Aunque todos conocen los ‘memes de internet’, el concepto de ‘meme’ tiene un trasfondo científico mucho más valioso en la evolución cultural.
En la realidad 2.0 todo el mundo entiende lo que es un ‘meme’: una imagen fija o en movimiento, con o sin texto, enviada por las redes sociales, que transmite un mensaje como respuesta o reacción a algo, generalmente expresada desde el humor o la caricatura.
No todo meme nace en internet
Todas esas imágenes y ‘gifs’ que comúnmente llamamos ‘memes’ son en realidad un tipo de meme muy concreto, que se ha puesto de moda en los últimos años, y que se utiliza masivamente como una forma de comunicar emociones o reacciones en las redes. El meme de Internet.
Pero existen muchos más memes, que ni siquiera se reconocen como tales, y en realidad están con el ser humano desde mucho antes de la llegada de Internet a nuestras vidas.
«Hola, soy Edu, feliz navidad», es un meme.
La ecuación E = mc2 es un meme.
La cabalgata de las valquirias, de Richard Wagner, es un meme.
«Y, sin embargo, se mueve» es un meme.
El arco de medio punto es un meme.
Dios es un meme.
Una tablilla de arcilla grabada en escritura cuneiforme es un meme.
La técnica empleada para golpear una piedra contra otra para fabricar una herramienta que corte es un meme.
Incluso hay memes más allá del mundo de los humanos. Una macaca lavando un boniato mientras sus congéneres la observan es un meme. Y el canto de una orca imitando a un delfín, también es un meme. Porque un meme es, en realidad, una unidad de información cultural transmisible.
La evolución biológica y la evolución cultural
La evolución cultural, cuya unidad básica es el meme, es análoga a la evolución biológica. Aunque esta última tiene aspectos mucho más complejos, se puede resumir en el efecto que tiene la presión ambiental en la selección de variaciones genéticas.
El gen funciona como la unidad básica de información genética, una entidad transmisible de generación en generación, que constituye una unidad coherente y a la vez, mutable en el tiempo. Una entidad individual e independiente de otros genes, que almacena un contenido con significado propio, que junto con la expresión del resto de genes, es después reflejado en el fenotipo del ser vivo — la expresión exteriorizada de ese gen—, y que conforma, junto a los genes de otros organismos de su misma especie, el acervo genético de su población.
Los cambios en los genes —como las mutaciones, las duplicaciones, o la aparición de genes nuevos por transferencia horizontal— causan entonces cambios en los fenotipos, y según esos cambios resulten beneficiosos, perjudiciales o neutros en el ambiente en el que se desenvuelve el ser vivo, el ambiente lo seleccionará o no.