El titular de la Dirección Provincial de Vialidad ponderó el esfuerzo que hacen los trabajadores para cumplir labores en un ambiente “francamente desolador. Encontré una gran empresa del Estado, absolutamente devastada”, dijo.
RIO GRANDE.- Tras asumir su cargo, el presidente de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), Edardo “Quique” Sandri, lamentó el estado en el que encontró la dependencia, con vehículos imposibilitados de brindar servicios y solo sostenidos por la buena voluntad de un puñado de trabajadores.
En cuanto a la actualidad de la dependencia, precisó que “no puedo decir si es cada vez peor o si Vialidad Provincial estuvo siempre así. Lo que sí puedo decir es que, desde el 17 de diciembre, me encontré con un panorama francamente desolador y que a mí me hace demasiado ruido”.
“La sensación es de irresponsabilidad absoluta”, dijo acerca del estado en que encontró el área que físicamente opera en el barrio YPF y reprochó: “Esto así, no da para más, es inviable porque pagamos impuestos y no se nota, nunca alcanza”.
En ese sentido, admitió que “encontré una gran empresa del Estado, absolutamente devastada. El parque rodante está en pésimas condiciones, la situación es muy compleja porque lo poco que anda y estaba en condiciones de ser usado era por buena voluntad y predisposición de los trabajadores”.
Finalmente, criticó: “Creo que Vialidad Provincial no tuvo conducción, atravesó una transversalidad absoluta, donde cada uno hizo lo que pensaba o le convenía y así no da más. La sensación es que esto fue un aguantadero de la política, hay que decirlo tal como es”.