Miguel Ángel Ayala (32) es de Río Grande y decidió viajar a San Francisco, en Córdoba, a buscar a su papá que se encontraba en situación de calle. Tardó 11 horas con la ayuda de muchas personas solidarias para fundirse en un abrazo con su padre que lleva el mismo nombre.
RÍO GRANDE.- Después de 30 años, Miguel Ángel Ayala (32) finalmente pudo cumplir el deseo conocer a su padre, que lleva su nombre y que reside en San Francisco (Córdoba) y con el que había dejado de tener contacto desde poco después de nacer. El joven hacía 16 años que no salía de Río Grande, y aprovechó unas vacaciones en San Luis para emprender una odisea de más de 24 horas para conocer a su p
rogenitor, del que sólo sabía que se encontraba en la localidad cordobesa. Y el viernes 5 de enero, casi como regalo de Reyes, todo sucedió.
“Siempre supe que tenía un padre pero lejos, que se había separado de mi madre y a medida de que fue pasando el tiempo me llamaba saber un poco más sobre él. Hacía 16 años que no salía de Tierra del Fuego y se dieron unas vacaciones, estábamos en Quines San Luis, y mi mujer me alentó en aprovechar las vacaciones para buscar a mi papá”, contó Miguel Ángel, hijo, al portal El Periódico.
Lo único que el joven sabía era que su padre, Miguel Ángel Ayala, de 62 años, vivía en San Francisco pero que no tenía domicilio fijo y que iba a ser muy difícil encontrarlo.
Miguel Ángel hijo llegó a San Francisco el jueves por la tarde y desde ese momento comenzó la búsqueda, solo tenía por referencia un nombre, un número de documento y que su padre solía frecuentar diferentes lugares.
“El primer lugar de búsqueda fue la Terminal, sabía por medio de una hermana que podía estar ahí. Cuando llegamos la gente no se daba cuenta. Me pedían fotos y no tenía nada, solo referencias. Un hombre me dijo qu
e podía estar en los vagones del Belgrano, fuimos hasta ahí, no lo encontramos. Me crucé con varias personas, todas sorprendidas por mi decisión de buscarlo. Hasta que en la Policía de San Francisco lo reconocieron y me dieron un dato preciso: podía estar en una casa en Monte Redondo”, describió el joven.
Fueron más de 11 horas de recorrer una ciudad que no conocía, con el acompañamiento incansable de su mujer, Marisa Barría. Fue a la Catedral y a muchos otros lugares, donde recibió ayuda de varias personas. Finalmente en la comisaría de la Departamental San Justo pudieron localizar el posible lugar de residencia de Miguel Ángel padre y hasta le ofrecieron un móvil para ir al encuentro un poco más tarde. Pero el joven emocionado no quiso aguardar y salió al encuentro de su papá en un remís.
“Había venido con el propósito de e
ncontrarlo, de bendecirlo y decirle que siempre estuvo en mi corazón. La Policía se dispuso a llevarnos a Monte Redondo pero no aguanté y me tomé un remís, lo fui a buscar”, expresó el joven.
Al llegar al lugar se encontraron con dos casas y una señora que no estaba segura de conocer a Miguel Ángel padre. Tocaron en la segunda vivienda que tenía todas las características de haber sido un bar y desde el interior emergió una figura.
-¿Vos sos Miguel Ayala?-, preguntó el joven.
-Sí-, dijo el hombre.
-Yo soy Miguel Ayala, tu hijo-, le afirmó emocionado.
-Miguel Ángel-, lo corrigió el hombre y lo abrazó.
Así se concretó un abrazo que venía esperando 30 años, desde que Miguel Ayala padre dejó el sur para radicarse en San Francisco.
“Tengo esposa, hijos, trabajo, pero me faltaba esto, enco
ntrarme con mi padre. Ahora me siento completo al poder decirle que siempre lo amé y que estuvo siempre en mi corazón”, dijo el muchacho emocionado de reencontrar
a su papá.
El viernes, juntos pasaron toda la noche caminando y conversando. Finalmente, Miguel se fue de San Francisco el sábado. Ahora, el objetivo del joven es poder concretar un nuevo encuentro para presentarle a su padre a sus nietos.