Carlos Martinic oriundo de Río Grande, participa del concurso de pastelería que se emite por Telefe. Desde su aparición en el certamen el concursante ha dejado en claro que quiere mostrar sus raíces y el amor que tiene por su Tierra del Fuego.
RIO GRANDE.- Carlos Fernando Martinic, el concursante fueguino de BakeOff que representa a la provincia, anoche en la gala en la que obtuvo los tan deseados 5 minutos extras para la gala de eliminación del domingo, no solo fue el mejor de la noche sino también emocionó al jurado con la historia que representó en el desafío que era realizar “una torta que mostrara su esencia”.
Vaya si lo hizo, el participante saborizó su torta con sabores típicos de la Patagonia como el té de nieres y calafate.
Al presentar su torta, Carlos relató para los tres jurados y sus compañeros que escucharon atentamente la típica leyenda de Kamshout, el joven que se convirtió en ave, que es una leyenda Sélkman (Onas) de Tierra de Fuego.
“De alguna manera esta torta nos recuerdan a los paisajes hermosos de mi tierra, que hablan también de mi esencia. Yo soy un fanático del bosque.” expresó Carlos.
“Mi postre hoy tiene eso, si lo ves por arriba, parece un paisaje invernal, nieve, ramas caídas, pero por dentro tiene los sabores del verano, esencia de nieres y calafate”.
También debían realizar un postrecito con los restantes de la torta y Carlos en línea con su torta principal, ingeniosamente realizó un nido de “cachaña”, el ave en el que se convirtió el joven de la leyenda, la cual es la única especie de cotorras que habita en la Isla Grande, siendo endémica de la Patagonia.
“Tiene esencia, tiene secreto, tiene historia. Tiene todo lo que piden”, afirmó el participante en los comentarios que los concursantes van agregando ya editados en el programa.
Los jurados solo tuvieron elogios para el participante, “Querías esencia” dijo Damián Betular afirmando lo bien logrado del desafío de la gala.
A lo que la famosa cocinera Doli Irigoyen agregó: “Carlos, es emocionante recibirte acá y que cuentes estas historias y que traigas realmente mucha esencia de tu tierra, de lo que amas. Sos un audaz…”. “Hay esencia por donde busquemos, es una fiesta en el paladar”, concluyó la devolución.
Cabe mencionar que Carlos, de 29 años, se desempeña como Coordinador pastoral en el colegio Don Bosco.
Felicitamos al joven por su talento y agradecemos que en cada presentación muestre algo de la historia de la tierra que lo vio nacer y crecer, y su amor por su Tierra del Fuego.
Historia de Kamshour
Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que todas las hojas de los bosques eran siempre verdes. En esa época un joven de la tribu llamado Kamshout se marcho a un largo viaje para cumplir con los ritos de iniciación de los klóketens. El joven tardó tanto en volver que en su tribu lo daban ya por muerto.
Un día cuando nadie lo espera Kamshout volvió impresionado por las maravillas que había visto en un país muy lejano al norte de donde vivía su tribu. Contó que en ese país los bosques eran interminables y los árboles perdían sus hojas en otoño y que parecían como muertos.
Nadie le creyó en su tribu y se rieron de él, este enojado, se marchó al bosque y volvió a desaparecer.
Kamshout reapareció al cabo de los días convertido en un gran loro (la Cachaña), con enormes plumas de color verde en su espalda y rojas en el pecho. Era otoño y Kamshout fue volando de árbol en árbol tiñendo todas las hojas con sus plumas rojas. La cachaña es la única especie de cotorras que habita en la Isla Grande, siendo endémica de la Patagonia.
Las hojas coloreadas comenzaron a caer y todos en la tribu temieron la muerte de los árboles. Kamshout se rió de ellos. Cuando en la primavera volvieron a recobrar su color verde, todos en la tribu creyeron la veracidad de la aventura vivida por Kamshout. Desde ese día los loros se reúnen en las ramas de los árboles para reírse de los seres humanos y así vengar a Kamshout, su antepasado.