USHUAIA.- En el marco de la actual temporada de vela se llevó a cabo este domingo, en las aguas de la bahía de Ushuaia, la tradicional competencia náutica denominada «Vuelta de Iturrieta» con un total de una decena de embarcaciones participantes en la línea de partida.
La competición que engrosa el calendario fueguino de la especialidad fue una de las últimas jornadas de regatas del presente año, y ya se palpita el gran cierre de las acciones náuticas del presente diagrama de citas competitivas trazado por la Subcomisión de Vela de la Asociación Fueguina de Actividades Subacuáticas y Náuticas (AFASyN) en el corriente 2015.
Uno de los referentes de la náutica ushuaiense es César Colantonio, integrante de la Subcomisión de Vela de la institución capitalina y además capitán del velero Kren, se refirió a las acciones desplegadas en la jornada dominguera y expresó que «se disputó la regata Baliza Iturrieta – Copa Altos de Ushuaia que es una de las últimas competencias del año».
Acerca de las características de la prueba, Colantonio resaltó que «se trata de una de las competencias más largas en la que vamos hasta el medio del canal y luego retornamos a las inmediaciones del club, por lo que uno siempre está expectante ante las diferentes condiciones de tiempo y viento que se te van presentando».
«A medida de que la gente, en general, se va introduciendo en la actividad y en el agua, se van acercando más interesados en el desarrollo de la vela», afirmó el responsable de la embarcación Kren, que es uno de los principales veleros animadores de las contiendas deportivas en estas latitudes.
Teniendo en cuenta que estamos alojados en una isla, «la vela debería ser uno de los deportes que mayor interés origine. Afortunadamente, desde el club se están generando diversas iniciativas para poder captar mayores tripulantes, y año a año se están dando más grumetes y timoneles», apuntó.
Dentro de las alternativas que se efectúan en la institución que fomenta la práctica deportiva de la vela, sin dudas, los cursos de grumete y timonel pasan a ser una herramienta fundamental para promover el desarrollo de la actividad y, fundamentalmente, seguir incrementando la cantidad de adeptos y aficionados al deporte, que mantengan viva la acción de la vela en el Fin del Mundo.
«La escuela de optimist cuenta con un espectro de edad de hasta los 15 años, en donde los chicos adquieren las primeras armas en la vela y cuentan con diferentes estímulos en la semana», comentó César Colantonio en referencia a los comienzos de los más pequeños a la hora de introducirse en los conceptos básicos deportivos, que tienen su continuidad luego en la clase Láser.
Justamente, los exponentes de la categoría siguiente «se han ido sumando con el tiempo en esta Escuela de Láser, que se trata de embarcaciones de mayor dimensión en las que pueden ir personas mayores o los chicos de más de 15 años» y cuya importancia, además, radica en la posibilidad de «ir implementando y adquiriendo la parte de navegación y la competencia misma»; con el simple deseo de seguir sembrando y originando futuros competidores apasionados de la náutica.
Desde luego, la real aspiración de quienes ofician como promotores de la vela fueguina pasa por despertar la curiosidad de los participantes de continuar ligados al deporte ya sea por el placentero acto de navegar como por la competencia interna que se genera entre los habituales concurrentes a las regatas del calendario.