El Parlamento de Kenia aprobó hoy el despliegue de 1.000 policías en Haití que encabezarán una misión con apoyo de la ONU para restaurar la paz y la seguridad y hacer frente a la violencia de las pandillas en el país del Caribe.
TELAM.- Sin embargo, cualquier despliegue está suspendido hasta que el Tribunal Superior de Nairobi examine un recurso presentado por un opositor que alega que la misión es inconstitucional.
Haití se encuentra sumido en la violencia. La nación más pobre del hemisferio occidental enfrenta una severa crisis de seguridad por las pandillas armadas que se dividen el país y desataron una violencia brutal, que incluye crímenes y secuestros habituales.
Las bandas controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe, y el número de crímenes graves alcanzó récords, según la representante de la ONU en el país.
También la economía y los servicios de salud haitianos están en crisis.
Frente a este escenario, el Consejo de Seguridad de la ONU resolvió, a principios de octubre, instalar una nueva misión internacional de seguridad para atender la crítica situación generada por el accionar de las pandillas, esta vez encabezada por Kenia.
La medida fue recibida por el Gobierno local como “un rayo de esperanza”.
Desde el año pasado, el primer ministro de Haití, Ariel Henry, y el secretario general de la ONU, António Guterres, venían reclamando una asistencia de este tipo para atender la situación de inseguridad, una cuestión que pareció destrabarse cuando Kenia ofreció dirigir una fuerza de seguridad y enviar 1.000 efectivos.
El objetivo inicial de esta misión será “proporcionar apoyo operativo a la policía haitiana” en su lucha contra las bandas, contribuir a la seguridad de escuelas, puertos, hospitales y aeropuertos, “mejorar las condiciones de seguridad en Haití” y permitir la organización de elecciones, informó la agencia de noticias AFP.
En Haití no se celebran elecciones desde 2016 y está en entredicho la legitimidad del primer ministro Ariel Henry, nombrado por el último presidente, Jovenel Moïse, justo antes de su asesinato el 7 de julio de 2021.
No obstante, el Gobierno de Kenia recibió duras críticas por su decisión de enviar policías a Haití, un país inestable, lejano y peligroso.
Defensores de los derechos humanos señalaron que la policía de Kenia tiene antecedentes de utilizar la fuerza, a veces de forma letal, contra los civiles y que esto supone un riesgo inaceptable en Haití, donde las tropas extranjeras ya cometieron abusos en el pasado.
Según un reciente informe de la oficina del secretario general de la ONU, las múltiples crisis de Haití se agravaron en el último año, porque la violencia de las bandas que controlan gran parte de Puerto Príncipe, y algunas zonas más alejadas, se agudizó.
La ONU recordó que más de 3.000 personas fueron asesinadas entre octubre de 2022 y junio de 2023 en Haití y hay más de 1.500 casos de secuestro por rescate.
Unas 200.000 personas huyeron de sus hogares y las agresiones sexuales a mujeres y niñas a manos de grupos armados continúan aumentando. Decenas de miles de menores no pueden acudir a la escuela.
Si bien la fuerza internacional podría representar un apoyo para su población aterrorizada por las pandillas, expertos temen que se repita una historia que ya conoce este país.
Entre 2004 y 2017, cuando operó en el país, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) contaba con hasta 10.000 cascos azules.
La Minustah nunca se ganó la confianza de los haitianos. Si bien en sus inicios, estuvo a punto de librar a Puerto Príncipe de las pandillas, el devastador terremoto de 2010 borró sus avances.
Además, la imagen de la misión quedó empañada por acusaciones de abusos sexuales y por haber llevado el cólera a la isla, provocando una epidemia que causó más de 10.000 muertes, lo que explica en parte por qué la futura fuerza no se creará bajo la bandera de la organización. Foto: Crédito La Revista Diaria.