Especial 1º de mayo, diario El Sureño

Trabajar es función no sólo natural, sino esencial para la vida. Una de las primeras y principales labores constructivas de la educación, tanto familiar como escolar, tiene que ser la que introduzca e inyecte en el sujeto en formación esa inspiración edificante del trabajo.

Trabajar requiere voluntad y esfuerzo, y por eso de seguro se le vincula de inmediato con lo indeseable y con lo evitable. Noción errada de raíz, que resulta de esa perversa noción de que lo ideal sería “no hacer nada”. ¿Qué sentido motivador tendría la vida si viniéramos a vivirla en la holganza irrelevante? Cualquier persona, en su sano juicio emocional, sería incapaz de imaginar como deseable el ocio perpetuo. Quizás la noción de “cielo” o de “paraíso” que siempre ha estado más al uso resulta por eso tan poco imaginable como recompensa definitiva y hasta se parecería más al infierno.

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