Francia aceptó el reclamo argentino de restituir los restos del cacique tehuelche Liempichún Sakamata que estuvieron expuestos hasta 2009 en el Museo del Hombre de París, luego de que el conde francés Henry de La Vaulx profanara su tumba a finales del siglo XIX.
BUENOS AIRES.- El proceso de restitución comenzó formalmente en junio de 2015 a través de la Cancillería argentina que gestionó una solicitud de sus descendientes, tanto los Sakamata de Puerto Madryn como del Lof Liempichúm de Río Senguer. “Numerosas comunidades de la provincia de Chubut fueron sumando su apoyo a lo largo del reclamo. Recién a partir de esta nueva gestión, el INAI cuenta con un área que se dedica exclusivamente atender los asuntos internacionales, lo cual potenció el reclamo de la comunidad”, explica Magdalena Odarda, presidenta del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
“Están abiertos otros dos casos con el Museo del Hombre – amplía Odarda–. Uno, sobre otro de los ancestros que se llevó el Conde francés, quien se apropió de 18 esqueletos y 100 cráneos de comunidades de toda la Patagonia, y el otro, por la ubicación del cacique Guaycurú Lisali, que fue regalado al príncipe de Orleans”.
La Vaulx había venido a nuestro país por encargo del Ministerio de Educación de Francia para buscar restos óseos de la Edad de Piedra. Sin embargo el Conde, lejos de realizar excavaciones arqueológicas, se dedicó a profanar y saquear tumbas de personas fallecidas recientemente, además de obtener fotografías y otros objetos arqueológicos y etnográficos gracias a la confianza que se ganaba de los pueblos tehuelches. El resultado de su recorrido fue descrito por él mismo en su diario Voyage en Patagonie, publicado en 1901.
La no exhibición de restos humanos en los museos es un cambio de las últimas décadas en el paradigma museográfico. En 2006, la Dirección Nacional de Museos y Patrimonio emitió un documento en el que sintetiza toda la normativa internacional y nacional y fija posición respecto a las investigaciones y exhibición de restos. “Estos cambios tienen que ver con el cumplimiento de esa normativa y fundamentalmente con el lugar que tienen las comunidades en su derecho a opinar y a reclamar los restos humanos que se encuentran en los museos y en proceso de estudio por parte de los equipos de investigación”, explica Leonor Acuña, directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL).
Para Odarda, a su vez, la restitución de Sakamata es parte de “una perspectiva de respeto y derecho hacia las tradiciones y valores culturales de cada comunidad”.
Para el INAPL, como órgano de aplicación de la Ley 2574/2003 de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, es fundamental también que los pueblos reciban los resultados de las investigaciones que se hicieron y hacen en los sitios arqueológicos y en el estudio de los restos humanos. “Como investigadores esa es nuestra obligación”, señala Acuña y agrega: “Para las comunidades es muy importante recibir ambas devoluciones. Tener los datos sobre la salud, alimentación, prácticas culturales de sus antepasados permite saber sobre sus mayores, hacer uso de los resultados de las investigaciones, y plantear necesidades ante una ciencia que escucha y da respuestas”.
El viaje de los restos de Sakamata lo está coordinando el Programa Nacional de Restitución de Restos Humanos Indígenas de la Dirección de Afirmación de los Derechos Indígenas del INAI, a través de Cancillería, con los ministerios de Europa y Asuntos Exteriores y de Cultura de Francia y con las comunidades de Chubut y el Municipio de Sarmiento, Chubut.