“Fue un año inolvidable para mí, no esperaba tanto”


El Conejo Vidal fue el romperredes de la Liga Metropolitana de Futsal; el fueguino la rompió toda en el 2017.

RIO GRANDE.- El descanso del goleador. Después del gran año que tuvo Pablo Vidal en San Lorenzo de Almagro donde llegó a semifinales de la liga de Futsal AFA más importante de la Argentina, se encuentra en su ciudad junto a sus seres queridos que son el cable a tierra que lo ayudarán limpiar la cabeza tras un año muy intenso, lleno de logros grupales y personales que lo han llevado a ser una de las revelaciones de la temporada 2017.

El año que tuvo con el elenco de Boedo le permitió ser el goleador de la temporada con la suma de 52 tantos, una enormidad para la Liga, 10 goles más que su más inmediato perseguidor, Iván Brizuela de Villa La Ñata y 17 más que el tercero, Santiago Basile de Kimberley.

Pero además de ser parte de la Selección Argentina compartiendo cancha con muchos campeones del mundo para obtener el cuadrangular Internacional de Tailandia donde fue él quien con un gol a menos de un minuto del cierre le permitió levantar la Copa disputada en Bangkok.

Vidal visitó el programa deportivo Fair Play que se emite por Aire Libre FM y dejó sus sensaciones sobre el gran año que tuvo.

– ¿Pablo, esperabas algo así en tu primer año en San Lorenzo?

– La verdad que fue un año inolvidable, salió mucho mejor de lo que pensaba, me encontré con un club bárbaro y con compañeros fuera de serie que me hicieron sentir muy bien desde el principio y el hecho de compartir plantel con otros jugadores que recién se acoplaban, también ayudó mucho.

– ¿Y ser el goleador del mejor torneo de la Argentina?

– Lo tomo tranquilo, pero la verdad que es algo muy bonito, verse ahí arriba por delante de grandes jugadores y goleadores como Brizuela, Persec, Santos, Vaporaki, es un premio al esfuerzo que hicimos a lo largo de todo el año.

– ¿Además debe ser importante que tus compañeros confíen en vos a la hora de los penales?

– Uno cuando llega a un club nuevo sabe que debe esperar su oportunidad, ya están designados los jugadores que se hacen cargos de los penales o tiros libres sin barrera, pero a medida que van pasando los partidos y tus compañeros van tomando confianza en vos, te dan todo el apoyo para que en el mismo partido pidas la pelota y te hagas cargo, las cosas salieron bien de un principio y siempre fui el encargado de ejecutar las infracciones. Es una responsabilidad linda, pero que en ciertos momentos definitorios antes de patear me pregunto ¿para qué la agarré? Pero es una linda presión.

– ¿Debés sentir mucha confianza para tomar la pelota en esos momentos?

– No solo es la confianza que te dan los compañeros, también es trabajo; cuando terminan los entrenamientos le pido a alguno de los arqueros del club que me ayude, que se quede conmigo 15 o 20 minutos más para perfeccionar mis ejecuciones y a la hora de los partidos ese trabajo me da más confianza, me permite ir a buscar la pelota con otra determinación; después el hecho de ver cómo se para el arquero, si se adelanta, si se queda abajo de los tres palos, todo eso influye a la hora de ejecutar un doble penal.

– ¿Qué se siente jugar al lado de jugadorazos como Stazzone y Villalba?

– Damián siempre me sorprende, partido a partido queda demostrado la clase de jugador que es; para mí fue el único que siempre jugó 7 u 8 siete puntos para arriba, jamás bajó el nivel ni la intensidad en su juego; en defensa es implacable, te da la tranquilidad a los delanteros de saber que él está atrás para solucionar cualquier error nuestro. Es un capitán fantástico, siempre pone al compañero por delante de él, es un líder adentro de la cancha y más aún fuera de la cancha, cuando debe defender a un compañero, hablar con los dirigentes, pelearse con los hinchas, es nuestro líder. Y de Edu qué te puedo decir, es fabuloso en lo individual, a lo largo del año nos ayudó mucho en el mano a mano porque genera muchísimos espacios y eso repercute en los rivales que a la hora de enfrentarlo retrasan mucho las defensa y eso nos ayuda mucho a nosotros a jugar más cómodos y tranquilos.

– Recién dijiste se pelea con los hinchas, ¿San Lorenzo llevaba tanta gente a las canchas como éste año?

– No, éste año coparon todas las canchas, sobre todo cuando jugábamos en Boedo; la gente se identificó con nosotros y nos apoyó de principio a fin, lo que se generó con ellos fue único, jamás se había visto algo así en el Futsal de Buenos Aires; fue algo histórico que nosotros jugáramos en el nuevo Polideportivo de Boedo, se vivió el clásico con Huracán después de 40 años, más de 2.000 personas coparon las instalaciones…

– Te tocó ser el goleador esa noche…

– Si fueron cuatro goles, fue una linda noche y que permitió que la gente se acercara más a nosotros; uno camina por Boedo, Floresta, Flores donde hay muchos hinchas de San Lorenzo y te paran para saludarte, para sacarse una foto, te preguntan cómo va todo, si sigo en San Lorenzo, y eso te hace sentir muy bien.

– Luego fueron segundos en la fase regular y después semifinalistas.

– Fue un gran año para un grupo nuevo, estuvimos mucho tiempo punteros en el torneo, luego en los playoffs quedamos afuera por errores propios ante un equipo muy bueno como Kimberley que no te perdona las equivocaciones.

– Y para coronar el gran año, fuiste parte de la Selección Argentina Mayor.

– Fue una experiencia única compartir plantel con muchos de los campeones mundiales y jugar en un país tan lejano como Tailandia, encontrarnos con países que están en pleno crecimiento deportivo que nos sorprendió, y que tuvimos la suerte de quedarnos con el cuadrangular.

– Encima lo hicieron con un gol tuyo sobre el final.

– Sí, llegamos a la fecha final jugando una final con el dueño de casa, empezamos ganando pero luego ellos nos empataron, y a falta de tres minutos y medio, los dos equipos arriesgaron con arquero jugador para conseguir el triunfo, y sobre el final me tocó anotar a mí, casi lo fallo pero por suerte ingresó para levantar la copa.

Y con la humildad de siempre se fue Pablo Vidal, agradeciendo tanto cariño por parte de la gente de Río Grande que a lo largo del año lo mimó con mensajes y llamados, felicitándolo por los logros que iba consiguiendo y que fueron un motor más para intentar llegar a lo más alto.