El papa Francisco celebró la misa del Domingo de Ramos, que marca la entrada en la Semana Santa, y rezó el Ángelus en presencia de un reducido número de fieles invitados en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
La tradicional procesión de los fieles portando ramos de olivo fue cancelada para cumplir con las normas sanitarias en el marco de la pandemia de coronavirus y Francisco los bendijo a distancia desde el altar.
“Hemos entrado en la Semana Santa. Por segunda vez vivimos en el contexto de la pandemia. El año pasado estábamos más conmocionados, este año estamos más afectados. Y la crisis económica se ha agravado”, dijo el pontífice.
Hace un año, durante la primera ola de la pandemia de Covid-19, el Papa celebró solo, en una basílica desierta, el Domingo de Ramos, que conmemora la entrada de Cristo en Jerusalén.
Francisco, de 84 años, acostumbrado a recibir multitudes, estrechar la mano de los fieles y besar a los niños, redujo significativamente sus apariciones públicas desde el inicio de la pandemia.
El mismo motivo lo llevó a cancelar varias audiencias de los miércoles y también se vio obligado a celebrar el Ángelus en su biblioteca privada.
Además las medidas de confinamiento impiden que los peregrinos se reúnan en la plaza de San Pedro.