Dos “Callejeros por Sudamérica”, la experiencia de viajar en una Vespa

Carolina y Jony son de Colombia. Hace más de un año, vendieron todo lo que tenían para viajar por Sudamérica en su Vespa. En una charla con El Sureño cuentan su aventura, y cómo fue conocer a miles de hermanos latinoamericanos.
RIO GRANDE.- Jony García y Carolina Taborda son de Medellín. Hace un año, recorren todo el sur del continente, con la moto Vespa que compraron hace 9 años. Ella es comunicadora social, y él es diseñador gráfico. Cuando se unieron al club de aficionados a Vespa de su ciudad, no imaginaban que lo que nació como un interés, cambiaría sus vidas para siempre. Gracias a la “Vespilla” (como ellos la llaman cariñosamente) pudieron conocer toda Sudamérica, mostrando que no solamente las motos todo terreno son capaces de tamaña travesía.

Muchas empresas colaboraron con el viaje, donando elementos vitales: cascos, llantas para la moto; un taller les arregló la moto, y otro la pintó, de forma gratuita; los repuestos también fueron donados. Otras empresas de indumentaria y accesorios para viaje, les donaron impermeables deshechables, filtros potabilizadores de agua, y ropa de abrigo para el viento. Vendieron todo lo que tenían en casa, juntaron el dinero y salieron de Medellín el 21 de marzo de 2016, a las 5 de la mañana.

Durante el viaje, también comenzaron a vender postales en las ciudades que visitaban. Algunas de las imágenes, pueden verse en la página de facebook www.facebook.com/CallejerosSudamerica

“Desprenderse no es fácil, dejar las comodidades, la zona donde estás cómodo. Pero una vez que salís, todo empieza a fluir y te encontrás con gente buena, que siempre te da una mano. Hasta que no tener nada es como normal”, comentó Carolina.
El proyecto

El plan de ambos era recorrer el continente visitando los clubes de Vespa, pero en el camino, fueron encontrando otros clubes de motoqueros, de viajeros, y muchas otras oportunidades de participar en otros encuentros.

“En Colombia nosotros pertenecíamos al Vespaclub Medellín, y conocíamos gente de otros porque en Colombia hay muchos clubes en cada ciudad. Y en Ecuador salimos conocimos un par de clubes; en Bolivia, uno que está empezando, en Argentina hay muchos también, y también en Chile”, comentó Jony.

El club a que pertenecían, organizaba salidas hacia un municipios o pueblos cercanos cada mes. Luego una vez al año, todas las Vespas del país se encontraban en una ciudad. “Entonces primero viajábamos cerquita, y una vez al año empezamos a viajar a Cali, a Bogotá, a Manizales, al Eje Cafetero, a la costa, y fuimos conociendo nuestro país así”, recuerda Carolina.

Esas experiencias hicieron que los chicos, callejeros por naturaleza, empezaran a pedir pista. En 2015, Carolina trabajaba con proyectos del Estado en poblaciones alejadas de la ciudad y Jony acompañaba en el viaje, mientras seguían probando la resistencia de la moto.

“Solo en 2015, hicimos aproximadamente 15000 kilómetros y sin un solo percance con la moto”, aclara Jony. Además, en 2014 habían participado de un encuentro internacional de Vespas en Mar del Plata. Esa vez, vinieron en avión pero pudieron hacer contactos y empezar a darle forma a la idea de volver, esta vez en moto.

Hicieron contacto con personas de diferentes lugares de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil. Con la promesa de volver. Sabían que la motos respondía, tenían a dónde llegar: ahora había que animarse.
La Experiencia

Luego de todo lo recorrido y visto. Casi pensando en la vuelta, los chicos aseguran que la Vespilla los llevó a un viaje inesperado y fantástico: “Estuvimos en partes muy alejadas, donde nunca habían visto una moto de éstas… y ni siquiera era una meta como tal el llegar hasta Ushuaia, al fin del Mundo. La idea era conocer todos los países, y ahora sólo nos falta Venezuela”, comentan casi a coro.

Otra de las cosas que les sorprendió es la dualidad que atraviesa todo el sur de América en cuanto a pensamiento político. “En todas partes, encontramos que pasa esto de que hay gente que se queja muchísimo de la situación económica, de lo político, y otra que piensa absolutamente opuesto”, observan.

“Claro que nosotros poco podemos decir, porque estamos muy de paso, y la verdad no podríamos hablar demasiado del tema”, aporta Jony.

“También, que nosotros en Colombia pensábamos que todo era muy caro, pero ahora descubrimos que vivir en Colombia es barato. El salario básico es muy bajo, pero se puede comprar comida. En Argentina encontramos que es muy caro, el dinero no nos ha rendido”, agregó Carolina.

Ahora el viaje de los Callejeros, es volver de a poco a Colombia. Desde aquí, viajarán a Buenos Aires, luego cruzarán a Uruguay, de allí a Brasil, Paraguay y luego a Colombia. “Volveremos a pasar Bolivia, Perú y Ecuador, pero ya muy rápido, porque lo hicimos de ida. Según cómo esté la situación migratoria para pasar por Venezuela, podemos agregar una parada más, que está pendiente”, detalla ella. El cálculo es estar de regreso dentro de los próximos 6 meses.

Ambos coinciden en que el viaje cambió su visión sobre muchas cosas. En lo laboral, es claro que los callejeros quieren seguir viajando, así que volver al sistema de relación de dependencia, no es lo primero. “Talvez le apuntemos más a volver a tener un emprendimiento propio. Durante el viaje, conocimos muchas cosas, muchos emprendimientos que se pueden combinar, para volver a hacer nuestra propia empresa. Una de las ideas es que Callejeros, se convierta en una marca, que nos dé una forma de mantenernos. Nosotros pensamos en varias cosas, para que al volver, nos permita vivir”, asegura Jony.
Buenos momentos

Entre las cosas que ambos recalcan del viaje, es que no tuvieron mayores dificultades. Están agradecidos con la gente que siempre los ayudó cuando los encontró en el camino, y hasta se ríen de las cosas que quizá en su momento fueron incómodas.

“Una vez, en Bolivia, -recuerda Jony- nos paró un policía y nos pidió los documentos de la moto. Todo estaba en regla, pero él decía, ‘¿En qué trajeron la moto?, muéstrenme el documento’. Y yo le contesté que veníamos andando, ‘No, no, en serio’ decía él, hasta que le di un sticker del viaje y lo invité a que nos siga en Facebook”.

“Nosotros siempre nos ha parecido del viaje, más que lugares y cosas así, que lo mejor ha sido la gente. Lo más bonito que no ha pasado. Muchas veces dejamos de ir a lugares típicos de la ciudad donde estábamos, simplemente porque preferimos quedarnos compartiendo con la gente”, asegura Carolina. Y agegó: “Cada país, tiene lugares hermosos. El diga que quiere ir a tal o cual país, porque es más lindo, no sabe. Porque todos, absolutamente tienen cosa muy pero muy bonitas”.

 

Volviendo al continente, luego de visitar la isla de Tierra del Fuego. (Foto: Callejeros Sudámerica)