RIO GRANDE.- El domingo concluyó -en el gimnasio del CPET- el SEBA SIMONET TRAINING, a cargo de Sebastián Simonet, el mayor de los hermanos (los otros son Diego y Pablo) que defendieron la albicelste en los últimos Campeonatos Mundiales y Juegos Olímpicos de handball.
La actividad fue organizada por GO7 Indumentaria Deportiva, la empresa cordobesa especializada en indumentaria de handball, cuyo propietario Gonzalo Echavarría también acompañó al actual jugador de Villa Ballester (como en 2014, cuando también vino Pablo Simonet).
El profesor Luciano Obiol, entrenador del Club Universitario -a cargo de la previa de la actividad- agradeció a quienes colaboraron con la actividad: Andrea Freites, Ricardo Furlan, Daniel Harrington, Martín Pérez, Daniel Heredia y Guillermo Boucho. Como así también a los auspiciantes del evento: Sonora Bar, Martínez Sosa Seguros, Opticas del Sur, Aguas Khami y Lipshot.
A un pasito
“Estuve a nada de ir a Montpellier, donde juega Diego, tenía que irse un compañero de él, con un contrato grande. En mi caso tenía que decidir si volvía a Ademar León, ya se cerraba el libro de pases, volví a España, y dos días después se fue ese jugador, así que me perdí de jugar con mi hermano en uno de los principales equipos del mundo”.
Gracias al ENARD
“El ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) ha ayudado mucho al handball, con las giras, a veces nos olvidamos de lo mucho que nos ha ayudado. Tenemos que estar agradecidos, pero siempre poner la vara más alta. Como fuimos manteniendo nuestros logros, la beca ha sido del mismo nivel, cosa que no sucede con otros deportistas, a los que les bajaron el monto por una baja en el rendimiento, o a algunas se las sacado. Siempre se necesitan más becas, más giras, más material. Desde que funciona el ENARD, muchos deportes han ganando en nivel. Muchas federaciones han sabido actualizarse, han conseguido objetivos que parecían imposibles. Han conformado una Liga nacional, la han llevado delante de buena forma. El handball lo intentó en un momento, creo que duró un par de años, lamentablemente estamos lejos, pero comenté antes, existen proyectos para que en unos 4 años pueda conseguirse, y así demostrale a los chicos de las provincias que se puede llegar al más alto nivel, con equipos que jueguen Liga y que están e ciudades a 200 ó 300 kilómetros de la suya. No puede ser que cuando vayan a un Nacional de formativas tengan que desplasarce miles de kilómetros para jugar unos pocos partidos, hay que regionalizar el deporte, y que eso primeros clasificados (4 ó 5) después vayan a una Nacional, con los mejores del país”.
Diego campeón
“Fue una alegría enorme ver a Diego ganar la Champions, como tocar el cielo con las manos. Cuando Montpellier se clasifica a la ronda final yo estaba en España, me comunico con el entrenador nacional Manolo Cadenas para ver si podía ir a presenciarla, y me responde que no, que teníamos que ir a entrenar en Cachi (Salta), en la previa a los Juegos Sudamericanos (Odesur) de Cochabamba 2018. A Cachi llegamos una hora antes del partido, no había señal de DeporTV, no había wifi, y el único que tenía señal era el Colo Pablo Vainstein. Compramos 5 chips, y así lo arreglamos, conectamos el celular a un led, lo vivimos con amigos, fue muy lindo, la ganó (32-27 al también francés Nantes), metió 6 goles y fue el MVP del torneo. El se rompió el lomo para estar ahí, es un crack”.
Dos admirados
“Cuando yo empecé a jugar no había argentinos en el exterior, y acá mandaba Nuestra Señora de Luján, campeón durante muchos años. Yo miraba mucho a Martín Viscovich y a Pucho Jung, dos centrales con otro estilo de juego, los admiraba, ambos me marcaron. Afuera ya se veía mucho handball, y mis ídolos se fueron actualizando”.
La defensa, el top
“El verdadero handball se gana con la defensa, un equipo pasa a ser bueno si defiende bien. Hay muchos equipos buenos en ataque, que después flaquean en defensa. Cundo uno es ordenado y agresivo, no en cuanto a pegar o dar murra, sino aquella defensas que le propone cosas al ataque contrario. A mi como central me gusta hacer jugar a mis compañeros, a algunos le gusta más tirar, otros buscar al pivote. Hay árbitros que cortan o dejan seguir, y que en algunos momentos tienen que cortar sí o sí, para que el partido no se le vaya de las manos. El buen jugador y el buen equipo es el que se adapta a cada circunstancia”.
Grandes socios
“Con quien más me entendí y me sigo entendiendo es con mi hermano Diego, tenemos señas para cada jugada, apenas nos miramos y ya sabemos que vamos a hacer. Con Alex Costoya, en León, un lateral izquierdo, me entendía muy bien”.
El más recordado
“En la final de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, con Brasil, le ganábamos por dos a Brasil, me mando, tiro un rectificado al primer palo, lo metí, y me saqué como cinco kilos en la vuelta al campo propio, la presión era tremenda, es el gol que más recuerdo, y que más feliz me puso. Ese partido es el más inolvidable para los que lo jugamos”.