Robert Johnson acapara inmediatamente la atención de toda persona interesada en conocer la historia del rock mundial, atraídos por la leyenda de su inusitado talento atribuído a un trato con el mismísimo diablo. Se le han dedicado álbumes enteros de versiones de sus temas más conocidos. Sin embargo, Robert también fue semillero de un movimiento musical que nació antes que él, en el mismo seno de las plantaciones de algodón del profundo sur norteamericano. Las canciones que entonaban los negros durante sus largas jornadas laborales y durante sus reuniones religiosas dominicales fueron inspiración para jóvenes que encontraron en ellas material útil para darle forma al blues de los primeros tiempos. Tal es el caso de Charlie Patton.
Origen
Algunos dicen que nació en 1887, otros que fue en 1891, en el pequeño pueblo de Bolton, Mississippi. Empezó a tocar la guitarra a los 19 años de edad bajo la dirección de un bluesman llamado Henry Sloan, quien lo convirtió en su protegido y lo llevó a tocar a las tabernas y a las plantaciones del Delta. Durante sus primeros años, desarrolló un potente estilo percusivo en la guitarra, y una voz que, según testimonios de la época, llegaba a escucharse hasta 400 metros a la redonda sin amplificación alguna. Arriba de un escenario su fuerza era arrolladora, llegando a tocar la guitarra con la boca o de espaldas, como haría Jimi Hendrix décadas más tarde. La gran voz y performance escénica de Patton contrastaba con su baja estatura y su complexión delgada.
Carrera
Patton ya tenía 38 años cuando pudo grabar sus canciones por primera vez. En 1929 grabaría 14 temas para la Paramount Records, siendo un músico más veterano que otros que vivieron en la plantación de algodón de Dockery Plantation, como John Lee Hocker, Howlin’ Wolf y el mismo Robert Johnson. La guitarra le permitía viajar en tren de pueblo en pueblo para tocar y ganarse la vida, más allá de los límites del Mississippi. Big Joe Williams fue su discípulo predilecto, a quien bautizó con el sobrenombre de “Poor Joe” (“Pobre Joe”). Recorrió casi todo el territorio de Estados Unidos. La letra de su primera canción registrada, “Pony Blues”, tenía una letra que decía “Bebé, atrapa a mi pony, ensilla a mi yegua negra / voy a encontrar a un jinete, nena, en alguna parte del mundo (…) y el blues baja, nena, como gotas de lluvia / tengo algo que decirte cuando tenga la oportunidad / No quiero casarme, solo quiero ser tu hombre”. Pero Patton no hacía de las historias de amor su única fuente de inspiración, también abordaba una filosofía profunda como hombre de su tiempo, cantando por ejemplo sobre una huelga de los ferroviarios de Chicago que truncó sus planes de viaje, o sobre arresto y encarcelamiento.
Polémicas
Los granjeros de Dockery Plantation no lo querían porque era asiduo a enredarse con sus esposas. Se dice que llegó a casarse en 8 ocasiones y tuvo muchas novias, y le encantaban las peleas, las cuales él mismo provocaba a menudo. Tenía fama de violento y pendenciero. Una vez llegó a recibir un disparo en una de sus piernas, lo cual lo dejó rengo de por vida. Pero no dudaba en volver a meterse en problemas, siéndole vedado el acceso a muchos lugares del Delta del Mississippi.
Pony Blues – Charley Patton
Entre 1929 y 1934, Charlie forjó una carrera discográfica meteórica, con más de cincuenta canciones que varían entre temas espirituales, gospel, ragtime, baladas tradicionales y versiones de canciones populares, muchas de ellas rescatadas del olvido gracias a sus registros fonográficos. La Paramound Records y la Vocalion Records no paraban de contratar sus servicios como intérprete, por lo que se puede decir que Patton formó parte de la primigenia industria musical del blues durante la década de 1920, elevando la popularidad de la música negra y contribuyendo al desarrollo profesional de los músicos que lo acompañaron. Lo llamaban – y él mismo se hacía llamar – “el Padre” o “el Rey del Delta Blues”. Llegó a grabar junto a Son House y Willie Brown, hoy considerados glorias legendarias del blues.
En 1934, grabó para Vocalion sus últimas canciones antes de morir. Un año antes, en medio de una de sus tantas peleas, casi fue asesinado de un tajo en su garganta, lesión que dañó sus cuerdas vocales y resintieron su estruendosa voz. El 28 de abril, afectado por problemas cardíacos y las secuelas que dejaron en su cuerpo las fiebres reumáticas que padeció en su niñez, Charlie dejó este mundo para siempre en su casa ubicada en la plantación de Headman-Dedham, cerca de Indianola en Mississippi, quizá sin ser consciente del tremendo legado que dejó a las generaciones venideras. Fue enterrado en Holly Ridge, y en su lápida escribieron su nombre como “Charley Patton”. Hay una única fotografía conocida de él, perteneciente al coleccionista John Tefteller. Aún se discute la autenticidad de la imagen, la cual disparó otra discusión: Charlie tenía aspecto de afroamericano, pero tenía pinta de ser descendiente de mexicanos o cherokees. Quizá algún día pueda develarse el misterio.
Alejandro Javier Machado
Periodista riograndense