Un bloque de hielo de 175 kilómetros cuadrados –tiene 19 de largo– se desprendió del iceberg más grande del planeta, el A-68, que posee una superficie estimada en 5.100 kilómetros cuadrados. El iceberg de mayor tamaño se había separado en 2017 de un frente glaciar de la Península Antártica y actualmente circula por las Islas Orcadas del Sur, zona norte de la península.
Si bien el A-68 sufrió el rompimiento el pasado 16 de abril, Adrian Luckman, profesor de geología en la Universidad de Swansea en Gales, hizo pública la novedad recientemente en su cuenta de Twitter, donde muestra una imagen de radar captada por el satélite Sentinel-1 de la Unión Europea.
“Me sorprende continuamente que algo tan delgado y frágil haya durado tanto tiempo en mar abierto”, expresó Luckman a BBC News. En este sentido, plantea que esta nueva fractura podría marcar el comienzo del fin del gigante helado. “Sospecho que la ruptura final ahora está comenzando, pero los fragmentos posteriores probablemente estarán con nosotros durante años”, agregó el investigador.
Actualmente, corrientes ásperas y cálidas están trasladando el A-68 hacia el norte desde la Península Antártica, por lo que se estima que llegue al Atlántico Sur, donde están las islas Georgia del Sur y Sandwich del Sur. El nombre del iceberg proviene de un sistema de clasificación del Centro Nacional de Hielo de Estados Unidos, que divide la Antártida en cuadrantes. Como la masa de hielo más grande del mundo se desprendió de la plataforma Larsen C en el mar de Weddell, adquirió una designación “A”. En tanto, “68” es el último número en la serie de tallas grandes en ese sector.
Luckman precisa que el iceberg debería pasar a llamárselo ahora como A-68A debido a que las rupturas posteriores obtienen su propio nombre, pero siempre en relación al bloque de hielo de mayor tamaño. De esta manera, el A-68B se desprendió al principio de la existencia del iceberg principal, mientras que lo más probable es que esta nueva porción pase a designarse como A-68C.
Consultado por si hubo indicios que sugirieran que se desprendería esta esquina en particular, el especialista afirmó: “No es que lo haya visto. He estado vigilando el progreso, pero principalmente ha sido el desgaste de pequeños trozos por todas partes”.
En 2017 el A-68 tenía una superficie cercana a los 6.000 kilómetros cuadrados y un espesor promedio de 190 metros. Durante meses permaneció anclado al fondo marino, pero luego tomó un giro y comenzó a acelerar hacia el norte. El último verano austral, se liberó del persistente hielo marino que obstruye el mar de Weddell, lo que generó que sufriera golpes de olas de mayor tamaño. Como la estructura del A-68 continúa bajo estrés es probable que siga formando más divisiones, las cuales pueden persistir a lo largo de esta década antes de desaparecer.
Fuente Página 12