El arquitecto ítalo-argentino diseño y supervisó decenas de edificios, mataderos y portales de cementerios en distintos puntos de la Provincia de Buenos Aires.
La Provincia de Buenos Aires tiene cientos de puntos turísticos y recorridos de fin de semana para tomarse un pequeño descanso, como puede ser la visita a los históricas obras del arquitecto ítalo-argentino, Francisco Salamone.
En su trayectoria, construyó más de 60 edificios en 25 municipios del interior bonaerense, como Azul, Rauch, Laprida, Gonzales Chaves, Balcarce, Coronel Pringles, Tornquist, Guaminí, Saavedra y Adolfo Alsina, entre 1936 y 1940.
Sus obras se caracterizan por ser originales, altas, líneas rectas y con una simetría impecable, que llevó a cabo en cementerios, mataderos y palacios municipales que quisieron transmitir modernismo y tener un nivel arquitectónico más prestigioso en aquella época.
¿Dónde están las obras de Salamone en Buenos Aires?
Desde hace algunos años, la pampa salamónica despierta el interés y orgullo de los bonaerenses, mientras es restaurada y puesta en valor para atraer más turistas.
El palacio municipal de Pellegrini
A pocos kilómetros de La Pampa, construyó el edificio municipal más imponente de toda la provincia. Aún conservado al igual de como lucía a finales de 1940, gracias a las restauraciones realizadas, se destaca por su flecha de 34 metros.
El portal del cementerio de Saldungaray
El portal del cementerio de Saldungaray, junto a Sierra de la Ventana, posee una enorme cruz, dentro de un círculo de hormigón, donde la cabeza de un Cristo sufriendo agrega más dramatismo al conjunto.
Su ubicación, al ser la puerta de ingreso al cementerio, da la sensación de aplastar el pasadizo por el que los vivos visitan el mundo donde descansan los muertos, por lo que desprende un sentimiento muy particular inspirado en el brutalismo.
Además de esta construcción, la Municipalidad de Saldungaray también es obra de Salamone y la plaza conserva muchos elementos de su diseño.
La plaza de Alberti
Sus construcciones fueron un símbolo de anclaje en el siglo XX, y además de palacios municipales y cualquier tipo de edificios, Salamone también fue responsable de pensar en perspectiva completa en Alberti: diseñó la plaza, el monumento a la bandera y la municipalidad. Además, también desarrolló la fachada de una escuela y la morgue del cementerio en ese pueblo.
El matadero de Carhué
A cientos de kilómetros de la capital provincial, Salamone viajó hasta la lejana Carhué, el pueblo vecino de uno de los íconos bonaerenses: Villa Epecuén. El agua de una de sus lagunas saladas inundó la ciudad, que obligó a todos sus habitantes a huir, y años más tarde, gracias a las bajadas, se liberaron las ruinas de Epecuén.
Esta atracción de turismo dark posee el Matadero, que fue construido por Salomone, en otra de sus obras más representativas. Asimismo, en Carhué se realiza turismo termal que es combinado con las obras arquitectónicas, que incluyen un matadero, un crucifijo y el palacio municipal.
La cruz de Laprida
A lo largo de los años y del desarrollo de la localidad de Laprida, la obra de Salomone ganó protagonismo y se transformó en el punto turístico más importante de la ciudad.
A más de 450 kilómetros al sur de Buenos Aires, dibujó y supervisó la construcción de un palacio municipal, un matadero, un corralón, la puerta del cementerio y el edificio de una delegación (en el caserío de San Jorge).
La torre del municipio está abierta al público y los visitantes deben subir 100 escalones para llegar a 40 metros de altura y acceder a la una vista panóramica de la ciudad y la pampa que la rodea.
Sin embargo, el ícono local es la cruz, una de las más altas del continente, que es la puerta de entrada al cementerio. Mide 33 metros de alto y su Cristo –obra de Santiago Chierico– alcanza los 11 metros.
Además, en Laprida funciona el Centro de Interpretación de la obra de Francisco Salamone, por lo que su parada es obligatoria en el itinerario.
Les falto entre otras la municipalidad de chascmus