Esta es la historia de doña Berta

Mi papá, don Manuel Segundo Quelin Andrade, nació en QUEILEN (Chile) el 21 de diciembre de 1922. Mi mamá, doña María Berta Cárdenas, nació en MISQUIHUE (Chile) el 27 de agosto de 1932.

Por NELSON QUELIN.- Se conocen, siendo mamá empleada doméstica y papá carabinero en la ciudad de PUERTO NATALES. Lugar donde se casan y el 16 de diciembre llega el primer hijo del matrimonio MANUEL ALEJANDRO (RACHI). Dos años después, un 12 de mayo de 1955 en la ciudad de CHONCHI, llega el segundo hijo ENERICO BELARMINO (ÑECO).

Para retomar sus actividades vuelven a Puerto Natales, ciudad donde el 8 de marzo del año 1960 nace PURISIMA ANTONIA (ÑATA), pero fallece al poco tiempo de haber nacido a causa de una enfermedad que hoy se hubiera curado.

En ese tiempo mi papá, por razones de trabajo, renuncia a Carabineros y decide probar suerte en ARGENTINA viniendo a la ciudad de Río Grande.
Al tiempo, el 13 de julio de 1961, para ser más específico, lo sigue mi mamá con mis hermanos y por un tiempo se alojaron en una pensión. Papá en ese entonces trabajaba en una petrolera, mientras que mamá consiguió trabajo en casa de la familia MIMICA, ubicada aún frente a VIALIDAD NACIONAL en la calle El Cano. Dos años después, el 1º de noviembre de 1963 nazco yo, Nelson (FUYO), siendo el último hijo del matrimonio.

Berta y Manuel en época de festejos.

Años más tarde, don Manuel y doña Berta se separan. Mi mamá logra obtener la radicación definitiva el 16 de junio de 1966 y se anota para solicitar un terreno. Luego de salir adjudicada, construye una casa en la calle Piedra Buena Nº1121, frente a la escuela Nº 7. Recuerdo que en esa época, durante el invierno, había dos cuadras para patinar y en verano se convertían en varias canchas de fútbol. Doña Berta también trabajó para una familia que se desempeñaba en Aduana, razón por la cual debimos mudarnos solo ella y yo a la provincia de Salta, mientras que mis hermanos se quedaron aquí por estudios en una pensión.

De vuelta en la ciudad riograndense le ofrecen trabajo a mi mamá en la estancia ESPERANZA. Allí prestó sus servicios laborales aproximadamente hasta el año 1973. Por su parte, Rachi trabajaba en el hotel LOS YAGANES, Ñeco en la estancia LAGUNA de la familia MIMICA y yo continuaba en la pensión.

A su regreso de la estancia, mamá compra una casilla para unirla a la construcción que tenía en su terreno y allí finalmente nos fuimos a vivir.

Doña Berta nunca dejó de trabajar. Tal es así que la convocaron como ayudante de cocina en la rotisería de “YORYO”, que estaba adelante del negocio mayorista ABO en la calle Rosales.
Tiempo después, la llaman del restaurant “EL PALO BORRACHO” ubicado en Lasserre, donde actualmente está LIMPHOGAR. Más tarde es contratada para la rotisería “EL TRÉBOL” situada frente al hotel ATLÁNTIDA. Su último trabajo fue con la familia Agnes en la panadería LA PLATENSE, sobre calle Fagnano.

Mi mamá, más conocida como doña Berta, además de ser nuestra madre fue la mamá adoptiva de mis amigos. La puerta de casa siempre estuvo abierta para el que lo necesite y un plato de comida nunca faltaba.

Muy querida por vecinos, amigos y por quienes llegaban a conocerla. Siempre dispuesta a dar una mano, un consejo.
Tuvo once nietos, cuatro bisnietos y 3 tataranietos, de los cuales del primer matrimonio de Rachi fallecen los mellizos y luego Nicolás Quelin pierde la vida en un accidente automovilístico, a la temprana edad de 29 años.

Doña Berta amó esta tierra que la recibió con los brazos abiertos, le permitió progresar y criar sus hijos, sin lujos pero sin hacerles faltar nada.
Nuestra familia ha sufrido numerosas y lamentables pérdidas de seres queridos a lo largo de su historia. El primero fue mi papá, el 9 de octubre del año 2000 a la edad de 77 años. Luego mi hermano Ñeco, el 8 de octubre del 2008 con solo 53 años. Lo siguió mi mamá, el 23 de octubre del 2010 a sus 78 años y por último a los 67 años mi hermano Rachi, el 25 de diciembre del 2020.

Ñeco y Rachi Quelin.

La familia Quelin decidió apostar por un futuro en la ciudad fueguina y, sin lugar a dudas, lo consiguió. Hoy, descansan aquí y su descendencia continúa progresando, siguiendo el legado de esfuerzo y trabajo.

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