Los jueces Pablo Duarte de Gouvea y la Dra. Edith Cristiano presentaron sendas excusaciones al fallo del Superior Tribunal de Justicia que revirtió su absolución en el segundo juicio por el crimen de la pequeña Agustina Varela. Ambos votaron por la absolución de Lucas Gómez, por lo que consideran improcedente tener ahora que fijarle una condena a una persona a la que consideraron “inocente”.
RIO GRANDE.- El juez de Menores Pablo Duarte de Gouvea y la jueza laboral Miriam Edith Cristiano debieron subrogar en 2014 para realizar el segundo juicio a Lucas Gómez por el crimen de la pequeña Agustina Varela ocurrido en 2006.
En aquel juicio ambos consideraron que Gómez era inocente, siendo revertido esa decisión con el fallo que en los últimos días resolvió el Superior Tribunal de Justicia, ordenando ahora a estos dos jueces a imponer una condena de quien el máximo tribunal considera “culpable”.
El fallo apartó al juez Aníbal López Tilli que en aquella oportunidad votó en minoría por la culpabilidad de Lucas Gómez, por lo que ahora debe ser subrogado con otro juez, el Dr. Sergio Dieguez, a fin de constituir el tribunal que deberá fijar una pena.
Pero a diez años y medio de trámite judicial la causa encuentra un nuevo obstáculo en el camino, y es que los jueces Duarte y Cristiano presentaron sendas excusaciones a actuar en ese tribunal para fijar un monto de pena por una condena, la cual no votaron.
Los jueces entienden que la medida es de una “violencia moral” en la que se les obliga a aplicar una pena sobre una persona en la que al momento de juzgarla consideraron “no tener el grado de certeza necesaria para una condena”.
En ese sentido señalan en sus escritos que actuar de esa forma puede llevar a “un debilitamiento de la confianza pública” de actuar como fijadores del monto de una pena de una condena sobre la cual no tienen convicción, y que de hecho fue puesto por el tribunal de alzada, que les dio vuelta el fallo.
Ahora la causa deberá constituir un tribunal que analice los causales de excusación de estos magistrados a fin de considerar si son atendibles o no, para continuar por el tortuoso camino de una causa que no parece tener fin.