran vuelta y optaran por abstenerse.